Por Hugo Cáceres @HuguizCaceres
Minutos después de las tres de la tarde comenzó una nueva audiencia en el juicio a las Juntas Militares. En la jornada de hoy, coincidieron una serie de testimonios de víctimas de la represión ilegal con alguna discapacidad.
El primero en declarar fue Juan Agustín Guillén, de 35 años, quien tiene una pierna ortopédica. Guillén contó que fue capturado el 7 de diciembre de 1978 cuando un grupo de hombres armados penetró en su casa de Villa Dominico: “Entraron preguntando dónde están los ‘fierros’ y ante mis respuestas negativas, me golpearon y esposaron“. Después de revolver la vivienda, se apoderaron de un mimeógrafo que utilizaba junto a su mujer para tareas relacionadas al instituto de discapacitados del que formaban parte. Guillén fue detenido junto a su bebé de siete meses, quien luego fue entregado a su suegra, Susana Weill de Brull. Su esposa, Mónica Brull de Guillén, fue también detenida unas horas más tarde.
En el centro clandestino de detención El Olimpo, Guillén volvió ser maltratado. “Largá todo, tu esposa ya cantó“, lo amenazaron. Los presentes se sorprendieron cuando Guillén contó que pudo comprobar que, en este centro, había otros prisioneros que gozaban de mayores libertades e integraban un denominado “consejo“ y que algunos de ello, incluso, participaban en los interrogatorios, entre los que destacó a Horacio Cid de la Paz.
Varios de los testimonios señalaron a Julio Héctor Simón, conocido como “El Turco Julián“, como interrogador y torturador de los prisioneros . La sala volvió a quedar atónita cuando Guillén declaró que, dos días luego de ser detenido, se encontró con su mujer en el centro clandestino y su mujer le contó que “había sido picaneada, incluso en el vientre, y como estaba embarazada, ello le provocó un aborto al mes siguiente“. Al momento de ser liberados, Julio Héctor Simón le advirtió expresamente a la mujer: “Dejate de joder porque, si no, también te vamos a violar“.
El segundo testimonio fue el de la esposa de Guillén, Mónica Evelina Brull, una mujer no vidente de 27 años, quien contó que fue detenida en el cruce de las calles Cangallo y Uriburu de Capital Federal. Al detenerla, le dijeron pertenecer a “las fuerzas legales“, y estaban acompañados por su compañera de estudios primarios Marta Gertrudis Hlaczik, quien trató de calmarla.
Brull contó que ella también fue interrogada por “El Turco Julián”, quien le preguntó por su grado de militancia. Ante la respuesta negativa, ordenó: “A la máquina“. Eufemismo utilizado para la tortura con la picana eléctrica. Además, explicó que su participación en la Unión Socioeconómica de Lisiados se inició luego de la desaparición de la secretaria Claudia Inés Grunberg.
El tercero en declarar fue el ciudadano boliviano Gilberto Rengel Ponce, miembro de organismos como Unión Nacional Socio Económica del Lisiado, Cristianos para la Liberación y el Frente de Lisiados Peronistas, señaló que fue entregado por Marta Gertrudis Hlaczik, cuando tenía que entrevistarse en la estación de Ciudadela con su esposo, José Liborio Poblete Roa, a quien le faltaban dos piernas.
Los tres declarantes confirmaron que, luego de ser liberados, recibieron un papel con un nombre y un teléfono al que debían comunicarse periódicamente para colaborar con información. Ponce presentó el papel que le dieron al liberarlo y lo entregó al Tribunal.
Por último, declaró la madre de la mujer no vidente, Susana Weill de Brull, quien confirmó que el 9 de diciembre le entregaron a su nieto, y que el 21 de diciembre su hija recuperó la libertad.
Mónica Brull de Guillén (Foto: memoriaabierta.org.ar)