Por Gabriel Sotelo
Las redes sociales como modo de comunicación siguen expandiéndose y cada vez suman más usuarios. La necesidad de estar “conectados” constantemente hace que las personas ocupen más tiempo en la vida virtual que en la real. Esto es aún más notoriedad en los enunciadores emergentes, que trabajan mediante las plataformas digitales.
Daniela Sruoga, licenciada y profesora en Sociología, egresada de la Universidad de Buenos Aires, explicó los comportamientos y los efectos que se generan a partir de esta dependencia a las redes. “Ninguna adicción es buena. Creo que afecta en las relaciones que se generan cara a cara, sobre todo por perderse momentos por estar hiperconectados”, afirma la socióloga, para quien esa hiperconexión también “genera una falta de concentración y ansiedad por estar pendientes al celular, por ejemplo para ver la hora”.
Con respecto al control sobre la dependencia, sostiene que “muchas veces excede las voluntades individuales porque, en ciertas situaciones, la propia dinámica de las relaciones impone que se esté conectado o mirando continuamente el celular”. En ese contexto, para los influencers es particularmente ejercer un control, dado que “su trabajo se basa en la cantidad de visitas o de gente que consume lo que ellos hacen”, explica Sruoga.
Para la especialista, lo positivo de las nuevas formas de comunicación es que “hay que aprovecharlas y tenerlas en cuenta en las aulas porque son parte del día a día de las nuevas generaciones”. Un buen uso, por ejemplo, es la facilidad en la búsqueda de información tanto nacional como internacional, que antes tardaba muchísimo tiempo y ahora con internet es instantánea, continua y acelerada.