Por L. Garabato, S. Otero, E. Leis y A. Rodríguez

Chancleta era un término utilizado tanto en la Argentina como en otros países del mundo para referirse a las mujeres, comparándolas con el tipo de calzado del mismo nombre. Para los hombres, hasta hace no muchos años atrás, una mujer podía ser fácilmente reemplazada si éste ya no la necesitaba. Las chancletas son elaboradas con materiales poco perdurables y renovadas de forma frecuente. Al referirse a las mujeres de esta forma, los hombres les daban el rol de un objeto, una propiedad exclusivamente suya hasta que ellos lo desearan. En la sociedad patriarcal, la mujer no tiene voto y es descalificada hasta por sus pares. 

“Cuando vimos que la obra la había escrito un hombre no lo podíamos creer. Mirá los estereotipos que todos y todas tenemos que no podemos pensar que un hombre pueda hablar tan bien en relación a la violencia de género”, contó la directora, Anabella Valencia. Además, agregó que como es un tema tan delicado y profundo tuvieron que investigar más sobre la violencia de género y el abuso intrafamiliar en la Argentina. “Cuando vimos que la obra la había escrito un hombre no lo podíamos creer”.

Teresa, Gabriela y Romina -abuela, madre e hija respectivamente- viven juntas hasta que deben enfrentar la llegada de un nuevo hombre a la familia. Gabriela sufre violencia casi constantemente de parte de su madre. Es una mujer susceptible y, además, humilde. Es muy diferente a Teresa, que goza del lujo a cualquier costo y bastardea a su hija por no haber seguido sus pasos. Teresa le asegura a Gabriela que ella lo único que debe hacer es serle fiel a un hombre para que esté a su lado y la proteja. 

Romina transita la adolescencia y suma un gran conflicto a Gabriela, que no es respetada por nadie en su familia. La violencia intrafamiliar es visible en cada acto, básicamente en toda interacción entre los personajes. Y la violencia machista también es notoria de una mujer hacia la otra.  

Uno de los objetivos de la obra es romper con la sociedad patriarcal y con todo aquello que ni siquiera es cuestionado. “Llegamos a la elección de que la obra iba a ser una construcción de esos machismos que todos y todas tenemos naturalizados. Esto se ve en la forma de vestir, los intereses de las mujeres, la música y la importancia que le dan al macho. Hicimos una construcción exacerbada para desnaturalizar lo que vemos como algo normal”, explicó Valencia. 

La directora destaca la importancia de denunciar en casos de violencia de género porque, mientras más sean los casos, más difícil será encubrirlos. La mayoría de las mujeres que lo hacen van acompañadas por otras mujeres para sentirse más protegidas. A menos de dos semanas de la cuarta edición de #NiUnaMenos, el estreno de esta obra busca visibilizar desde lo más cotidiano la sociedad patriarcal instaurada en casi todo el mundo desde hace miles de años. Las mujeres no se callan más, no serán chancletas descartables para los hombres y tienen voz propia con la que piden que las paren de matar.