Por Nazarena Lomagno

Hubo un tiempo en que el teatro por radio fue hermoso y la imaginación de los autores para crear historias era libre de verdad. Pero la tecnología evolucionó y el universo de la narrativa radial se fue condicionando, achicando y transformando.

Junto con Radio Nacional, la primera emisora del Estado argentino, creada en 1937, la llegada de la década de 1930 trajo consigo la popularidad de las radios Splendid, Belgrano y El Mundo, que ampliaron la difusión del radioteatro. En ese entonces descollaba el folletín, género dramático basado principalmente en temáticas amorosas. La época de oro de la radiofonía, no obstante, se registró entre 1940 y 1960. Reforzada por ser el principal escenario de la campaña presidencial de Juan Domingo Perón en 1946, hasta la invención de dispositivos portátiles a mediados de 1950, la radio fue el medio de comunicación dominante y la narrativa radial de ficción, una práctica dirigida a las masas. Artistas como Eva Duarte, Niní Marshall, Enrique Santos Discépolo y Tita Merello, programas como “Los Pérez García” y “Los cinco grandes del buen humor” y el guionista Alberto Migré son algunos ejemplos de prestigiosos íconos de aquella época.

Entrada la década de 1960 la popularidad del medio comenzó a decaer: el arribo de la televisión al país de la mano del empresario Jaime Yankelevich originó el reconocimiento de figuras como Tato Bores, Beatriz Taibo y Alberto Olmedo, y el éxito de los programas “Almorzando con Mirtha Legrand”, “Feliz Domingo” y “Titanes en el ring”, entre otros. Las emisoras radiales, paulatinamente, fueron desplazadas, y con ellas, el radioteatro se convirtió en un pasatiempo de segunda opción. Con el paso de los años, la ficción radial tomó mayor distancia del público masivo y su espacio se achicó considerablemente.

El radioteatro forjó nuevas formas de encuentro familiar y social.

UN GÉNERO QUE RESISTE CON AGUANTE

Para María Mercedes Di Benedetto, miembro del Consejo Profesional de Radio de la Sociedad General de Autores de la Argentina (Argentores), “el género no va a desaparecer nunca, resiste, se reinventa”. Desde la asociación, en conjunto con el municipio de Avellaneda, en 2017 realizó talleres gratuitos de radioteatro y aseguró que la cantidad de inscriptos “desbordó” porque “las historias de ficción siempre serán parte de los medios” y más en la radio, que, según Di Benedetto, creció exponencialmente gracias a internet.

En esa línea, en 2010 se inició el auge de los podcasts, plataformas multimedia descargables o disponibles en aplicaciones por suscripción, como Spotify, para servir de soporte radiofónico aggiornado al campo virtual. “Son la gran oportunidad para el género. El soporte es beneficioso para la ficción, ya que la idea de escuchar cuando el oyente quiere beneficia a los relatos más elaborados, que requieren más atención. Pero, por otro lado, es tan accesible crearlos desde el punto de vista tecnológico que a veces se pierde de vista el contenido, la calidad”, opina Marcelo Cotton, director de Narrativa Radial, centro de formación y creación del relato en radio que funciona desde 2007. Dentro de la institución se realizan cursos de Interpretación de Radioteatro, Dramaturgia radial y Lectura expresiva y las edades de los integrantes, según Cotton, oscilan entre los 30 y 70 años. Para el director, no hay una franja etárea definida para la audiencia interesada por el género: “Podría haber un pequeño grupo de avanzada edad que sigue las pocas emisiones de radioteatro clásico y otro mayor, de más jóvenes, que puede simpatizar con programas que incluyan pequeñas dosis de ficción”. Di Benedetto coincide y agrega que el público se define de acuerdo a lo que se ofrece. “Si seguimos pensando al radioteatro como viejas remanidas o novelas rosas, el target será muy limitado. Sin embargo, en Radio Nacional, junto con Marcelo Camaño, he realizado ficción a partir de crímenes reales en Argentina y los guionistas eran jóvenes, proponían algo distinto. Eso hizo que tuviera muchísima repercusión”, recuerda. Igualmente, la autora reconoció que el público entre los 20 y los 30 años se encuentra “en una especie de agujero negro” ya que carece de producción específica para sus intereses, y atraer a esos oyentes “es uno de los desafíos del radioteatro”.

El ciclo que logró mantenerse dentro de Radio Nacional es “Las dos carátulas”, conducido por Nora Massi. Nacido el 9 de julio de 1950, es el programa que emite obras de la dramaturgia nacional e internacional que ha permanecido por más tiempo al aire, en forma ininterrumpida desde entonces. Según Di Benedetto y Cotton, las diferencias en cuanto a producción, difusión y calidad del contenido con respecto a la época en que se originó recaen en la reducción del espacio de los estudios, de los elencos, la difusión y la revisión de las tramas. Además, Di Benedetto recalcó que, si bien es un avance que los efectos especiales de sonido se faciliten con internet, “muchas veces todo suena muy enlatado y no cuentan del todo lo que uno quiere”. Cotton agrega: “Los recursos con los que contamos son acotados, pero hay una semejanza única y tiene que ver con la magia, es la misma”.