Por Juan Gómez Tiutiunnyk
Bárbara Acevedo es candidata a legisladora porteña por el PTS. Comenzó a militar porque veía un país en decadencia y quería involucrarse en la construcción social. Se recibió de enfermera en 2004, dos años antes de empezar a trabajar en el área de Oncología pediátrica del Hospital Garrahan, cargo que ocupó hasta 2009, cuando pasó al sector de adolescencia, donde se desempeña hasta hoy. Desde el PTS, asegura, pelean por la defensa de la salud pública, el trabajo genuino y la no reducción del presupuesto de Salud pública.
–El Garrahan es un hospital autárquico, tiene fondos del Gobierno nacional y de la ciudad de Buenos Aires y algunas colaboraciones del sector privado. ¿Desde cuándo se sienten los recortes de presupuesto?
–Mauricio Macri comenzó con los recortes cuando era jefe de Gobierno porteño. En 2015 el PRO hizo bajar el presupuesto del hospital en 453 millones de pesos. Un año después, con minoría en la Legislatura pero con el apoyo de todos los partidos salvo el Frente de Izquierda, logró que se aprobara otro recorte de 348 millones de pesos. Ya con Macri en la Presidencia y Rodríguez Larreta como jefe de Gobierno, en el período 2017/2018 el presupuesto pasó de 5.200 a 6.500 millones de pesos (entre Nación y ciudad). Teniendo en cuenta que la inflación de los últimos dos años estuvo alrededor del 50 por ciento, la reducción es de casi el 25 por ciento. Si bien el presupuesto subió, es ínfimo con la inflación actual.
–Un presupuesto tan degradado afecta la calidad de servicio médico, la infraestructura edilicia y la compra de insumos. ¿En qué área del Garrahan se notan más los recortes?
–El Garrahan es el termómetro de la salud en la Argentina. Si este hospital está colapsado, quiere decir que las salitas de barrio, los hospitales más pequeños y los centro de salud nacionales están destruidos. Lo más crítico es el deterioro de la infraestructura edilicia. El jardín maternal es una de las partes más afectadas. Por ejemplo, la sala para chicos de 3 años fue cerrada cuando el gobierno kirchnerista estaba en Nación y el macrista en la ciudad. Hoy se redujeron las vacantes en el sector maternal, por lo que las trabajadoras del hospital no tienen garantizado el cuidado de sus bebés durante el horario laboral.
–¿Qué ocurre con los insumos?
–Los insumos bajaron en cantidad y calidad. Los catéteres y sets de difusión continua para administración de medicación, por ejemplo, son obsoletos o no alcanzan. Varios bebés comparten bocas de oxígeno por falta de insumos. Esto fue denunciado por los trabajadores y hasta la jueza María Servini fue al hospital a constatar ese riesgo infectológico. Hay más médicos, pero en su mayoría son residentes. Son tomados como mano de obra barata y, en algunos casos, hace tres meses que no cobran.
–¿Cuál es la situación de la guardia?
–Es otro sector muy afectado. Hay un hacinamiento que lleva a una crisis cíclica en cada época estacional. En invierno, cuando aumentan las enfermedades respiratorias, la guardia colapsa y los pibes duermen en los pasillos. El lugar se convierte en un foco infeccioso para pacientes, acompañantes y trabajadores.
–¿Cómo afecta esta situación de precariedad a la salud de los trabajadores?
–El hospital tiene cinco mil trabajadores, de los cuales 3.800 somos de planta permanente. En 2014 hubo 11.700 consultas psiquiátricas realizadas por empleados sólo en medicina laboral, sin contar las consultas privadas por obra social. Por los resultados hasta ese año, se pudo comprobar que hay más consultas que empleados. Esto demuestra que las patologías que afectan a un trabajador son varias. Cuando me propusiste hacer la nota solicité el índice de consultas médicas de 2018, pero me fue denegado. Sin embargo, sabemos que hubo alrededor de 18 mil consultas psiquiátricas.