Por Agustina Fernández Mallo
“Espero trabajar hasta el último día de mi vida. Dejaré de actuar sólo cuando no pueda más”, dijo el prestigioso actor Oscar Martínez durante una conferencia de prensa online exclusiva para alumnos de la escuela de periodismo Tea, realizada el lunes 20 de abril. Durante más de una hora, el protagonista de “El cuento de las comadrejas” habló de sus aspiraciones, la política latinoamericana, el uso de las redes sociales y hasta de su flechazo con la profesión.
El primer actor de América latina en ganar la Copa Volpi a Mejor Actor en el Festival de Cine de Venecia por su papel en “El ciudadano ilustre” tiene casi medio siglo de trayectoria profesional. Sin embargo, afirmó, cada vez le gusta más actuar. “No me imagino dejar de trabajar por voluntad propia. Estoy muy enamorado del cine, le encontré un placer que antes no hallaba. Lo elegiría antes que al teatro, y me quedaría sólo con él, pero no tengo por qué escoger entre uno u otro”.
Quien conoce a Martínez sabe que se manifestó reiteradas veces en contra del peronismo. Sin embargo, no niega “la solvencia y soltura” del presidente Alberto Fernández para comunicarse en público, y lo describe como “un argumentador profesional”.
“Veo a América latina muy proclive a caer en el populismo por razones históricas y de orden social. Todos sabemos que la inequidad es mucho más pronunciada que en Europa y que casi todas nuestras democracias han sufrido golpes de Estado. Cuesta mucho respetar la ley”, opinó Martínez, y agregó: “La miseria, la ignorancia y el nivel cultural son funcionales a los gobiernos populistas. Tratan de seducir a los pobres con promesas que, la mayoría de las veces, son falsas. No llegan a modificar el destino de los que los votan para cambiar de condición”.
El actor insistió en la importancia de generar políticas de Estado para una industria audiovisual (inexistente, según él) merecedora de más premios de los que recibe. Explicó que sin esas políticas “es difícil, por no decir imposible”, originar una industria. A continuación, recordó que cuando se intentó crear estas políticas, hubo “intereses muy grandes que conspiraron en contra”. Hollywood copó el mercado por ser parte de un “país omnipotente”. “Como todo imperio, tiende a universalizar su cultura por medio del cine, y hoy lo hace a través de las plataformas”, afirmó.
Su determinación no sólo se manifiesta en su pensamiento político, sino también en las elecciones de su vida privada. El actor no tiene ningún perfil en redes sociales, a las que se muestra reacio. “Ya tengo suficiente exposición. No me interesa contar mi vida, si estoy rodando, viajando, en qué pienso, cómo vivo, dónde voy a comer”, enumeró.
Martínez, además, escribe. Es autor de “Ensayo General”, un libro que revela apuntes sobre el trabajo de actor. El 23 de noviembre de 2017 fue elegido académico de número de la Academia Argentina de Letras. Su pasión por la literatura es de público conocimiento. Al respecto aseguró que el libro que lo marcó fue “Sobre héroes y tumbas”, de Ernesto Sabato. El ensayista, junto con el “extraordinario y sublime” Albert Camus y con Paul Auster, constituyen su top tres de escritores preferidos. “Seguro estoy siendo injusto con muchos otros, la lista es larga”, aclaró.
El actor de “Relatos salvajes”, por mencionar uno de sus tantos papeles, relató el momento en que supo cuál sería su profesión. A los 14 años, sacó dos entradas para ir al teatro con su hermana menor. “Tuve una epifanía, la revelación de que yo tenía que hacer eso que hacían esos señores que estaban arriba del escenario, y que eran nada más y nada menos que Ernesto Bianco y Osvaldo Miranda”. Después, ya siendo actor, entendió que “la vocación venía de fábrica” al recordar que los domingos de su infancia actuaba para sus primas y primos. “Tenía el don de la imitación”, recordó.
A pesar de reconocer su evidente talento, Martínez se encontró perplejo al haber ganado el premio al Mejor Actor en el Festival de Venecia. “Soy durísimo conmigo”, confesó. A su vez, opinó que el éxito es “un gran malentendido” y que lo que vuelve a alguien dichoso no es la fama sino “el respeto, afecto y gratitud de la gente” que, afirma, le da pudor y lo sonroja porque él “sólo” está haciendo lo que le gusta.
Finalmente, asumió que le cuesta adaptarse al confinamiento. “No trabajar por mucho tiempo no me hace bien”. Esto, sumado al hecho de que estaba rodando una película en España con Antonio Banderas y Penélope Cruz, que, asegura, estaba disfrutando mucho, “fue como despertar de un sueño para entrar en una pesadilla”. Por último, agregó: “No soy de los que piensa que la humanidad va a mejorar y que esta pandemia tiene un resabio moral. Ojalá”.