Por Julieta Aichino

En el mundo del revés, las mujeres perciben un salario entre 25 y 40 por ciento más bajo que los hombres. En ese mundo está comprobado que cuando el número de mujeres ocupadas aumenta, el crecimiento económico también. En la actualidad de una Latinoamérica del revés, más de 25 millones de mujeres en edad laboral no tienen empleo.

LA PRECARIZACIÓN

El informe sobre el tercer trimestre de 2019 del departamento de Estudios Estadísticos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) de la Argentina deja en evidencia que los hombres son un 58 por ciento de la fuerza de trabajo y ellas, un 42 por ciento. También revela la escasa variedad de actividades económicas, con cuatro actividades nucleando casi el 60 por ciento del trabajo femenino cubierto: un 3,6% pertenece a la salud humana y servicios sociales, un 12,4% a la enseñanza, un 13% al servicio doméstico de hogares y un 29,5% a la administración pública.

El informe del tercer trimestre de 2020 muestra que esta segmentación se mantiene. Las mujeres en la administración pública pasan a representar el 31,3%, al tiempo que en el servicio doméstico registrado llegan hasta un 12,8%, en la enseñanza un 11,8% y en la salud humana un 5,7%. El trabajo muestra, además, que la caída de la cantidad de trabajadoras fue de un 3,6% y que hubo una mayor falta de heterogeneidad en las labores del sector femenino.

El servicio doméstico, uno de los sectores laborales con más presencia femenina

Leila García tiene 42 años, es enfermera en el Hospital Rivadavia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y relata que cuando comenzó a estudiar enfermería, sobre 40 ingresantes a la carrera, 35 eran mujeres. “Opté por esta profesión ya que, siendo madre, la única carrera relacionada a la medicina en la que se puede empezar a trabajar a los tres años es enfermería”, recuerda esta madre soltera de tres hijos de entre 20 y 15 años que en 2022 cumple 25 años como enfermera. García narra que la mayoría de sus compañeras estudió enfermería para poder pagar una niñera y alimentar a sus hijos mientras progresaban en sus trabajos.

Gabriela Toloza, profesora de geografía en el Colegio Del Carmen de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, observa una “mayor centralización de mujeres en el nivel inicial o primario que en el secundario o universitario”. También agrega que “de chica soñaba con ser cocinera o profesora porque era lo que más relacionaba a lo que había que ser”, y que su trabajo está “totalmente precarizado”.

LOS TRABAJOS DE LAS MUJERES EN COLOMBIA

Tres de cada diez colombianas en edad económica activa trabajan en comercio, hoteles o restaurantes. Otras tres se dedican a servicios comunales, sociales y personales, mientras que una de cada diez trabaja en la industria manufacturera y otra, en actividades inmobiliarias y empresariales. Aunque hay más carreras y oficios, la concentración abunda en relación a los trabajos femeninos.

La senadora por el Centro Democrático María del Rosario Guerra cuenta que, junto al ex presidente Iván Duque Márquez, impulsó una Ley de Inversión Social y políticas cuyo objetivo era ayudar a reducir el desempleo femenino. “Una trata de que las empresas que incorporen mujeres menores de 28 años tengan un beneficio del 25% para los costos de vinculación. Pero además, si la mujer vinculada es mayor de 28 años, cobran un beneficio del 15%”, menciona Guerra.

La senadora asegura que “ciencia, tecnología e infraestructura son sectores donde, lamentablemente, todavía hay un gran déficit de participación femenina” y que tiene una preocupación prioritaria por “las jóvenes de entre 14 y 28 años que concentran el 45,3% de desocupadas”.

LA DESIGUALDAD EN LA POLÍTICA

Hace años que Colombia cuenta con la Ley de Cuota o “cupo laboral femenino” establecido en un 30 por ciento para los cargos del Estado. Si bien la senadora Guerra cataloga como la cifra como “insuficiente” y asegura que “Iván Duque se comprometió a cumplir con el 50% en su gabinete y lo cumplió”, la realidad es que, aunque las mujeres predominan entre la población colombiana en edad activa, sólo cuatro de cada diez tiene empleo contra seis de cada diez hombres.

EL ESPEJO DE ESTADOS UNIDOS

En Estados Unidos el 88,9% de las enfermeras registradas son mujeres. El 80,5% del sector de enseñanza primaria y secundaria, también. Aún hoy persiste la idea de que los cuidados y la enseñanza básica están a cargo de las mujeres casi de manera exclusiva. En cambio, en construcción ocupan el 10,3%, en agricultura el 26,2% y en concesionarias de autos un 17,9%.

Sarah English es gerente de Sister Cities of Nashville y describe su trayectoria laboral “como cualquier otra”. “Estudié, conseguí contactos y tengo el trabajo que siempre quise”, dice. La empresa donde trabaja conecta destinos y experiencias turísticas de todo el mundo con personas.

En Kansas City se encuentra Kate Arriola, la otra cara de la moneda. Tiene 50 años, cuatro hijos y toda una vida trabajando en el sector de limpieza. “Apenas me alcanzaba para la renta y para llevar a Burger King una vez a la semana a uno de mis hijos. Una semana le tocaba a uno y otra a otro, de esa manera todos podían comer una hamburguesa al mes”.

LOS ROLES FEMENINOS

Desde la niñez, los roles de las mujeres y los varones están muy definidos. Cada uno tiene sus colores, sus juegos, sus reglas sociales: héroes vestidos de azul y princesas vestidas de rosa; las mujeres optando por profesiones en las que la preocupación central es el cuidado del otro; hombres orientándose hacia áreas donde se demuestre poder y liderazgo. La influencia de los estereotipos de género en el mercado laboral se leen en las estadísticas. ¿Por qué las profesiones están segmentadas a una condición genética? ¿Cuál es la razón de la existente brecha salarial? ¿Por qué hay que implementar leyes con cupos para que las mujeres puedan llegar a cargos jerárquicos en la política? ¿Por qué el trabajo no remunerado de la mujer sigue en casa casi en el 100% de los casos? La perspectiva de género y el feminismo tienen mucho por enseñar.