Por Shannon Prickett
El 15 de noviembre se cumplieron cinco años del hundimiento del ARA San Juan. Sin embargo, el peritaje del submarino sigue sin realizarse y los motivos que originaron la explosión continúan siendo una incógnita. “Es muy difícil pelear con los poderes políticos y económicos que operan desde las sombras y no quieren que se avance con la investigación”, dice Luis Tagliapietra, abogado y querellante de la causa, pocos días después de que se conociera que la Justicia había sobreseído al exmandatario Mauricio Macri y a varios funcionarios de la AFI en la causa de espionaje a los familiares. A Tagliapietra la tragedia lo atraviesa desde lo más íntimo: su hijo Alejandro era uno de los cuarenta y cuatro tripulantes.
En 2019 pidió la conformación de una unidad especial de investigación para acelerar el proceso y “evitar que a futuro pueda ocurrir algo similar”, según dice. Por otro lado, los diversos proyectos de ley que buscan mantener viva la memoria permanecen encajonados en el Congreso.
-La iniciativa para decretar feriado el 15 de noviembre ya pasó por la Comisión de Legislación General, pero aún falta que se apruebe en la Comisión de Defensa Nacional. ¿Cuáles son las principales trabas para que no se apruebe?
-Los proyectos de ley que se presentaron -no sólo para decretar feriado nacional, sino también otros para, por ejemplo, decretar a los 44 tripulantes ciudadanos ilustres y algunas otras iniciativas municipales- están encajonadas. Cuando se acerca esta fecha, se reitera el pedido por cuestiones emotivas. Un proyecto que me gusta mucho es declararlo un día de homenaje para que se hable en todas las escuelas y universidades, eso es mucho más positivo y útil. Pero son todos pedidos vinculados a la memoria y a poder hablar públicamente de lo que nos pasa y la situación de la causa.
–¿Por qué motivo creés que Juntos por el Cambio se niega a avalar iniciativas como declarar zona protegida al área marítima conocida como Agujero Azul?
-En general, salvo alguna declaración de Facundo Manes muy positiva en torno a la transparencia y el espionaje por parte del ex mandatario, hay un interés particular de que no se sepa la verdad. Juntos por el Cambio traba absolutamente todo, desde un proyecto ambientalista como el de Agujero Azul hasta ponerle el nombre de mi hijo a una calle de San Isidro. Es un tema del que no se puede hablar ni profundizar. El juicio político que impulsé para la jueza Marta Yañez fue trabado en el Consejo de la Magistratura por el diputado radical Pablo Tonelli, amigo de Macri. Todas estas cuestiones nos brindan el panorama completo de que sin duda ordenan que se haga todo lo posible para que el tema se olvide, para que se olviden de nuestros hijos.
-¿El actual gobierno les debe algún tipo de enmienda?
-Este gobierno está en deuda, por supuesto, pero el máximo responsable es el gobierno de Mauricio Macri. Y lo digo en base a mi criterio, ya que muchas veces los sentimientos políticos hacen que muchas personas pierdan la objetividad. Por mi parte, soy apolítico, anarquista y me abstraigo de esas cuestiones, pero valoro de este gobierno el acercamiento humano y empatía que mostró. En la apertura de las sesiones ordinarias, en marzo de 2020, Alberto Fernández le dedicó a nuestros hijos palabras muy emotivas y les otorgó el ascenso post mórtem, un reconocimiento establecido por ley pero que el anterior gobierno no se había dignado a darlo. Nos hubiera gustado que en algún momento Alberto Fernández nos reciba y nos escuche, pero no ha estado en las posibilidades de su agenda. Un pendiente es una postura más proactiva respecto a buscar las herramientas y tomar las medidas necesarias para saber la verdad.
–En una entrevista que te hicieron en el programa santafecino ATP, dijiste que la tragedia se pudo haber evitado y que tu hijo quería cambiar varias cosas en la Armada. Por otro lado, la Argentina es uno de los países de la región con menor participación del PIB en gastos de Defensa y Fuerzas Armadas. ¿Tu hijo se refería al presupuesto, al entrenamiento, a la doctrina?
-Mi hijo quería llegar a ser Almirante para cambiar muchas cosas en la Armada. Veía falta de presupuesto para todo, falta de tecnología y una mentalidad un tanto retrógrada. “Los trapitos sucios se lavan en casa” era una frase que él repudiaba, porque no debería haber trapitos y, si los hubiera, se tendrían que lavar entre todos. Las faltas que sabemos que tienen las fuerzas él las veía en particular en la Armada. Cuando se fue de viaje con la Fragata Libertad pudo intercambiar experiencias con militares de otros países, como Perú y Chile, y observó que tenían equipamiento moderno y otra calidad de instrucción. Él creía que eso en la Armada argentina tenía que cambiar.
-Varias veces mencionaste que estás intentando que el fallo por espionaje ilegal llegue a organismos internacionales como las Naciones o la OEA. ¿En qué instancia está ese reclamo?
-Anoticié a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que depende de la OEA, y al relator sobre asuntos jurídicos de la ONU sobre la causa de espionaje ilegal. La legislación internacional requiere que se agoten las vías internas para que puedan tener algún tipo de participación. Tenemos que llegar a un fallo negativo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación o a un estado de estancamiento tal que muestre que hay un retardo injustificado. Recién ahí podríamos presentar una denuncia concreta por violación a los tratados de Derechos Humanos firmados por nuestro país.
-¿Qué derechos se violaron?
-Por un lado, se violaron los acuerdos sobre la defensa de la libertad de los ciudadanos, la vida privada, la intimidad y las limitaciones que tiene el Estado para entrometerse en esos derechos adquiridos. El proceso de admisibilidad de la denuncia y su posterior tratamiento son cuestiones que llevan mucho tiempo. Tengo fe de que se revierta el fallo escandaloso en la Cámara de Apelaciones, pero también entiendo que, si fuera así, la defensa de Macri podría recurrir a la Corte Suprema de Justicia. Sin embargo, mi deber, la obligación moral que tomé por mi hijo, es hacer lo imposible y llegar hasta las últimas consecuencias.