Por Luna Lejarza Grippaldi
En 2016 en Suecia, Erik Ahlström creó el plogging, una actividad que fusiona al deporte con el cuidado del medio ambiente. La idea es correr con una bolsa de residuos para recoger la basura que se encuentra en el camino. Hace tres años, Marcos Davies, creador de Plogging Patagonia, estaba en Roma para participar de una carrera. Durante su estadía en la capital italiana, recibió un mail de la organización del evento en el que anunciaban que ese año comenzarían a implementar esta práctica. Buscó de qué se trataba y consideró que sería una buena idea hacerla en su ciudad, Comodoro Rivadavia, junto a su grupo de amigos. “Un día, sin tener idea de lo que hacíamos, les dije de salir a correr y recoger la basura que encontráramos en esos 12 kilómetros”, relata Davies.
-Plogging Patagonia da charlas en las escuelas sobre el medio ambiente y después hace plogging con los alumnos. Cuando tienen un encuentro postean en las redes sociales de la organización la cantidad de basura recogida en el día que, por lo general, se aproxima a cientos de kilogramos.
-El año pasado tuvimos casi 30 encuentros y juntamos once toneladas de basura. Lo importante es que se sumaron más de mil personas. Si bien no todas realizan el recorrido, algunas al menos escuchan y ven lo que hacemos. Tratamos de organizar distintas actividades porque, por más que tengamos una idea buenísima, si al colegio o los profesores no les llega lo que hacemos, no nos invitarían. Por ejemplo, hemos hecho campañas con chicos que bucean en las que, mientras nosotros limpiábamos la playa en kayak, ellos sacaban lo que estaba debajo del agua. Sabemos que no vamos a cambiar la ciudad ni el mundo, pero con el ejemplo, charlas y este movimiento podemos llegar a generar cierto cambio en el futuro.
-¿Creés que es más factible que la gente sea más consciente del cambio climático si ve soluciones prácticas como el plogging?
-Apuntamos a que todos de a poco dejen de tirar basura en la calle. No va a pasar en pocos años, sino que va a llevar mucho tiempo. Por esa razón nos acercamos a los jóvenes que por ahí son los que más cambio podrían generar. Creemos que con nuestro pequeño granito de arena se puede llegar a incentivar y comprender que si entre todos separamos y reciclamos, no tendremos tanta basura diaria. Sin embargo, tiene que estar acompañado de una política municipal y provincial, y se debería controlar a determinados grupos o empresas que contaminan la parte gruesa del ambiente.
-Hay personas que cuando hacen deporte en la naturaleza o pasan el día al aire libre no recogen la basura que generaron, ¿qué sentís al ver esto?
-Genera mucho malestar, donde más te molesta es donde limpiaste. A nadie le gusta levantar los residuos del otro. Cuando ves que alguien deja basura, tratás de decirle que se la lleve, pero obviamente siempre hay gente a la que no le gusta, que se enoja. Hay algunas personas que ya nos conocen y tratan de tener ciertos recaudos, al menos cuando estamos nosotros. Aunque dé mucha bronca e impotencia, no te hace bajar los brazos: al fin y al cabo, uno lo hace para educar a quienes les faltan modales.
-En Dubai, durante 2020, más de 13 mil personas fueron multadas con 500 dirhams por tirar basura en la calle, ¿ves la sanción como una posible solución a este problema, incluso cuando se trate de atletas que generan deshechos durante sus prácticas deportivas?
-Lo ideal sería que no sea con una multa, pero tal vez sea uno de los pasos. En muchos países se sanciona desde tirar un chicle hasta dejar los papeles afuera del tacho. Pienso que muchas veces con el castigo uno aprende, pero habría que evaluarlo bien y ver cómo llevarlo adelante, de qué manera y con quién, porque se necesita una logística grande para hacerlo. Cuando participo en las carreras, sobre todo en las de trail, te dicen que no tires los residuos al suelo si vas a consumir un gel o lo que sea. Incentivan a que te lo guardes en la mochila porque ya está vacío. Idealmente, la organización tendría que estipular determinados lugares para tirar la basura y que si alguien no lo hace, sea sancionado. Sin embargo, veo difícil que una organismo privado llegue a castigar a un atleta. Se juegan varios intereses ahí. Para mí, es cuestión de tiempo, y en ese tiempo hay que hacer un montón de acciones en distintas instituciones para compartir el hábito de no tirar residuos al suelo cuando uno se hidrata.
-La huella cero es un término que indica la emisión de la misma cantidad de dióxido de carbono que la que se retira. También se refiere a todos los gases que el humano expulsa mediante su actividad y luego son absorbidos por bosques y océanos. Al haber tantas personas que no se hacen cargo de sus residuos, ¿cómo se puede promover la huella cero en el área deportiva?
-Hay un tema, porque quedan los residuos de las competencias. Por ejemplo, si es una carrera de trail queda la marcación del circuito, y ahí es más complejo que la huella de carbono cero vaya de la mano del deporte. Además, también hay contaminación sonora por la música, los megáfonos y los gritos de la gente. Si empezás a sumar la cantidad de cosas que hay, te das cuenta que, en realidad, la actividad deportiva resta, porque al organizar un evento en la naturaleza no se colabora con el cuidado del medio ambiente. Considero que la práctica al aire libre del deporte puede ir de la mano con muchos cuidados, como no irse de los caminos ni hacer senderos, bicisendas o grandes marcaciones. Si uno va a salir a correr por el medio del campo, tiene que tratar de no dañar la naturaleza ya que la idea es no contaminar con ruido ni con mugre aquello que es visual. Tengo tres conceptos para llevar una vida sana: hacer deporte, cuidar el ambiente y comer saludable. En las charlas tratamos de enseñar que estas tres cosas pueden ir de la mano.
-El año pasado Plogging Patagonia organizó una carrera ecológica, ¿apuntan a lo mismo en 2023?
-La idea es hacer otra edición, pero la verdad es que lleva mucho tiempo de organización y mucho más dinero del que llegábamos a pensar que se podría invertir. La carrera se realizó en un circuito de asfalto, el premio lo hizo un alfarero local con cerámica creada a partir de arcilla de Comodoro Rivadavia; las medallas eran tapitas de plástico que habíamos recogido y fueron compactadas para ponerles un logo; las remeras entregadas eran de bambú porque es un árbol que crece rápido y no necesita tanta agua. Además la tela es hipoalergénica, antitranspirante y biodegradable.