Por Micaela Rafaniello
El documental El comercio sexual secreto de Irak indaga en uno de los aspectos más oscuros del mundo islámico: los hombres que pagan a cambio de “matrimonios del placer”. Disponible en la plataforma Amazon Prime Video, sigue el viaje hasta ese país de la periodista Nawal Al-Maghafi y su camarógrafo, con el objetivo de desentramar –mediante cámaras ocultas y haciéndose pasar por potenciales clientes– una de las redes mejor ocultas y al mismo tiempo más conocida entre los hombres locales.
Los llamados “matrimonios del placer”, o mut’ah, son realizados por los clérigos, hombres venerados en su cultura que cobran por el servicio de casar a un hombre con la mujer que él quiera. El hombre elige la duración del matrimonio: pueden ser cuatro meses, dos semanas o incluso media hora, porque la Ley Sharia no impone límites.
Las mujeres que aceptan generalmente son las más vulnerables. Las razones de esa condición son múltiples y abarcan desde el haber huido de guerra, la pobreza o el ser indígenas, hasta la orfandad o el simple hecho de ser mujer. Algunas incluso fueron cedidas –vendidas– por sus familias porque eran una carga económica. Según uno de los clérigos, si tienen más de nueve años, “no hay problema en lo absoluto”. Esto es prostitución con otro nombre, la explotación sexual camuflada como “matrimonio” y con los clérigos como los proxenetas de Irak.
EL CASO DE PLAYA DEL CARMEN
Hace un par de semanas, se desmanteló un bar de Playa del Carmen, México, donde se ejercía la prostitución. Una argentina que estaba allí contra de su voluntad fue la que alertó a las autoridades. “Fiscales ayúdenme. Quiero denunciar que me escapé de un quilombo o, como dicen aquí, un bar La Consentida, donde me prostituían en contra de mi voluntad. Les ruego oculten mi teléfono porque temo por mi vida. Hay tres pibas de 12 o 13 años. Las prostituyen, es horrible. Somos quince pibas que nos quitaron los pasaportes, pero yo me logré escapar. Les ruego nos ayuden”, escribió a la página digital oficial de la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo, que luego informó que detuvieron a tres mexicanos identificados como Luis Alfredo Rangel Lobato, Emmanuel Gueva Cordero y Ángel Alberto Ake Fuentes.
Es aquí donde la realidad del documental en Irak choca con otra mucho más cercana y que tiene como víctimas a chicas argentinas. En Irak las mujeres no tienen defensa. Si son elegidas para casarse, deberán cumplir incluso sin saber cuánto tiempo serán “esposas”. A la vez, los clérigos juntan dinero que ellas nunca verán. Ellos tendrán el beneficio de jamás ser denunciados porque confesar lo sucedido es una vergüenza para la mujer: serían, sin duda, excluidas de la sociedad y rechazadas por sus familias.
En el caso de la red desmantelada en Playa del Carmen y en las redes regulares, el proxeneta actúa de igual manera: vende la sexualidad de chicas en contra de su voluntad, aunque el tiempo del “matrimonio del placer” es impuesto por él. No hay diferencias. En Irak, México y la Argentina, es prostitución. Caen nenas menores que pierden su virginidad por sumas extravagantes pagadas por los hombres más perversos. Las argentinas rescatadas en México serán repatriadas, pero no van a correr la misma suerte las iraquíes vulnerables tan solo por su condición de ser mujer.