Por Abril Lamia

En medio de un panorama económico adverso, el turismo argentino enfrenta una crisis sin precedentes debido al fuerte ajuste económico implementado por el gobierno de Javier Milei. La caída del poder adquisitivo a nivel nacional y el aumento de precios en dólares redujo la demanda de servicios turísticos tanto para argentinos como para extranjeros.

Datos recientes del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) revelaron una disminución significativa en la variación interanual durante el último trimestre (marzo, abril y mayo): el pernocte en hoteles cayó un 11,3%, mientras que la ocupación disminuyó un 14%. Por otro lado, la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (FEHGRA) reportó una pérdida del 12% en la industria gastronómica y afronta el peor panorama en la última década. 

El incremento de tarifas de luz, gas y agua, sumado a la falta de incentivos estatales al turismo, impactan drásticamente en la ocupación hotelera, el sector gastronómico y el mercado interno.  Marcelo Ávalos, presidente de la Cámara de Prestadores Turísticos  de Paso de la Patria expresa: “El gobierno debería dar una mano al sector con alguna promoción. Invierten miles de millones en pautas publicitarias y casi cero en fomentar el turismo, siendo lo más justo del sistema en cuanto a distribución de ingresos.”

El costo del servicio eléctrico aumentó un 402% en los últimos seis meses e impactó en los costos operativos de los servicios turísticos y gastronómicos, algo que se refleja en el precio final para el consumidor. Según un informe del Frente Renovador, la reciente temporada baja marcó un récord negativo en la historia y el aumento en las tarifas de servicios esenciales como la calefacción y la electricidad están llevando a muchos negocios al borde del cierre.

En abril, los indicadores revelados por el INDEC reflejaron una caída del 22,6% en la ocupación hotelera en Argentina respecto al mismo mes del año anterior, con un total estimado de 2,8 millones de hospedajes en establecimientos hoteleros. Las estadísticas también exponen descensos significativos en los pernoctes de viajeros residentes y no residentes, que registraron reducciones del 23,5% y 19,7%, respectivamente.

Por otro lado, durante el segundo fin de semana largo de junio, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) registró que aproximadamente 1,8 millones de turistas recorrieron el país. Esta cifra representa una disminución del 20% en comparación con el mismo período del año pasado y los viajeros gastaron un 24,3% menos, ajustado por inflación. “Los fines de semana largos son cruciales para mantener una mínima ocupación en servicios turísticos y reactivar la industria”, afirma Catalina Caamaño, licenciada en Turismo de la Universidad de Morón. A pesar de las dificultades, el sector confía en que las vacaciones de invierno y un nuevo fin de semana largo en agosto puedan ser el impulso necesario para su recuperación.

Edición: Joaquín Benítez Demark y Victoria Rodríguez