Por Gabriela Stancato

Nandon es el nombre artístico de Fernando Salimbene, que empezó en el mundo del arte en el taller de su padre, experimentando con el graffiti. Hoy su obra se reproduce en carteles de madera color turquesa con letras rojas ubicados en puntos específicos de la ciudad de Buenos Aires y de Mar del Plata. “Vendo mi ego” es su marca registrada y la idea de las intervenciones es, en principio, una crítica al narcisismo

–¿Quién eras antes de los carteles?
–Empecé haciendo graffiti en 2010, a los 15 años, ahí tuve mis primeros trabajos de murales y pintando banderas de egresados. Cuando terminé el secundario estudié Bellas Artes, pero no terminé la carrera. Aprendí sobre el mundo del arte contemporáneo, y me interesó mucho la intervención del espacio y lo que sucede en la interacción con el público. 

–¿Qué mensaje querés dejar?
–Me gusta que generen sorpresa y curiosidad. Luego, cada cartel tiene su significado según el contexto donde está colocado. Tanto sea la frase, el momento y el lugar; en el mejor de los casos lleva a una reflexión sobre esos temas. “Vendo mi ego” es un mensaje que invita a que todes se sientan con la posibilidad de vender su propio ego. De hecho, todo el tiempo para ganar dinero lo estamos haciendo. Está en primera persona, y me gusta que se lo apropien y lo lleven al cuestionamiento del valor de su propio ego, como si tuviera un precio en el mercado, tanto como hoy tiene un valor la educación, la salud y la seguridad. El ego es mercancía en estos nuevos tiempos.

–¿Qué pasó con la cuenta de Instagram que vendías?
–Una panadería la compró y fue el mejor postor, vino a terminar con el proyecto de “Vendo mi instagram @n.a.n.d.o.n”. Nunca más supe lo que sucedió con esa cuenta. Las imágenes que creé para ese momento ya no representan tanto el concepto que estoy trabajando ahora, había hecho una metáfora entre “Instagram” y “ego” y así surgió la frase.

–¿Creías que con tu obra ibas a llegar tan lejos? Es decir, que desde distintos lugares (por ejemplo, el Inidep o la AMIA) te contacten para dejar un mensaje o visibilizar una problemática.
–No, de hecho en 2018, cuando empecé, me veía en una situación muy ridícula al estar cortando maderas y pintarlas sin saber el porqué; pero la repetición, el estudio y el estar conectado con mi entorno y la sociedad hizo que inevitablemente todo tuviera sentido.

–¿Tenés pensadas otras ideas para el futuro?
–Estoy buscando una estabilidad económica que hoy en día en el arte es muy difícil ya que no hay inversión, por eso quiero pensar este proyecto a modo empresarial y alejarme del estigma del artista pobre. Mi idea con lo que hago siempre fue inspirar a los demás a que hagan algo, pero hoy con todas las responsabilidades, gastos y cuentas que pagar, necesito pensar en ganar dinero y eso, a veces, no coincide con el arte. Para este año quiero hacer un podcast que vengo desarrollando hace varios años, o sea llevar mi trabajo hacia un lugar de comunicación y charlas.