Por Catalina Arano

En un mundo donde la información se genera y consume a un ritmo vertiginoso, el periodismo enfrenta una transformación sin precedentes impulsada por las inteligencias artificiales (IA). Estas tecnologías emergentes están remodelando la forma en que se produce, distribuye y consume la información, planteando tanto oportunidades innovadoras como desafíos significativos. Desde la automatización de la redacción de noticias hasta la personalización del contenido, la IA está convirtiéndose en una herramienta fundamental para los periodistas. 

Pero, ¿cómo influye realmente esto en la profesión? ¿Cuáles son los beneficios y las implicaciones éticas de su incorporación? Guido Molinari, periodista y docente de las asignaturas Historia de los Medios y Autogestión y Marketing en Tea&Deportea, cree que el periodismo ya está adaptándose a la era digital y que los estudiantes y profesionales de la comunicación pueden incorporar la IA para mejorar su trabajo, manteniendo la integridad y la calidad informativa en un panorama en constante cambio. Molinari fue redactor en el diario El Gráfico durante tres años y ahora es ejecutivo comercial en Tiempo Argentino, donde trabaja en constante colaboración con el área de suscripciones. “Un modelo de negocios que no mira a su audiencia está condenado al fracaso”, considera.

―¿Cómo describirías el panorama actual del periodismo con la inserción de las IA y de herramientas como Chat GPT?
―Nuestro oficio tiene muchísimos años y se va reestructurando todo el tiempo. Ahora estamos en una instancia que es bastante crucial porque los cambios son cada vez más fuertes. Pero creo que lo que siempre prevalece es la mirada que puede aportar un periodista, por lo que las inteligencias artificiales generan que estemos todo el tiempo replanteándonos qué hacer. Entonces, en ese sentido hay que encontrar la manera para que estas herramientas sumen y no sustituyan nuestro trabajo, aunque todavía no se sabe muy bien hacia dónde va todo esto ni cómo controlar tanta información. Como profesor, por ejemplo, es usual ver cuando un alumno utiliza este tipo de herramientas para zafar de una consigna. Por eso creo que es un desafío para nosotros los docentes también, el no pasar por alto estas nuevas oportunidades y enseñarle a los alumnos a utilizar estas herramientas de forma complementaria a su trabajo propio.

―¿Cómo abordás este tema en el aula?
―Les digo a los alumnos que en esta instancia de formación tenemos que encontrar nuestra propia mirada para hacer las cosas. Entonces lo que tenemos que hacer es utilizar a la inteligencia artificial como recurso; no como reemplazo de nuestro trabajo. Les marco la importancia de ir al lugar de los hechos, hablar con la gente, encontrar la forma y la manera de sacarle el máximo provecho a una situación y generar la noticia. Eso no tiene que perderse.

―Si comparamos con algunos años atrás, ¿notás algún cambio respecto de la escritura y redacción de los jóvenes?
―Sí, parece que la pandemia fue un antes y un después en un montón de aspectos de nuestras vidas. En el hábito del estudio y de la presencialidad se nota mucho esto, es lógico que suceda porque la verdad que no fueron muy prósperos los últimos años. Y eso influye en la falta de conocimiento a la hora de encarar el armado de una nota, de cómo conjugar ciertos verbos o un montón de cuestiones que tienen que ver. Si bien es un pequeño retroceso por ese lado, las herramientas que mencionamos también ayudan a que haya más posibilidades de hacer contenidos y de pensar más en conjunto. 

―Van a cumplirse diez años desde que comenzaste como docente. ¿Fuiste cambiando tu forma de enseñar a lo largo de este tiempo? 
―Sí, sin duda cambió. No solamente por adaptar el nuevo contenido a los tiempos que corren, sino también por lo que te aporta cada alumno. Es fundamental adaptarse a los cambios, escuchar mucho a los chicos y chicas, estar atento a qué es lo que ellos necesitan y qué contenidos consumen. Cada semestre que pasa incorporo cosas nuevas y saco cosas que ya no sirven. Sobre todo intento brindarles las herramientas que más les sirvan para su laburo.

―¿Se puede decir que hoy en día el periodismo es más inmediato que en otras épocas?
―Sí, digamos que se perdió la primicia. Es lógico que pase eso porque vivimos inmersos en las redes sociales, en la era de la inmediatez. Eso no significa que no haya espacio para hacer buen periodismo. Pero sí cuesta más encontrar donde está la verdad, donde hay algo que tiene otro tipo de intención, es un poco más complejo por ese lado. Pero ya no es que la gente está esperando que salga el diario a la mañana para ver las noticias, sino que ahora está todo el tiempo informada y viendo qué pasa, y esto hace que el papel de las redes sociales sea central. Para que algo hoy en día sea una primicia, tiene que ser muy trascendental. 

―¿Cuáles son las claves para ser un buen periodista?
―Es bastante difícil buscar esa respuesta. Pero fundamentalmente me parece que lo primordial es escuchar. Yo creo que es parte de nuestro laburo como periodistas. Ver qué está pasando, tratar de ver dónde hace falta una respuesta, qué necesidades hay del otro lado, eso como primera medida. Y también encontrar lo que tenemos para ofrecer en todo lo que es el mundo del periodismo. Sabemos qué no nos gusta del periodismo, sabemos las cosas que nos parecen mal. Entonces debemos encontrar esos diferenciales, lo que podemos hacer para que crezca y lo que tenemos para reforzar nosotros. Me parece que parte de la clave es hacer lo que uno quiere hacer, encontrarle la vuelta para potenciarlo y, sobre todo, tener siempre referentes muy claros en el oficio y siempre saber dónde estoy parado.