Por Luca Manessi
Estrenada en el último Festival de San Sebastián y disponible en la plataforma Netflix, “El hombre que amaba los platos voladores”, dirigida por Diego Lerman y protagonizada por Leonardo Sbaraglia, narra la historia del periodista José de Zer, recordado por crear noticias falsas en base a creencias propias. De Zer le aportaba contexto, detalles y matices a historias que ocurrían en el Cerro Uritorco, en la provincia de Córdoba. La hipótesis, según el periodista, era que había avistajes de ovnis en la zona de la montaña.
AVENTURAS EN EL URITORCO
En la década del ’80, el De Zer diseñó su propio personaje y llevó a la televisión una nueva manera de contar las noticias. De Zer trabajaba para Canal 9 con la compañía de su inseparable camarógrafo Carlos “Chango” Torres. Ambos llegaron a vivir seis meses en el cerro, explorando cuevas, subiéndose a mulas y filmando las estrellas que dibujaba el cielo cordobés. “Seguime, Chango, seguime” es una frase muy recordada de la televisión argentina, especialmente por quienes vivenciaron el boom de José de Zer.
El revuelo por las cámaras y la prensa que acudía a esos lugares hasta entonces poco conocidos atrajeron al turismo. Incluso hubo personas que estaban convencidas de haber visto extraterrestres. Mientras tanto, las transmisiones desde el cerro llegaban a medir 50 puntos de rating en Canal 9, donde De Zer trabajó durante diez años, entre 1984 y 1994.
La interpretación del periodista para crear una noticia falsa era muy buena. En cada rincón extraño inventaba algo. Hoy se conocen como fake news, pero a él le salían de manera natural, sin esforzarse de más. Desde el canal veían con entusiasmo cómo el fenómeno crecía cada vez que tomaba el micrófono. El showman estaba sustentado por la inmensa audiencia que se sentaba a mirar lo que narraba. El carisma y el tono a la hora de preguntar atrapaban tanto al entrevistado como al televidente.
José de Zer tenía una voz muy ronca, típica de fumador crónico, que Leonardo Sbaraglia replica aportándole un tono cómico. Para el público que desconoce al periodista, queda claro el mensaje que Sbaraglia transmite con naturalidad y perspicacia. De Zer era una persona muy creyente. Creía en el Más Allá, que había algo detrás de la simple humanidad. El público podía o no creer lo que salía al aire. De allí, entonces, que “creer o reventar” fuera una de sus frases típicas.
RECREANDO LOS AÑOS ’80
Filmada en La Carolina, un pequeño pueblo puntano con rasgos antiguos, “El hombre que amaba los platos voladores” tiene una ambientación muy bien lograda. La ropa, el calzado, los cigarrillos, el habla, los latiguillos, el programa de una vedette (Mónica Ayos) que conduce desde una bañera y el uso de la cámara U-Matic y de equipos técnicos de esos años: todo contribuye a trasladar al espectador hasta la década de 1980 y recordar la figura de un periodista que usó sus creencias para, trucos mediante, contarlas en vivo y en directo.