Por Mía Yelpez
El lunes 26 de mayo comenzó en Buenos Aires una nueva edición del Bridal Runway Latam 2025, la primera plataforma de moda dedicada exclusivamente a la pasarela nupcial en Latinoamérica. El escenario para la ocasión fue la majestuosa Maison del hotel Four Seasons. El salón del hotel le dio la bienvenida al reconocido diseñador platense Pablo Almenar, quien deslumbró con “Tango”, una colección inspirada en la Buenos Aires de los años 30 para una novia descontracturada y sin edad que une glamour representando a la mujer atemporal. “Son vestidos con mucho encaje, tul bordado, mucha cola y con mucho exceso de flecos y brillo”, explica Almenar.
La semana de la moda es una plataforma de difusión y comercialización fundamental para el mercado de los diseñadores. La moda en Argentina, sobre todo en Buenos Aires, tiene una tradición que la liga con la Alta Costura francesa. Almenar disfruta la conexión con sus colegas, a quienes a veces ya conoce y otras veces no. “Ver trabajos de otros es maravilloso, es una experiencia linda”, cuenta. El intercambio con los invitados viene acompañado de la satisfacción que se da cuando aparece la aprobación y el disfrute al ver los diseños puestos en una modelo.
Almenar, diseñador oriundo de La Plata que diseña desde su atelier, Casa Almenar, se destaca por trabajar con encajes, tules bordados, muselina y telas que transforma. Su idea para este desfile, donde se destacó el concepto de novia, fue vincular el lujo de la maison con el de los años treinta, mezclando los materiales y jugando con el tango. Cuando empezó a diseñar los prototipos, muchas veces ni los dibujó; simplemente los plasmó en la tela arriba del maniquí. “Nada terminó de la manera que yo lo diseñé”, asegura.
Hoy, lo que sucede con las novias va más allá del impacto. Si antes una novia buscaba un traje para la ocasión acorde a su edad y teniendo en cuenta todo lo que había detrás del casamiento, ahora “casarse forma parte de generar un buen rato”, según considera el diseñador. Hoy hay novias que tienen veinte años pero también hay de cincuenta. “Tengo una novia de ochenta”, dice Almenar. También hay mujeres que ya no consideran al casamiento como algo primordial. Y más allá de que siempre existen tendencias de moda, cada persona diseña su propio vestido: la verdadera comodidad aparece al ver el estilo propio sobre su cuerpo y plasmado sobre el diseño.

“El vestido es como una torta: uno tiene que tener buenos ingredientes y después se decora”, compara Almenar. El momento en que se piensa cada pieza y cada detalle es el que más tiempo lleva. El producto final es aquel que refleja y transmite lo que se quiere imponer desde la pasarela. Se comienza pensando en una base y después se va cambiando la forrería y agregando los accesorios necesarios.
“Uno es dueño de ponerse lo que quiere, cuando quiere y como quiere, con la edad y el cuerpo que se tenga”, dice Almenar. El diseñador tiene una frase que repite a cada clienta para transmitirle seguridad: “Si vos te ves bien, te sentís bien. Si te ves bien y te sentís bien, el otro te ve bien. Si te ves bien, te sentís bien y el otro te ve bien, la otra viene y me toca timbre”.
Aunque este desfile le consumió mucha energía y tiempo, el diseñador tiene otros dos proyectos para lo que queda de 2025: un evento en La Plata y la inauguración de su atelier en Buenos Aires, dentro de un mes. “Busco apuntar un espacio donde vengas y huelas cosas ricas, puedas degustar cosas ricas, puedas tocar cosas lindas y veas cosas lindas. Y todo hay que inaugurarlo con champagne”, imagina.
Volados, transparencias, cristales, plumas y bordados acompañaron la elegancia de la arquitectura de la Maison del Four Seasons, en una pasarela donde cada diseño fue una historia tocada por la nostalgia, pero con una mirada contemporánea. Todas sus novias brillaron con estilo propio. “Está bueno generar buenos ratos, y un desfile es generar un buen rato”, concluye Almenar.