Por Sabrina Sainz
La banda The Velvet Sundown irrumpió en la escena musical y casi supera el millón de oyentes en Spotify, a pesar de no existir físicamente. Este proyecto artístico reavivó el debate sobre la autoría y el papel de la IA en la creación musical al presentar canciones casi indistinguibles de las escritas por humanos.
Durante semanas, la identidad de la banda fue un misterio. Su biografía menciona entre sus integrantes al cantante Gabe Farrow, el guitarrista Lennie West, el bajista Milo Raines y el percusionista Orion “Rio” del Mar, pero ninguno tiene redes sociales, entrevistas ni conciertos; es decir, ninguna presencia en internet. Además, los créditos de sus canciones en Spotify están atribuidos solo a la banda, sin productores ni compositores externos.
Según el sitio especializado Music Radar, generadores como Suno y Udio, dos de las plataformas de IA más usadas para crear música, suelen producir piezas “sin alma”. Sin embargo, si The Velvet Sundown está usando estas herramientas, podría ser uno de los primeros casos exitosos de cómo la IA capta la atención del público.

Emilse Garzón, comunicadora especializada en tecnología y cultura digital, afirmó que “las inteligencias artificiales ya están revolucionando la creación musical” y pronosticó que “va a seguir existiendo hasta el punto en que las personas dejen de adorar lo humano y ponderen lo sintético“. Aunque va a producirse un hartazgo, Garzón cree que hay un camino posible para que empiece a haber artistas muchísimo más entregados y valorados por esa misma humanidad: en la supervivencia humana, dijo, sí va a haber lugar para músicos y compositores, solo puede que cambie la forma.
¿CÓMO SE CREA MÚSICA CON IA?
Los sistemas de IA generan música a partir de texto (prompts) o ejemplos sonoros. El usuario indica estilos, instrumentos, letras o emociones, y el algoritmo compone melodías, armonías y hasta voces. Herramientas como Suno, Udio o Soundful permiten crear canciones en minutos, lo que despierta inquietudes sobre derechos, la calidad artística y empleo en la industria musical.
No es la única polémica reciente, porque en noviembre de 2023 The Beatles publicó “Now and Then”, una canción terminada gracias a la IA que limpió y aisló la voz de John Lennon de un viejo demo de los años 70. El tema ganó un premio Grammy y se convirtió en la primera obra parcialmente producida con IA en alcanzar ese nivel de reconocimiento.
Frente a estos avances, Spotify aclaró que no prohibirá música creada con IA, siempre que no imite voces de artistas reales sin permiso. El CEO, Daniel Ek, explicó en una entrevista que la IA tiene usos legítimos en la música, pero no debería utilizarse para suplantar a músicos, como ocurrió con “Heart on My Sleeve”, una canción viral que simulaba las voces de Drake y The Weeknd y que fue eliminada por violar derechos de autor.

“Si las bases del entrenamiento se siguen perfeccionando y pueden replicar algo que parezca real, probablemente no haya diferenciación”, explicó Garzón. Además, aseguró que se puede hacer experimentos en los que se haga escuchar música real y música sintética a las personas y comprobar que es muy difícil diferenciar cuál fue hecha por IA y cuál no.
Pero actualmente no existe una regulación global unificada sobre música generada con IA. En Estados Unidos, el derecho de autor solo protege obras creadas por humanos, lo que deja en debate si las canciones generadas enteramente por máquinas pueden registrarse o monetizarse. Organismos como la Unión Europea y la UNESCO ya discuten posibles marcos legales para regular su uso en el arte.
Aunque la inteligencia artificial promete ampliar las posibilidades creativas, también obliga a replantear la esencia misma de la música. Esta banda se convirtió en un experimento que desafía los límites entre el arte humano y los algoritmos.