Por Matías Riso

En menos de dos años de gobierno de Javier Milei, 18.659 militares pidieron la baja, según el último informe presentado por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en el Congreso. La cifra refleja el impacto de los bajos salarios, el deterioro de las condiciones laborales y la crisis de la obra social militar (IOSFA). 

Desde el 10 de diciembre de 2023, se registraron las renuncias de 840 oficiales, 2.398 suboficiales y 15.421 soldados voluntarios. El Ejército concentró la mayor parte, con 14.614 bajas, seguido por la Fuerza Aérea (2.971) y la Armada (1.074). 

Un análisis paralelo realizado por el Ministerio de Defensa detalló que, en poco más de 20 meses, al menos 15.415 efectivos solicitaron la baja voluntaria, a lo que se suman retiros anticipados (185 oficiales y suboficiales) y otras desvinculaciones por contratos rescindidos o destituciones. 

SUELOS BAJO LA LÍNEA DE POBREZA

El motivo central es económico. Los salarios de los militares se encuentran muy rezagados frente al costo de vida. Según el último aumento otorgado durante agosto, un oficial recién recibido (subteniente, guardiamarina o alférez) percibe 796.487 pesos, mientras que un capitán (EA – FAA) y un teniente de navío (ARA) cobran 1.096.752 pesos. Con los suboficiales sucede lo mismo: un cabo primero percibe 756.518 pesos, al tiempo que los soldados/marineros voluntarios de 1º llegan a los 637.789 pesos. 

Javier Milei y el ministro de Defensa Luis Petri.

Al comparar esos sueldos con la línea de pobreza para una familia tipo, que según el INDEC en agosto fue de $1.160.780, se ve que están muy por debajo para cubrir sus necesidades básicas. El impacto golpea especialmente a los suboficiales y oficiales jóvenes, cuyas familias dependen de este ingreso y además deben enfrentar mudanzas frecuentes que complican el empleo de sus parejas. 

EQUIPAMIENTO Y EL IOSFA

Otro factor clave es el atraso en el equipamiento. Los soldados siguen utilizando fusiles FAL con más de 70 años de vigencia, con faltantes de repuestos, accesorios de tiro y visión de un arma moderna. Los morteros, piezas de artillería y armas antitanque reciben cantidades mínimas de proyectiles, insuficientes para el entrenamiento básico anual. Esta situación se refleja en la desmotivación profesional: “La información circula con rapidez y los jóvenes oficiales advierten que en las Fuerzas Armadas de países vecinos la situación es muy diferente. Aquí el desgaste de materiales es evidente”, reconocieron fuentes castrenses.

Por su parte, el Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas y de Seguridad (IOSFA) acumula una deuda de $210.000 millones y suspendió prestaciones en varias provincias, dejando a miles de afiliados sin cobertura y convirtiendo en una odisea poder conseguir un turno médico cercano para la mayoría de las especialidades. 

Además, muchos efectivos encuentran mejores perspectivas en las policías de la Ciudad de Buenos Aires y de Córdoba, que ofrecen sueldos duplicados o triplicados, reconocimiento de antigüedad, mejores condiciones laborales y cobertura de salud completa. 

LA RESPUESTA OFICIAL

El ministro de Defensa, Luis Petri, rechazó que exista un éxodo sin precedentes y comparó las cifras con la gestión anterior. “En las Fuerzas Armadas hubo más bajas durante el gobierno de Alberto Fernández”, afirmó a La Nación, y señaló que en los dos años finales de esa administración se retiraron 23.055 efectivos, cuando el ministro de Defensa era Jorge Taiana (hoy primer candidato a diputado nacional por Fuerza Patria en la provincia de Buenos Aires), frente a los 18.000 relevados en los primeros dos años de Milei. 

Sede del IOSFA.

Según Petri, la tendencia “tiende a revertirse” y, en paralelo, hay avances en la reducción de la brecha salarial con las fuerzas de seguridad. En 2019, esa brecha era del 17%, mientras que en 2023 creció al 24%. Con Milei, aseguró, bajó al 19% y podría descender al 12% en diciembre de 2025, con la meta de equiparación total en 2027. Además, anunció la incorporación de 5.800 nuevos soldados y marineros voluntarios antes de fin de año, que pasarán a engrosar la tropa actual, que actualmente cuenta con 28.813 efectivos. 

Mientras el Ministerio de Defensa insiste en que la situación no es alarmante y se compensa con nuevos ingresos, los datos muestran un retroceso histórico. Si bien el gobierno actual avanzó un poco con nuevas adquisiciones para las tres fuerzas, es sabido que desde 1983 hasta hoy ningún mandatario se preocupó por tener unas Fuerzas Armadas bien equipadas y con un sueldo digno, sino todo lo contrario. “No es un problema nuevo, se viene dando desde hace años. Pero no por eso deja de ser alarmante y preocupante”, advirtió un general en actividad. 

Con sueldos por debajo de la pobreza y un sistema de salud colapsado, la pregunta es cuánto tiempo más resistirá la vocación militar frente al éxodo hacia sectores que ofrecen mejores oportunidades.