Por Constanza Berdún

El frente del lugar está pintado de beige y queda a sólo cuatro cuadras del centro de la localidad bonaerense de Los Polvorines. Un logo desteñido con imágenes de las piezas de ajedrez adorna la parte superior de la puerta de entrada. Al costado, un kiosco permanece abierto a pesar de que no hay nadie caminando por la calle.

-Disculpá el olor a humedad, cuando llueve se inunda todo acá- dice Mario al subir unas escaleras de cemento que dirigen al primer piso.

Es de noche y Mario Zilli, vestido con pantalones caqui y una chomba celeste, tiene que prender la luz. Usa lentes, tiene alrededor de 80 años, cabello canoso y está jubilado, pero durante muchos años fue árbitro internacional de ajedrez y profesor tanto en escuelas como en el Círculo de Ajedrez Miguel Najdorf. Ahora es voluntario para ayudar en el lugar donde pasó la mayor parte de su vida.

Un techo bajo y una mesa larga ilustran la escena, así como dos ventanas por donde no logra entrar mucho aire. Sobre la mesa hay un reloj, un tablero de ajedrez y todas sus piezas esperando a ser movidas. Al fondo hay una biblioteca con libros y varios trofeos. Mario Abel Pérez y Marcelo Lugones inician sus relojes para dar comienzo a la partida final en busca de la Copa Ángel M. Materazzi 2025, que definirá al nuevo campeón del Círculo de Ajedrez. Al costado, una puerta que ya se encuentra abierta introduce a una habitación con un balcón interno que funciona como depósito de varios trofeos y tableros que no se están usando ese día. Mario saca una bolsa de una caja de madera.

La partida que definirá al nuevo campeón del Círculo de Ajedrez.

-Mirá, esta remera está firmada por la mayoría de campeones del Mundial de ajedrez para ciegos. Es un tesoro. 

ACUA, LA ENTIDAD DE AJEDRECISTAS CIEGOS UNIDOS DE ARGENTINA

En el Círculo de Ajedrez Miguel Najdorf de Polvorines funciona ACUA, la entidad de Ajedrecistas Ciegos Unidos de Argentina, fundada en 2008 y afiliada a la International Braille Chess Association (IBCA) y a la Federación Argentina de Deportes para Ciegos (FADEC). En 2009, ACUA organizó un programa de difusión que incluía charlas, clases abiertas de ajedrez, entrega de juegos adaptados y material de estudio para promover el ajedrez para personas no videntes y disminuidos visuales. 

“Estamos trabajando muy a pulmón”, dice Ana Carolina Quiroga Cayo, jugadora y trabajadora en ACUA. Ella se adentró en el mundo del ajedrez cuando trabajaba en una biblioteca parlante. Un día, un turista ciego le envió un tablero adaptado: ese fue el factor que la impulsó a aprender a jugar y a participar en torneos. Actualmente, ACUA se sustenta a partir de una cuota mínima que pagan los socios y de las inscripciones a los torneos. Aún así, a muchas personas se les dificulta pagar, lo que también disminuye los ingresos de la organización. Uno de los problemas que enfrentan las personas no videntes es el acceso al transporte gratuito, luego de que muchas empresas pusieron trabas para conseguir los boletos gratuitos.

Mario Zilli fue profesor de ajedrez en el Círculo desde su fundación, en la década del setenta, y uno de los principales impulsores del ajedrez para ciegos y disminuidos visuales en Argentina. Mientras él busca los juegos, sólo se escuchan los ruidos de las piezas que se mueven en las partidas de la planta baja, donde un grupo de alumnos de todas las edades asisten a sus clases regulares a pesar de ser las ocho de la noche de un viernes. 

El ajedrez se juega de manera individual, pero en realidad es un trabajo en equipo. Todas las piezas deben ayudarse para ganar y cada una es igual de importante que las demás.

CÓMO ES EL AJEDREZ PARA CIEGOS

Las partidas de ajedrez para ciegos y disminuidos visuales se juegan con dos tableros, uno para cada participante. De esta manera, cada uno pasa las jugadas del rival a su propio tablero para no molestar ni mover otras piezas. Cada casillero tiene un agujero para insertar las piezas con el fin de que no se caigan al tratar de diferenciarlas. Mario me pide que cierre los ojos y trate de utilizar mis sentidos para recorrer el tablero.

Los cuadrados negros tienen un relieve ligeramente por encima de los blancos y de los lados del tablero, escritos en sistema braille, donde están las coordenadas: en la parte inferior y superior, los números, y en los costados, las letras de la A a la H que se traducen en Ana, Bella, César, David, Eva, Félix, Gustavo y Héctor para que, al decirlas en voz alta, no se confundan con otros sonidos. El registro de las jugadas se anota en braille, pero actualmente, con el avance de la tecnología, muchos jugadores prefieren grabar el audio para recordarlas. Incluso los relojes modernos tienen un sistema que le permite al jugador escuchar cuánto tiempo le queda.

El tablero tiene desniveles para distinguir los colores de los casilleros.

Zilli trata de explicar las jugadas más fáciles, las que se le enseñan a los que se adentran por primera vez en el universo del ajedrez. Entre las cortas partidas confiesa que a partir de todos los años de experiencia en la enseñanza se dio cuenta de que lo que primero se debe aprender es a jugar, practicar y divertirse al equivocarse; la teoría no es lo esencial. Con las personas no videntes pasa lo mismo: primero se las ayuda a reconocer las piezas a partir de su forma, y recién a través de la práctica comienzan a jugar. Esos fueron los pasos que marcó en sus clases durante años para disfrutar del ajedrez: la práctica, y luego la teoría.

Las reglas del ajedrez para ciegos son las mismas que para el resto de las personas: “El ajedrez es el deporte más inclusivo del mundo”, dice Mario con entusiasmo. La UNESCO ha declarado al ajedrez como una actividad de valor excepcional. Este juego es clave para mejorar funciones cognitivas esenciales como la inteligencia, la lógica, la memoria, la concentración y cualidades personales como el autocontrol y la toma de decisiones. Pero lo más notable es su papel como catalizador de la integración ya que ofrece a las personas no videntes o con disminución visual una oportunidad única de inclusión social. “Es mi contención”, asegura Carolina.

HERRAMIENTAS PARA LA INCLUSIÓN

Desde su fundación, el Círculo de Ajedrez en Polvorines se ha financiado a partir de donaciones de vecinos y posteriormente con una cuota social mínima para los alumnos de los cursos de ajedrez. Fueron esas donaciones, que muchas veces salieron del bolsillo de los mismos fundadores, las que ayudaron a construir el primer piso, pintar y hacer un techo que no sea de chapa. Poco a poco, y con el paso de los años, el lugar se fue transformando. Mario recuerda que hubo un tiempo en el que el Círculo quedó envuelto en medio de disputas políticas entre las autoridades del municipio y las de la Provincia de Buenos Aires, y las promesas para el desarrollo del espacio quedaron sin efecto. Lo mismo ocurrió con los permisos para dictar otros cursos, como el ajedrez aplicado a las matemáticas, que podría ayudar a la capacitación de docentes para su implementación en las aulas.

Cuadros y afiches con las próximas actividades del Centro.

La planta baja del Círculo tiene algunos cuadros y afiches con las próximas actividades, torneos y cursos. Mario ofrece un café en medio de su tour por un lugar que lo sigue apasionando como el primer día. Al fondo hay un baño y una habitación pequeña que funciona como oficina. En el centro del salón sólo hay cuatro mesas largas de madera, sillas de plástico blancas y alrededor de 20 hombres de todas las edades jugando. Ninguna mujer. Según datos proporcionados en 2019 por la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), el ajedrez es un deporte predominantemente masculino y registra 1643 Grandes Maestros masculinos frente a tan sólo 37 mujeres. 

La municipalidad de Malvinas Argentinas, a la cual pertenece Polvorines y actualmente bajo la intendencia de Leonardo Nardini, organiza todos los años torneos distritales tanto para nivel primario como secundario en los que los alumnos pueden demostrar todo el trabajo y esfuerzo realizado durante el ciclo lectivo. Cada escuela tiene la oportunidad de tener clases dictadas por profesores del Círculo Miguel Najdorf al menos una vez por mes, con el objetivo de prepararse para los torneos a partir de la enseñanza de estrategias, teoría y, sobre todo, la práctica. Los niños no videntes o con disminución visual pueden jugar contra chicos videntes, evidenciando la inclusión que genera el ajedrez tanto en la adultez como entre los más jóvenes.

“UN MUNDO FASCINANTE Y MARAVILLOSO”

Roberto Elías fue campeón del torneo nacional de ACUA en 2024 en la categoría ciegos y Javier Miranda, el ganador de la categoría disminuidos visuales. Si bien Argentina ha logrado obtener varios títulos internacionales, no tiene aún el de campeón mundial individual. En el Panamericano Individual de Ajedrez para Ciegos y Disminuidos Visuales, llevado a cabo en Guatemala en 2023, la delegación nacional logró un cuarto puesto a partir de la participación del mendocino Juan Carlos Montenegro. Actualmente, ACUA busca crecer deportivamente a nivel nacional e internacional y continúa fomentando el ajedrez para personas no videntes como una forma de inclusión social.

La municipalidad de Malvinas Argentinas organiza torneos anuales para chicos.

A Carolina, el ajedrez le enseñó a tomarse el tiempo para madurar una decisión, definir sus objetivos y trazar el plan correcto. Para ella es un idioma universal: “Uno puede sentarse a jugar una partida con una persona con la que no compartís idioma, ni edad, ni gustos, ni religión, ni política. Nada de eso importa sobre el tablero. Sos vos, tu rival y esas 64 casillas en las que hay que interactuar. Es un mundo fascinante y maravilloso, un viaje de ida”.

La historia del Círculo de Ajedrez Miguel Najdorf es, en esencia, la de una pasión que se niega a rendirse. La dedicación inquebrantable de figuras como Mario Zilli y Ana Carolina Quiroga Cuyo, así como el trabajo incansable para mantener vivo el lugar y la organización, son elementos que encapsulan el alma de este espacio. El Círculo es un faro de resiliencia comunitaria y un motor de integración social, impulsado activamente a través de ACUA.

Desde los tableros adaptados para personas ciegas hasta la formación de jóvenes en los torneos distritales, las personas tienen la oportunidad de utilizar cada partida como una lección de vida, aprendiendo que la práctica y la ayuda mutua son la mejor estrategia. Así, este club de barrio mantenido gracias al esfuerzo se asegura la permanencia de su legado, ofreciendo a las nuevas generaciones una herramienta invaluable para la vida: la de la integración y la igualdad de oportunidades, dentro y fuera del tablero. “Uno nunca deja de hacer ajedrez”, sostiene Carolina.