Por Agustina Langellotti
Estela Kallay encontró en la lectura un refugio y una forma de entender el mundo que la rodea. La biblioteca de su casa es más que un mueble; es un viaje a través del tiempo y del espacio. Los libros, algunos antiguos y desgastados, otros nuevos y vibrantes, reflejan una vida dedicada a la lectura y la enseñanza.
Tenía cinco años cuando insistió en saltarse el jardín de infantes para ir a primer grado. Tal era la avidez por aprender de esta hija menor de una familia de docentes que, en mayo del mismo año, ya leía y escribía con fluidez. La directora de la escuela, sorprendida por su progreso, decidió adelantarla a segundo grado antes de finalizar el ciclo escolar. Este episodio marcó el inicio de una trayectoria académica y literaria que, años después, la llevó a convertirse en una destacada escritora y profesora de la Universidad de Buenos Aires, desde donde incentiva a sus alumnos a buscar sus propios universos en los libros.
En esta conversación, comparte los momentos que marcaron su camino, desde su temprana fascinación por la lectura hasta las influencias que dejaron una huella en su vida, la importancia de La insoportable levedad del ser y su trabajo como docente.
–Tu relación con la lectura se inició desde muy pequeña y en un entorno particular. ¿Cómo fue crecer en un hogar lleno de libros y docentes apasionados por la educación?
–Mis padres eran muy apasionados por la lectura. La consideraban una herramienta esencial para entender el mundo, lo que influyó profundamente en mí. La lectura se convirtió en una parte esencial de mi vida, y siempre estaba buscando nuevos libros para leer. Mi pasión por los libros fue tan voraz que, gracias a ella, tengo una memoria prodigiosa y, además, me aportó una base sólida para mi desarrollo académico y personal.
–Al recordar tus primeros encuentros con los libros, especialmente con la enciclopedia Lo sé todo, ¿cómo describirías el impacto que tuvieron en tu curiosidad y tu formación como lectora?
–Recuerdo pasar horas con la enciclopedia Lo sé todo. Cuando mi hermana mayor y yo llegábamos de la escuela, me iba directo a la biblioteca de mis padres y me sumergía en esa enciclopedia que abordaba desde historia y geografía hasta fauna, flora y planetas, mientras que mi hermana se entretenía viendo Los tres chiflados en la televisión. Aunque era muy pequeña, esta experiencia despertó mi curiosidad y amor por la lectura. Esa enciclopedia en particular tenía la capacidad de transportar mi mente a lugares desconocidos, de llenarme de preguntas y deseos de aprender más.
–¿Cómo cambió tu relación con los libros a lo largo de los años?
–La lectura ha evolucionado conmigo. Al principio, leía todo lo que caía en mis manos, guiada por una curiosidad insaciable. Con el tiempo, mi relación con los libros se profundizó y se volvió más selectiva. La lectura no solo enriquece mi proceso creativo, sino que también me permite reflexionar y redescubrir textos a lo largo del tiempo. Leer y escribir son actividades intrínsecamente ligadas: escribir es, en esencia, reescribir. Los temas fundamentales de la humanidad, como el amor, la muerte y la libertad, son universales y eternos. Nuestra misión como escritores es aportar una nueva perspectiva, un matiz diferente que enriquezca al lector.
–¿Cómo influyó La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera, en tu pensamiento y en tu enfoque literario y filosófico?
–La insoportable levedad del ser es una obra que me impactó profundamente. La combinación de narrativa y reflexión filosófica me cautivó desde la primera lectura. Kundera explora temas complejos como la identidad, el amor y la existencia, todo envuelto en una trama fascinante. Recuerdo cómo sus personajes, con sus dilemas existenciales y sus búsquedas personales, resonaron conmigo en un nivel muy profundo. La idea de la “levedad” y el “peso” en nuestras decisiones y vidas me llevó a reflexionar sobre mis propias elecciones y su significado. Es una obra que te acompaña mucho después de haberla terminado, influyendo en tu forma de ver el mundo. Este libro me hizo reconsiderar muchas cosas sobre la vida y la escritura. Sin duda, fue fundamental en mi desarrollo personal y profesional.
–¿Qué esperás transmitir a tus alumnos y lectores en términos de experiencia literaria e impacto personal de la lectura?
–Quiero transmitir la pasión por la lectura, mostrar que cada libro es un universo en sí mismo, lleno de posibilidades y aprendizajes. Leer con todo nuestro bagaje de experiencias nos permite aprovechar cada libro valioso para crecer y aprovechar la vida. Mi objetivo es sembrar en mis alumnos la pasión por el conocimiento, ayudándolos a descubrir nuevos mundos y perspectivas. Deseo ser recordada por mi dedicación y entusiasmo en la enseñanza, tal como mis padres lo hicieron antes que yo. Mi mayor satisfacción sería ver los frutos de esta pasión en ellos, ver cómo se convierten en personas curiosas y críticas, capaces de apreciar la riqueza de la literatura.