Por A. Clavijo, M. Bullón, P. Maldonado, V. B. Rodríguez y V. Calvetti
La semana dedicada al trabajo de la Educación Sexual Integral en todos los niveles educativos de CABA y de la provincia de Buenos Aires coincidió con la visita del ministro de Justicia de la Nación, Mariano Cúneo Libarona, a la Comisión de Mujeres y Diversidad de la Cámara de Diputados, en la que expresó: “Nosotros rechazamos la diversidad de identidades sexuales que no se alinean con la biología“.
El abogado constitucionalista Diego Armesto, en una especulación más política que judicial, considera que las declaraciones del ministro constituyeron un “desliz poco feliz” y no evidencian una agenda de gobierno que se vea actualmente reflejada en los juzgados. Sin embargo, en el último Día del Niño, la cuenta oficial de Casa Rosada en la red social X publicó un video en el que expresamente la gestión se propone “que todos los niños crezcan en un ambiente sano y seguro, lejos de quienes promueven la ideología de género“.
Para Armesto, “en este aspecto, la ciudadanía está madura y no habría margen como para que pueda aparecer algún intento de imponer ideas que sean contrarias a las del colectivo LGBTIQ+, que tiene el reconocimiento de estos derechos“. Quienes viven las violencias y exclusiones cotidianas en carne propia pueden tener una visión distinta: Florencia Guimaraes, activista trans y presidenta de la Casa de Lohana, centro de día para la comunidad travesti trans y LGBT de La Matanza, sostiene que “son estos discursos de odio los que construyen subjetividad de gran parte de la sociedad, los que alimentan que muchas personas aún siguen violentando a los que nos salimos de la heteronorma“.
En este contexto, la implementación de la ESI en las escuelas, reglamentada por la ley 26.150 desde 2006, se encuentra también en pugna: “Hay docentes que prefieren ignorarla o la dan de manera anticuada no incorporando todas las temáticas, por ejemplo, el derecho a la identidad de género y el de las juventudes. Las niñeces travestis-trans, por más que se quieran negar y ocultar, existen y están en las aulas”, expresa Guimaraes.
Armesto, por su parte, cree que “querer imponer una agenda que va en contra de las leyes actuales incluidas en la currícula escolar sería inconstitucional. Estaríamos contradiciendo hasta al mismísimo Juan Bautista Alberdi, que siempre defendió la libertad contra la omnipotencia del Estado o de algunos círculos que querían imponer determinadas ideas”.