Por Carola Scialabba

Una mañana como cualquier otra, Gustavo Hidalgo, docente de una escuela secundaria de Quilmes, entró al aula y encontró el panorama habitual de caras entre cansadas y aburridas. Sin embargo, un chico le llamó la atención: su expresión no era de sueño sino de preocupación. “¿Cuánto perdiste?”, le preguntó Hidalgo sin rodeos. La respuesta del alumno, de 16 años, fue directa: “Cincuenta lucas, profe”.

La ludopatía es un trastorno adictivo en el que la persona pierde el control de la conducta de juego, afectando sus vínculos interpersonales, sus capacidades académicas y el cumplimiento de responsabilidades. “Esta problemática alcanza a adultos, niños, niñas y adolescentes de todos los rangos etarios y sociales”, cuenta Matías Sánchez Sandra, especialista del Departamento de Psicoterapia Cognitiva INECO. Este trastorno, también llamado “juego patológico”, se encuentra dentro de un problema mayor, conocido como “consumo abusivo de las nuevas tecnologías“, en un contexto donde los jóvenes tienen acceso constante a las plataformas de juego.

LA CONEXIÓN CONTINUA

“Vemos que los alumnos no pueden desconectarse; ni siquiera por un segundo. No existe más el salir al patio en horario de recreo, ya que este movimiento podría hacerlos perder las ganancias de la partida”, dice Neyen Sebastián Santi, preceptor de la escuela pública N° 38 de Quilmes, y agrega: “Todo el que tenga acceso juega, incluso en las comunidades de bajos recursos se ve más acentuado este comportamiento, ya que prevalece la idea de hacer dinero fácil, ganar plata para comprar un par de zapatillas nuevas, evitar el sacrificio que conlleva estudiar y trabajar para generar ingresos”.

Dentro del ámbito escolar los docentes empiezan a explorar soluciones posibles: se arman jornadas de convivencia, proyectos donde se tocan temas que afectan a la población educativa, reuniones en comunidad y espacios de escucha. Sin embargo, saben que se trata de un problema que excede totalmente el contexto del aula. “Hoy en día no se dispone de una preparación de los profesores para hacer frente a los obstáculos psicológicos, psiquiátricos y de desarrollo cognitivo que produce la ludopatía en los menores escolarizados”, detalla Santi.

“Los alumnos no pueden desconectarse ni un segundo”, afirman los docentes.

Una dificultad que atraviesa los hogares y se profundiza con los inconvenientes de la coyuntura. “En la escuela en la que estoy se ve mucho el bingo virtual, una especie de rifa que organizan los alumnos con un precio unificado por cada cartoncito. Lo hacen para poder comer; necesitan llevar el mango a casa”, cuenta Gustavo Hidalgo, educador popular del Centro Socio Educativo Jorge Novak de Quilmes. El docente explica que muchas veces los profesores se encuentran en una encrucijada, ya que entienden que “no deben participar de estas iniciativas para no fomentar el juego”, pero, al mismo tiempo, “sí ayudarlos a juntar plata porque, si no, se quedan sin comer”.

UNA REALIDAD COMPLICADA

La ludopatía y el abuso de las tecnologías son dos de los factores que complican la realidad de los jóvenes, pero no los únicos. Donde antes había colectas o venta de tortas o comida en el recreo, hoy existen rifas, bingos o apuestas electrónicas. “No se trata de sacar los teléfonos y prohibirles el juego, porque hay algo más detrás de todo esto: para muchos ganar significa llevar un paquete de fideos a casa”, resalta el educador.

Esta situación se reitera y está en la base de lo propuesto en los proyectos de ley que intentan abordar el problema. “No es una cuestión netamente prohibitiva, la idea es que se vaya generando la conciencia social de que esto es un problema, que es nocivo y que nos hace mal a todos y a todas”, explica el legislador porteño por Unión por la Patria Andrés La Blunda, quien a su vez resalta la importancia del apoyo psicológico y la respuesta por parte del Estado.

Andrés La Blunda, legislador porteño de UxP.

Si bien es una situación que afecta a todas las clases sociales, en los sectores de menores recursos se suma la deserción escolar con la que deben luchar los educadores populares. “Acá partimos de padres que no están alfabetizados y no saben qué están haciendo sus hijos con el celular. No es por falta de compromiso, sino porque no tienen herramientas para entender el problema”, se explaya Hidalgo, y remata: “Antes, cuando llegaba al aula, éramos los alumnos, la carpeta y yo. Hoy con el celular hay muchos más actores interviniendo en la educación”.

La ludopatía afecta también a escuelas privadas y alumnos con familias con mejor economía: “En cuarto año ya empiezan a hablar libremente de que están apostando, se piden dinero entre ellos, usan lo que les dan los padres para el recreo. Los chicos lo naturalizan y los padres son los últimos en enterarse”, explica Gabriela María Bulich, preceptora del Instituto San Alfonso de Quilmes. En ese marco además agradece la “suerte” y el “beneficio” de tener en la escuela un orientador escolar y psicólogo social que ayuda a coordinar charlas orientativas que apuntan a la prevención y detección temprana.

RADIOGRAFÍA DEL FENÓMENO

El 48% de la población adolescente pasa como mínimo cinco horas diarias con el celular y el 23%, más de ocho horas al día. Dentro de este porcentaje, un 34% apostó al menos una vez, el 12,4% lo hace regularmente y el 12,9% declaró haberlo hecho con mayor regularidad para ayudar a sus familias y contribuir económicamente en su casa. Estos son los datos obtenidos a partir de una encuesta realizada por la Subsecretaría de Salud Mental de la provincia de Buenos Aires, en conjunto con el Ministerio de Salud bonaerense.

Los docentes piden canales de comunicación con las familias y una articulación entre la familia, la escuela y el Estado. Desde el Ministerio se busca una forma de abordar el problema en el territorio con el objetivo de generar herramientas para una detección temprana y crear conciencia a través de las campañas de prevención.

Roxana López, de la Subsecretaría de Salud mental bonaerense.

“Tenemos que pensar la ludopatía dentro de una problemática mayor, que es el consumo abusivo de las nuevas tecnologías, y dentro de una necesidad concreta, que es que muchos de los jóvenes están colaborando con la situación económica de sus padres”, resalta Roxana López, coordinadora del área de prevención y asistencia en ludopatía de la Subsecretaría de Salud mental de la Provincia de Buenos Aires. La funcionaria agrega: “Buscamos entender el consumo problemático pospandemia, dar un espacio de debate profundo y brindar herramientas interviniendo territorialmente”.

Actualmente, hay 10 equipos de asistencia distribuidos en ocho regiones sanitarias. Estos centros prestan servicios de atención, acompañamiento y prevención, y llevan adelante una estrategia de atención primaria de salud. También la provincia cuenta con un dispositivo telefónico llamado Línea de orientación y acompañamiento en Salud Mental y Consumos Problemáticos (0800-222-5462), en el que se brinda escucha activa, contención y acompañamiento a quienes requieran asistencia.

Por otro lado, desde la Ciudad de Buenos Aires, el Jefe de Gobierno Jorge Macri, junto a concejales de Mendoza, Córdoba y Rosario, llevó adelante acciones por las que se compromete con la prevención de la ciber ludopatía infantil. La legisladora porteña por el PRO Silvana Giudici, expresa: “Desde el Gobierno de la Ciudad se han implementado bloqueos de sitios ilegales de apuestas en línea y del acceso a los juegos en línea desde las redes del gobierno de la Ciudad, así como campañas de prevención en las escuelas y la creación de una fiscalía especializada”.

Silvina Giudici, legisladora porteña por el PRO.

Y agrega: “De acuerdo con el trabajo que vienen realizando las distintas comisiones que intervienen, como la Comisión de Adicciones, Familia, Comunicaciones y Asuntos Penales, se ha puesto de manifiesto el interés y la preocupación por la problemática de la ciber ludopatía adolescente y la necesidad de regular su publicidad”.

LOS PROYECTOS LEGISLATIVOS

A nivel provincial y nacional se continúa trabajando en la activación de campañas de prevención y mecanismos de regulación de las apuestas. Diputados de distintos bloques propusieron más de 20 proyectos legislativos sobre el tema. “Aunque hay coincidencias con otros bloques en cuanto a la regulación del juego online y las apuestas deportivas, las propuestas varían en términos de alcance y sanciones”, aclara el diputado por el PRO Santa Fe Gabriel Felipe Chumpitaz, y explica que su proyecto “subraya” la importancia de desarrollar campañas de concientización y educación desde una edad temprana.

Estas acciones buscan involucrar no sólo a escuelas y docentes, sino también a las familias, ONGs y otros actores sociales. “Algunos proyectos sugieren que los docentes participen en la detección temprana de la ludopatía a través de talleres y charlas, pero se destaca que su rol debe complementarse con otras iniciativas preventivas en las instituciones educativas”, explica Chumpitaz.

El diputado santafecino Gabriel Felipe Chumpitaz.

El PRO presentó cinco proyectos en la Cámara de Diputados, cuyos principales ejes son la prevención y regulación de los juegos de azar y en línea, particularmente en niñas, niños y adolescentes. La diputada Silvana Giudicci hace hincapié en el control del acceso de jóvenes a los juegos en línea mediante la verificación de datos biométricos al inicio, durante el juego y en el momento del pago. “Se plantea establecer un régimen de sanciones para quienes infrinjan las prohibiciones y sancionar penalmente a quienes utilicen medios o sistemas electrónicos para defraudar a menores o actúen como ´cajeros´ intermediarios”, amplía.

A su vez, María Bielli, legisladora de Ciudad de Buenos Aires por Unión por la Patria, marca la importancia de extender la mirada corriendo el foco de la ciberludopatía. Su proyecto de ley propone trabajar transversalmente, “tal como lo hicimos con la ESI”, el abordaje de la tecnología en la vida de cada uno. “La ciberludopatía es consecuencia de algo mucho más grande que no afecta sólo a los pibes, sino que afecta fundamentalmente a los adultos. Somos nosotros quienes muchas veces fallamos desde el ejemplo. Por eso es fundamental entender que hay que abordar este tema de forma integral”, resalta Bielli.

La funcionaria continúa: “Sería erróneo levantar el dedo acusador y creer que es un problema de adolescentes, porque es un cambio social que se viene gestando hace muchísimos años, con la irrupción de los celulares y la tecnología móvil en nuestras vidas. Por ende, nuestras generaciones son responsables de incorporar estas herramientas de forma saludable”.

El proyecto de la legisladora señala a la escuela como uno de los lugares donde emergen los primeros indicios de ludopatía y destaca la importancia de que los y las docentes tengan herramientas para detectarlos y abordarlos. “Esto no implica sostener que la responsabilidad última de la detección temprana sea tarea de los docentes. Las familias tienen también un rol fundamental, por eso también es tan importante trabajar en conjunto con ellas”, concluye.