Por Victoria Belén Rodríguez
En 2019, en pleno auge del movimiento feminista, las licenciadas en comunicación y profesoras de Stand Up Manuela Saiz y Angie Sammartino crearon el podcast “¿De qué nos reímos?“. La búsqueda era clara: una revisión de cómo aquello que causa risa marca parámetros morales sobre los que se posiciona la sociedad y cómo el cambio de época hizo que algunos chistes ya no generaran carcajadas, sino repudio. Hoy, apenas cinco años después, el retroceso para quienes defendieron aquellos nuevos paradigmas parece evidente: “Hubo un movimiento social que se dio muy fuerte, y ahora mi sensación es como si estuviese viniendo una ola de caca”, ironiza Saiz.
Si bien hay un cierto regreso a chistes de otra década, sería un error hablar de un copy-paste, como si la sociedad fuera exactamente la misma. Sus protagonistas, incluso, reconocen que las transformaciones llevaron a un proceso de aggiornamento para encajar o mantener vigencia en las nuevas plataformas y con las nuevas generaciones. El reconocido comediante Pachu Peña, a 30 años de su debut en “Videomatch”, reflexiona: “Creo que el humor evolucionó para bien, hubo un cambio de época y social y hemos entendido las reglas del juego, que tienen que ver con el respeto. Antes se crucificaba a la mujer o nos burlábamos de la condición de género de alguien, con el tiempo nos dimos cuenta (o nos hicieron recapacitar) de que estábamos muy equivocados”.
Lo cierto es que el humor de los 90 está en las pantallas, desde las repeticiones de “Todo por dos pesos” en la TV Pública y los recortes de sketches viejos que se viralizan en redes sociales, hasta el cruce de personalidades del humor tradicional con nuevos exponentes en las plataformas de streaming. La pregunta es, entonces, si se trata de un regreso movido por la nostalgia o del efecto rebote de una cultura moralista que vio cambios en los terrenos otrora intocables del humor a raíz del auge de movimientos feministas como el Ni Una Menos o la campaña por el aborto legal entre 2015 y 2019.
Manuela Saiz considera que inventar una opresión del feminismo para justificar retrocesos es simplemente poner una excusa para elegir no reinventarse. “Entiendo que cuando se llega a un límite en la desigualdad y en el avasallamiento de derechos, esa acumulación de injusticias genera que algunas cosas se exacerben, como seguramente sucedió, pero no me parece que volver a hacer chistes recontra machirulos sea la forma de regular un nuevo equilibrio. Revisarse, sí”, afirma.
En sintonía, José María Listorti, Sebastián Almada y Pachu Peña abordan, en la obra teatral “Tertawa, delivery de humor”, cómo es hoy para los varones el arte de hacer reír. “Digamos una u otra cosa, siempre herimos a alguien. Nos sentimos cancelados y elegimos hacer humor con esto que nos pasa”, expresa Peña mientras agrega que incluso en el programa “Stream Master”, que realiza por el canal de streaming Luzu TV junto a otros cuatro comediantes varones, pone sus límites cuando algo no le gusta o siente que puede herir a alguien.
La diferencia esencial con el pasado es la autopercepción, el reconocimiento de recorridos que, ya vividos, no pueden ser borrados: “Decir: `Che, ¡mirá qué en los 90 que estamos!’ habla de que tenemos una experiencia que nos permite darnos cuenta, de un cambio tangible”, concluye Saiz.