Por Yasmín Cuerchi

Es un hecho que las nuevas tecnologías vinieron para revolucionar las diferentes formas de comunicación y varias profesiones, como el diseño gráfico y el periodismo, se ven afectadas ante estos cambios. La inteligencia artificial, las redes sociales, Ghat GPT, el algoritmo, las aplicaciones y las plataformas son herramientas que hoy están al alcance de cualquier persona y permiten que el que quiera pueda crear lo que necesite o le guste casi al instante.

Diario Publicable habló sobre este tema con la polifacética periodista Patricia Kolesnicov, redactora, editora y autora de libros como la crónica Biografía de mi cáncer y las novelas No es amor y Me enamoré de una vegetariana. Kolesnicov, que trabajó en la editorial digital Bajalibros, en las sección Leamos de Infobae y en Cultura de Clarín, es una persona inquieta y afín a la tecnología, porque le resulta “excitante ver las cosas que se pueden hacer”. Cree que para el periodista siempre es bueno conocer las herramientas que brindan las tecnologías: “Si tu información va por ahí, ¿por qué regalar ese conocimiento?”. Considera que “hay tareas que pueden ser reemplazadas” por la inteligencia artificial pero, que “estas pueden potenciar el trabajo de quienes aprendan a usar la herramienta”. Para la periodista, es tan cierto que puede ayudar a ejercer la profesión como reemplazarla.

Su primera vez usando la inteligencia artificial fue hace poco más de un año y hoy lo hace de manera habitual. “Para corregir, sugerir títulos, ordenar informes con muchos datos, tener ideas para ilustraciones, etc. Aunque al principio se equivocaba mucho, cada vez es más precisa. Tengo prompts en los que le indico qué quiero que busque, dónde y con qué tono presentarlo”, cuenta. De todos modos, enfatiza en la necesidad de “chequear todo”. En un mundo donde rige la inmediatez, admite que la investigación periodística está muy complicada: “Lleva tiempo y plata, y luego la información se dispersa y no siempre se puede capitalizar”.

La inteligencia artificial es un punto clave que puede dejar afuera al periodista o puede potenciarlo. “El punto es hacer un uso ético“, advierte Kolesnicov. “Si se trata de reescribir una gacetilla agregando algunos datos, ¿cuál es el problema? Lo que nos distingue son ideas originales, experiencias vitales y andar por la vida, que está llena de imprevistos, con un cuerpo”.

Una de las habilidades nuevas que un periodista tiene que adquirir hoy, señala, es “la plasticidad para imaginar qué puede hacer la máquina, encontrar formas de dialogar” pero lo más importante de todo es “básicamente seguir haciendo periodismo, las ideas no se matan”.

¿Cómo describirías la transformación del periodismo con las nuevas tecnologías?
—Son cosas diferentes. La inteligencia artificial no precisa descansar y es muy rápida, lo que de alguna manera nos impuso un ritmo. Las redes extendieron nuestro alcance pero también nos pusieron a competir con gente ingeniosa que puede decir cualquier cosa. La falta de tiempo y de dinero no son datos menores: el periodismo necesita poder hacer una hipótesis, intentar comprobarla y, muchas veces, fracasar, para alguna vez tener algo original.

¿Hay formas de hacer periodismo que pueden cambiar gracias a la IA?
—Lo más rutinario se puede hacer prolijamente y en gran volumen con IA. Eso, como trabajo, puede desaparecer. Los editores, que decidan qué se hace y cómo presentarlo, los buenos redactores, los que encuentran noticias en lugares insospechados y escriben con rigor, con poesía o con corazón, supongo que seguirán existiendo. ¿Quién sabe?

Entonces, ¿cómo imaginas el rol del periodista de acá a diez años?
—El problema no es qué puede hacer técnicamente la IA sino cuán útil le es al poder que no haya periodistas humanos capaces de sospechar, de encontrar documentos que no están a la vista, de caminar, preguntar. Si eso es mejor que tener periodistas, quizás nos limitemos a conducir máquinas. Hace 20 años, un compañero de redacción me dijo que él ahora era “chofer de mouse”. Digo, el problema, como siempre, es político y económico, no técnico.

¿Qué cosas te gustarían que no cambien a futuro, en el periodismo, con la IA?
—Pensar, sentir, escribir, tener picardía, dar cuenta del dolor ajeno, sacarle la lengua al poder de alguna manera, esas cosas que siempre hicieron que un gil cualquiera como es un periodista pudiera poner sobre la mesa una verdad que se quiere ocultar.

¿Qué consejo le darías a una persona que quiere empezar a hacer periodismo?
—Uf, que no piense en la figuración, que sepa que a las fuentes lo que les importa es el medio, no el nombre del que pone el micrófono, que sepan que la mayoría no tendrá brillo ni plata, pero que se puede ser muy feliz. Es el mejor oficio del mundo, como decía García Márquez.

García Márquez fue una gran inspiración para muchos escritores y periodistas, un periodista que encarnó todo lo que menciona Kolesnicov: investigaba a fondo, se preocupaba por el otro, miraba la vida cotidiana, escribía con precisión y tenía mucha pasión por la profesión. Estas son cosas que la inteligencia artificial no puede reemplazar, el corazón y las ganas de siempre buscar la historia y los hechos verdaderos. A pesar de que las nuevas tecnologías se fortalecen y ocupan nuevos sectores, muchos periodistas siguen creyendo en su profesión y apuestan por ellos mismos y por el ser humano.