Por Azul Pudda Chavez
“¿Qué hace un periodista? Duda. Me lo dijo un jefe cuando yo tenía 30 años: ‘A nosotros nos pagan por dudar’.” Ariel Torres no solo recuerda la frase con precisión, sino que la aplica. Columnista de tecnología en La Nación desde hace 32 años, escritor desde antes de ser periodista y defensor de la lectura, la ciencia y la libertad en internet, Torres es una figura clave para pensar el periodismo del futuro. En esta entrevista, reflexiona sobre los cambios que trajo internet, el impacto real de la inteligencia artificial, el lugar de las redes sociales, y la crisis silenciosa en la civilización digital. Con una mirada crítica pero informada, invita a hacerse preguntas incómodas: “Vamos a pasar por una nueva Edad Media, pero con superstición de algoritmos”.
—¿Por qué elegiste este oficio?
—Desde siempre quise ser escritor. A los 17 tuve la oportunidad de trabajar en la editorial La Urraca, y me dije a mí mismo: “Ariel, es ahora o nunca”. Yo quería escribir. Y si uno quiere escribir, hay que escribir y, desde entonces, nunca más hice otra cosa.
Con su lógica, la inteligencia artificial no funciona como el grueso de la población cree: “La IA no está cambiando sustancialmente lo que hacemos en un diario. Un algoritmo no puede poner sentido común o empatía”. En una redacción, sostiene, lo que importa es el juicio humano. “No podés hacer periodismo con algo que no duda. La IA no tiene conciencia, y la conciencia no se puede simular“.
—¿Siempre te interesaron la divulgación científica y las nuevas tecnologías?
—Era una de las cosas que me gustaba mucho leer y había muy poco y bastante malo en la Argentina. Como yo tenía una buena formación científica, agarré por ahí y durante once años fui colaborador. La decisión fue pragmática porque elegí algo que me gustaba y con lo que me sentía cómodo.
—¿Al elegir el área en la que te especializaste, tuviste en cuenta que no eran temas “importantes” dentro de la agenda pública?
—Ahí habría que hacer una diferencia con respecto a los 70, pero ni la ciencia ni la tecnología estaban ni están en la agenda política ni en la pública, a la política le chupa un huevo la ciencia y la tecnología. Su agenda sigue siendo la de los 50, por eso no saben dónde están parados.
—¿Es importante para la gente aprender un poco más de las nuevas tecnologías?
—Sí. El lector está involucrado y como periodista sentís que estás haciendo algo, aunque sea poco es útil. Por ejemplo, hablar de los derechos civiles en internet, hablar de la privacidad, que es un tema que se ignora a pesar de que es un derecho constitucional. La aparición de internet y las redes cambió muchas cosas, pero también repitió viejas lógicas: la viralización predomina sobre la veracidad, pero eso siempre fue así. Se llama periodismo amarillo. Lo grave hoy es la escala.
Twitter (ahora X), que al principio celebró como una plataforma horizontal, hoy le resulta “una cloaca”: “Se convirtió en el reemplazo de las agencias de prensa. Es megáfono puro”.
—¿Qué mundo creés que viene junto al desarrollo de las tecnologías?
—No te puedo responder porque nadie puede. Creo que es tremendamente difícil anticipar lo que va a pasar, pero sé que lo que vaya a pasar va a ser muy malo. La información se convirtió en un commodity. Como está todo disponible, no sabés qué es cierto y qué no. Por eso los periodistas vamos a ser más importantes que nunca.
En este contexto, la ética se pone a prueba a cada paso y eso es algo que Torres tiene muy claro: “El título tiene que reflejar lo que dice la nota. Si no, estás cagando a alguien. Eso no es ético”. También por eso no acepta regalos ni acciones de las grandes tecnológicas: “Si tengo que criticar a Samsung, quiero sentirme libre de hacerlo”.
—¿La inteligencia artificial puede reemplazar a los periodistas?
—No. En todos los diarios en general hay una resistencia fuerte al uso de inteligencia artificial. Un algoritmo puede hacer cosas geniales pero no va a las reuniones donde se debaten los temas ni escribe notas.
Torres también se pregunta por la relación entre tecnología, conocimiento y lectura: “El libro fue un instante en la historia humana. ¿Cómo es una civilización sin libros? Puede ser no trivial el resultado”. Según su criterio, la lectura forma el cerebro de una manera que ni TikTok ni los videos pueden igualar. Y en esa carencia puede incubarse un nuevo oscurantismo: “Se viene una suerte de nueva Edad Media, pero con superstición de algoritmos. Vamos a dejar de pensar hasta que haya una vuelta de campana”. Pese al panorama sombrío, su apuesta es clara: escribir, leer, enseñar. “Si entendés algo, podés explicarlo. Si no, hacés ruido. Hay que aprender a escribir, a pensar. No se puede enseñar lo que no se puede describir sistemáticamente.” Para Ariel Torres el periodismo del futuro es una pregunta urgente sobre el presente. Una pregunta que exige conciencia, formación y la voluntad de dudar: “Nos pagan por eso. Y está bien que así sea”.