Por V. González Urzanqui, V. Nuñez Bacigalupo, I. Ehulech y N. Mentasti
Candidata a senadora por el Frente de Todos en la Ciudad de Buenos Aires, Dora Barrancos también es socióloga y fue parte del directorio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), cargo al que renunció en mayo debido a recortes presupuestarios. El gran tema de sus trabajos ha sido el feminismo en la Argentina en sus múltiples dimensiones: los conflictos y las revoluciones motorizadas por las mujeres, los derechos políticos femeninos, los movimientos sociales de principios de siglo y las sexualidades disidentes. Es autora de más de una decena de libros, entre los que se destacan “Historia y género” (1993), “Inclusión/exclusión. Historia con mujeres” (2002) y “Mujeres en la sociedad argentina. Una historia de cinco siglos” (2007).
–¿Qué la llevó a involucrarse en el movimiento feminista?
–Una noción completa de la desigualdad, la discriminación y la diferencia de oportunidades que había en relación con los varones. Pero sobre todo –porque eso es lo que me llevó al movimiento feminista– fue el haber escuchado en Brasil una entrevista al abogado defensor del femicida de Angela Dimis. El tipo era un playboy que había matado a una hermosa mujer de la society. Se dijeron cosas horribles sobre ella para justificar su muerte. Ese abogado dijo que era muy fácil la defensa porque se iba a basar en la “legítima defensa del honor”. Vos imagínate: matar a la mujer por el honor… Eso fue tan escandaloso –como sigue siéndolo cada vez que lo cuento– que marcó mi despertar. A partir de ahí una va tomando conocimiento de la discriminación que sufren las mujeres a diario.
–¿Qué proyectos tiene pensado proponer en el Senado?
–Una de las más importantes es la paridad de género en todos los estamentos del Estado. Y si en algunos segmentos no se constituye de inmediato, debería haber medidas de acción positivas. Necesitamos que todos los cargos de responsabilidad se distribuyan por igual. Otra medida es propiciar reformas en la Ley de Trabajo para que haya condiciones laborales equitativas para las mujeres. Además, quiero que el Poder Ejecutivo pueda hacer uso de instrumentos fiscales para mejorar la condición de las mujeres, sobre todo en algunas ramas laborales específicas. La cuarta y más importante es la construcción de institutos que estén entre el Poder Judicial y la sociedad civil para la atención exclusiva de violencia. Puede depender del Ministerio Público Fiscal y debería tener integrantes de la propia comunidad para resolver las violencias que no constituyan delitos. Hay mucha violencia que no se constituye como delito; ahí tiene que haber un instituto a nivel de comunidad que atienda a las poblaciones más vulnerables de mujeres.
–¿Hubo algún candidato dentro de su partido que se haya dado vuelta respecto de su posición sobre la legalización del aborto?
–No conozco a ninguno que se haya dado vuelta, en el sentido de cambiar de pañuelo verde a celeste. Más bien conozco gente que está “verdeando”, es decir, que está a favor pero entiende la importancia recién ahora.
–¿Por qué cree que sigue habiendo esta desigualdad en el mundo?
–Porque el patriarcado es ferozmente impuesto en todas las dimensiones de la vida y rige el orden simbólico. Cambiar el orden simbólico es lo más mecedor que hay. El orden simbólico es un orden patriarcal, y de ahí en más hay una instalación en todas las dimensiones de la vida, por eso es tan difícil vencerlo. Pero va a caer.
–¿Qué modelo de país le gustaría seguir en cuestiones de paridad?
–No hay ningún modelo de país que tenga igualdad y equidad en su totalidad. Lo dice la ONU: en ningún país del mundo las mujeres son tratadas con igualdad respecto a los varones. Pero los países nórdicos han avanzado mucho en este sentido. Suecia es uno de los que más avanzó, sin duda.
Foto: @BarrancosDora