Por Agustina Fernández Mallo
“No somos médicos, pero este aislamiento hizo obvio que los artistas y la ficción estamos lejos de desaparecer”, aseguró el actor Benjamín Vicuña durante una conferencia de prensa online exclusiva para alumnos de la escuela de periodismo Tea realizada el lunes por la noche. Durante más de una hora, el chileno habló sobre los efectos de la pandemia y el futuro de las disciplinas artísticas en este contexto.
En lo que respecta al teatro, el espacio en el que más cómodo se siente y en el que más herramientas posee, el chileno garantizó que no desaparecerá. “Sobrevivió a todas las guerras. Además, cuesta imaginarse que cambie de forma. El teatro es catarsis, es butaca a butaca. Hay una cuestión de vocación y asistencia que va a perdurar”, dijo. Sin embargo, no negó la paranoia que puede dejar la pandemia cuando en el futuro próximo se hable de cercanía social. “Va a persistir un fantasma en el público. Hay que recordar que desde antes del coronavirus, si un señor estornudaba en la fila de atrás todos se daban vuelta para mirarlo”.
El multifacético actor habló también de la situación actual del arte frente a esta crisis mundial. Aclaró que no sólo es perjudicial por el cierre de salas sino también por el retiro de auspiciantes. Como uno de los fundadores del Centro Cultural Mori, el complejo de salas teatrales más grande de Chile, aseguró que se está buscando una “solución inteligente” para evitar despidos. Además, sumó como factor agravante del contexto el estallido social que vive su país desde octubre de 2019. “La industria artística chilena no logra tener un impacto internacional tan potente como la argentina. Los tanques los tienen ustedes, y eso habla muy bien de los artistas y del público de su país”, dijo.
Vicuña no sólo elogió el arte nacional, sino también al presidente Alberto Fernández por su accionar frente a la Covid-19. “Sus decisiones son firmes y radicales, en el buen sentido de la palabra. Es conciliador y reivindica la política. Puso la salud por encima de todos los intereses. Cuenta con todo mi apoyo y admiración.” En cambio, el presidente chileno, Sebastián Piñera, no fue precisamente halagado: “Le hice un reclamo en redes porque tardaba en tomar las medidas necesarias. Además, su ministro de Salud tuvo declaraciones desafortunadas. Aun así, no descarto que el gobierno esté haciendo un esfuerzo durante las 24 horas”.
En tiempos de aislamiento social, el protagonista de “Argentina, tierra de amor y venganza” no está sólo. Se encuentra acompañado por su pareja, Eugenia “China” Suárez, y cinco pequeños: Bautista, Beltrán y Benicio, frutos de su relación con Carolina “Pampita” Ardohain, y Magnolia, la niña que tuvo con la China. Además está Rufina, la hija de Eugenia y Nicolás Cabré. Asegura que está perfeccionando su inglés y que busca dominarlo de la misma manera que dominó el acento argentino y español, pero admite que le cuesta. También está con terapia una vez por semana, algo que lo “ayuda mucho”. “Decidí que iba a escribir un libro, pero entre los chicos y las tareas domésticas no queda tiempo”, confesó entre risas.
El chileno estaba filmando una serie cuando la cuarentena paralizó el mundo. Ahora está detenida hasta junio. Para mayo tenía un proyecto en la Argentina que fue postergado hasta septiembre. Además, le llegaron dos propuestas de películas para grabar de manera fragmentada. Si Vicuña pudiera elegir con quién trabajar, uno de sus más grandes anhelos es Rodrigo de la Serna. Respecto de los directores, la lista incluye a Pablo Trapero, Damián Szifrón, Alejandro Amenábar y Pedro Almodóvar. A los 41 años, dice, le “inquieta” dirigir y, en caso de hacerlo, sería en teatro.
“La cuarentena nos tiene reflexionando, por ejemplo, sobre la idea de éxito. Fue la zanahoria que siempre perseguimos. Hoy entiendo que el éxito es dormir en paz, ser coherente con lo que digo y hago. Reconozco que soy un privilegiado por poder hacer las cosas que me llenan”, confesó antes de concluir: “Cuesta ser optimista sin ser dulzón y acaramelado. El planeta se sacudió y, de repente, todos nos sentimos chicos. Fue un golpe de humildad para el ser humano. Se verá si no se vuelve a la envidia, al egoísmo, a la corrupción. Esto también mostró la importancia del Estado y la salud pública. Lo que está pasando nos corrige y deja en evidencia que tenemos la capacidad de ser resilientes. Nos va a invitar a querernos más como especie”.