Por Agustina Erquiaga
“La situación que plantea esta pandemia impone nuevos parámetros de producción y consumo”, escribió el abogado especialista en Derecho Ambiental Andrés Nápoli, en una nota para Infobae titulada Una crisis que acelera el cambio de rumbo. La fotografía artística y comercial es un trabajo de producción que se hace fuera de los hogares. Kunal Kelkar es un “artista del automovilismo”, como prefiere denominarse, que se introdujo en la fotografía hace una década. Ahora, con 31 años, trabaja en el sitio Autofocus creando todo tipo de contenidos para varios fabricantes.
–¿Cuál dirías que es tu estilo a la hora de fotografiar?
-Mi estilo es lo que llamé realidad refinada: tomar una foto real y hacer que se vea limpia y refinada para que parezca surrealista.
–¿Creés que la pandemia favorece a la creatividad de los fotógrafos?
-La limitación siempre provoca un aumento en la creatividad y la innovación. Como fotógrafo que pasa mucho tiempo al aire libre y no puede hacerlo, la pandemia es definitivamente una barrera. Pero hay que preguntarse si uno es fotógrafo sólo por los sujetos a los que uno dispara, o porque tiene el ojo para ver el mundo de manera diferente y contar esa historia a través de su cámara. En ese sentido, la Covid-19 no bloqueó la capacidad de ser creativo y experimentar con recursos limitados. Entonces sí, el bloqueo obliga a los fotógrafos a pensar de manera diferente. En mi caso, por ejemplo, he usado papel de lija, granos de madera, hielo, aciano, crema de afeitar, vidrio y muchos más artículos para el hogar. Hice muchas fotos, aparte de The Art of Racing in the Rain.
–Para esa sesión usaste un Lamborghini de juguete y lo hiciste parecer real. ¿Cómo se te ocurrió esa idea?
-Antes de la pandemia había conversado con la empresa para fotografiar uno de sus autos en Italia. Mis pensamientos volvían constantemente al hecho de que, sin la pandemia, podría haber estado fotografiando un Lamborghini en la Toscana. He sido fanático de ese auto desde que vi un póster siendo niño. Probablemente fue esa picazón constante -y el hecho de que no podía hacer nada al respecto- una de las principales fuerzas impulsoras para el rodaje con un modelo a escala.
-¿Cómo la llevaste adelante?
-Como los gimnasios estaban cerrados, empecé a usar la cinta de correr. Durante una sesión de enfriamiento me di cuenta de que el cinturón de esa cinta se parecía mucho a una carretera, algo que vemos los fotógrafos mientras colgamos de la parte trasera de un auto para tomar fotos rodantes. Fue un momento de “eureka”, de pensar que, dado que se veía como una carretera rodante, debía darme resultados similares a las tomas de un auto real. Lo probé de inmediato con un Lamborghini Huracán a escala 1:18, y fue exactamente como lo había imaginado.
–¿Aparecieron complicaciones?
-Sí, la parte más desafiante fue asegurarse de que el auto permaneciera en su lugar mientras se movía en la cinta y yo tomaba las imágenes, ya que las exposiciones eran largas y a velocidades de obturación más lentas. Lo más difícil fue, entonces, tratar de mantener el auto enfocado. Dado que el modelo a escala no tenía ninguna suspensión, rebotaba bastante en la cinta.
–¿Hubo algún otro desafío?
-Sí, tratar de capturar todos los elementos de la foto en la menor cantidad de exposiciones requeridas. En total, tardé alrededor de tres horas y media en hacer las cuatro fotos desde diferentes ángulos, y después otras dos horas para procesarlas.
-Y aun así lograste que quede una foto realista.
-Pasé la mayor parte del día planeando el rodaje, estudiando el auto y sus ángulos y calculando la posición de las luces y el fondo. Todo para tratar de asegurarme de que la imagen fuera lo más realista posible. En un extremo de un cordón de zapatos pegué con cinta adhesiva la parte inferior del Lamborghini, y el otro lo pegué a la base de la cinta. Después usé una botella de spray para emular la lluvia, lo que también ayudó a dar la sensación de una pista o camino mojado. El muro lo repliqué con una red de tenis que también ayudó a generar el efecto de la velocidad, favoreciendo al realismo de la imagen, y puse la cámara invertida sobre un trípode para que la lente pudiera alcanzar el nivel de la cinta.