Por J. I. Giménez, P. González y A. Rodríguez

A los 14 años, cuando por primera vez se subió a un escenario para imitarlo, utilizó el nombre de su ídolo. Desde entonces, nunca lo abandonó. Por eso nadie en el barrio donde vivió toda su vida sabe quién es Ricardo Cotente. En cambio, del “Elvis de Villa Crespo” no hay quién no sepa.

-¿Cómo empezó tu fanatismo por Elvis?
-Empezó en el año 1958, cuando estaba en sexto grado
. Iba al colegio con mi viejo en el auto cuando pasaron un tema del primero de sus discos que llegó a la Argentina. Me encantó. Y por supuesto no era el único que quería ser él…

-¿Se podría decir que te dedicaste a la música?
-Me gustaría decir que sí, pero en un momento dado tuve que parar. Igual, carrera hice, la gente me conoce y cuando puedo hacer un show, lo hago. Estuve en la casa de Elvis y hasta me llamaron para aparecer en el programa de Marcelo Tinelli. La misión está cumplida.

-¿Qué les pasa a los argentinos con la imagen de Elvis?
-Siempre dije que todos los que imitan a Elvis son unos boludos y no van a ganar nunca acá, porque este es un país muy “beatlero”. No lo entiendo, la verdad. Si no hubiese sido por Elvis, no habrían aparecido los Beatles ni ninguno de los que vinieron después. Elvis fue siempre uno y los Beatles fueron cuatro, entonces no se puede comparar. Amén de que el cantante favorito de todos los Beatles es Elvis.

-¿Quién es Elvis para vos?
-Cuando era chico, todos los músicos que había eran viejos, el único joven que surgió fue Elvis. La juventud estaba “prohibida” en el mundo y, en ese sentido, Elvis puso todo patas para arriba.Fue gracias a él que el rock empezó a tener reconocimiento a nivel global. Aunque al principio lo resistieron mucho. En Estados Unidos decían que lo que hacía era pornográfico, por cómo movía la pelvis… A mí me fascinó entender que ya no tenía que escuchar más lo que escuchaba mi viejo.

-¿Estudiaste la historia de Elvis?
Aprendí leyendo y charlando con otros Elvis. Además, cuando vas a su casa en Memphis te explican todo. Yo pude ir recién en 2001 y fue muy emocionante, tengo un montón de fotos. Me acuerdo de que veía sus películas en el cine de Villa Crespo y me encantaban.

-¿Hacés shows?
-Hago shows dos veces por año acá, en Villa Crespo, y eventos donde me llamen: cumpleaños, fiestas de quince, casamientos, de todo.

La construcción de un mito

-¿Cómo conformaste tu versión de Elvis?
-Se te va pegando solo, aunque fácil no es. En mis tiempos no existía YouTube, nos guiábamos por películas y fotos. Es más difícil copiar los movimientos de Elvis que cantar como él, porque muchos de sus movimientos son de karate y aparte hay que saber mover la cadera en el momento justo, que es cuando viene el corte, algo muy difícil de lograr. Cantar lo puede hacer cualquiera que tenga buena voz; ahora, combinar el canto con los movimientos, sea en un tema lento o en uno rápido, es algo que no cualquiera sabe hacer.

¿Cuánto tiempo te llevó construir el personaje?
A los 13 años ya agarraba el micrófono y movía las piernas y las caderas como él. En el parque Retiro, que era un parque de diversiones, había muchos chicos más grandes que se subían al escenario y lo copiaban muy bien. Mirarlos me ayudó a aprender y a hacer mi propio Elvis. Lo que pasó fue que algunos seguimos y otros largaron. Creo que soy el más longevo en lo que respecta a hacer shows.

-¿Y cómo está tu cadera de Elvis?
Me duele todo el cuerpo, pero cuando me pongo el traje de Elvis no siento nada malo.

-¿Cuándo te sentiste un Elvis completo?
-En un momento, Elvis dejó de usar sus camisas típicas y empezó a ponerse trajes. Yo seguí con su look clásico y me sentí más Elvis que Elvis.