Por P. Salazar, G. Vadillo, F. Scarpatti, M. Caronte y M. Demaro.

Adolfo Bioy Casares no fue un campeón desparejo, sino todo lo contrario, a juzgar por el reconocimiento en vida y póstumo que le hicieron y le hacen dignos escritores y directores de cine y televisión que adaptaron sus obras a la pantalla. La obtención del Premio Miguel de Cervantes, el mayor galardón de las letras hispánicas, en 1990, confirma una historia prodigiosa.

En el ABC de España, en referencia a la obra de Bioy Casares, el poeta mexicano Octavio Paz opinó: “Está regida por la inteligencia –una inteligencia punzante y sensible que, no obstante, sabe sonreír- y por la fantasía. Es autor de varias novelas admirables y de una docena de cuentos no menos admirables, todo escrito en un lenguaje sobrio, fluido y sinuoso. Una prosa en la que el silencio y lo no dicho dicen mucho”.

En el prólogo de la novela “La invención de Morel”, Borges, amigo y compañero literario del autor de “El sueño de los héroes”, la calificó como “perfecta”. Y el padre de los cronopios y las famas, Julio Cortázar, contó, en una entrevista a Osvaldo Soriano que, en Francia, se la elogiaba mucho como “modelo de relato fantástico”.

Jóvenes autores argentinos lo consideran un escritor admirable. “La obra de Bioy muestra una sensibilidad y una erudición muy propia, quizá a veces poco valorada por estar a la sombra de Borges, pero creo que es un autor que sobrevive al tiempo, lo cual no es poco decir”, opinó Leonardo Sabbatella, autor de la novela “El modelo aéreo”, que fue muy bien recibida por la crítica literaria, y de la más reciente “El pez rojo”.

El escritor, sociólogo y periodista Hernán Vanoli destacó la imaginación “vital y hermosa” del autor de “Plan de evasión”. “Hay alegría en la forma de escribir de Bioy, y logró combinarla con una inteligencia refinada. No es algo frecuente y, por eso, es uno de los grandes escritores argentinos”, finalizó.

Los escritores españoles Javier Casis Arín y Luis María Díez Merino escribieron “Querida Luisa” y “Los motivos de Rozman”, respectivamente. El primero es una precuela de “La invención de Morel” y, en el segundo, Bioy Casares aparece como personaje. Cortázar lo homenajeó en Diario para un cuento, fundamentalmente, cuando dice que, “a veces”, al querer hacer un cuento “quisiera ser” como el héroe de las mujeres.

Además, algunas de sus obras fueron adaptadas para el cine y la televisión. Alejandro Chomski dirigió “Dormir al Sol” (2010), basada en la novela homónima. En una entrevista a Página 12 en 2012, el cineasta definió el largometraje como “una puerta o una ventana a algo nuevo, donde no sabés con qué te vas a encontrar”. Chomski reconoció que el film “no es para nada fiel al libro”, y agregó que no sabría qué opinaría Bioy Casares de su película. “El sueño de los héroes” (1997), dirigida por Sergio Renán; “El año pasado en Marienbad” (1961), de Alain Resnais, y “El crimen de Oribe” (1950), de Leopoldo Torres Ríos y Leopoldo Torre Nilsson, también son ejemplos del séptimo arte inspirado en las obras de Bioy Casares.

En 1974, Emilio Grecco estrenó en Italia “La invención de Morel”, y en 1967, Claude-Jean Bonnardot la adaptó para una película en la televisión en Francia. Los creadores de la reconocida serie de televisión estadounidense Lost (2005) afirmaron haberse inspirado en “La invención de Morel”. En el capítulo cuatro de la cuarta temporada, uno de los personajes lee la novela.

El legado de Bioy Casares atraviesa la literatura, el cine y la televisión. Vanoli invita a pensarlo “como un cometa que, de vez en cuando, cruza el cielo; especial, cálido y frío, y a la vez, brillante y fugaz”.