Por Luz Pavón @LUZPAVON
A la una del mediodía, la zona del Palacio de Justicia se volvió a llenar de policías: 40 efectivos se sumaron a los ocho que, durante toda la noche, custodiaron las inmediaciones del lugar. Su función es controlar el área y el acceso del público: solo “pasan” las vallas los periodistas, los invitados especiales, el público con su tarjeta de invitación y los magistrados. Una hora más tarde se cortó el tránsito de Talcahuano y Lavalle.
El primer testigo de la jornada fue Theo Van Boven, de nacionalidad holandesa, quien fue director para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas entre 1977 y 1982. Durante ese tiempo el organismo recibió miles de denuncias de familiares de personas desaparecidas.
“Existía un esfuerzo deliberado para ocultar la verdad, todos los efectos, todos los esfuerzos serios estaban destinados a una tergiversación de la información y a comunicar lo que no era la verdad”, declaró Van Boven.
En referencia a la documentación que la entidad entregó, con miles de denuncias verificadas al gobierno argentino, aseguró que nunca recibió ninguna respuesta. “Parte de la diplomacia argentina estuvo implicada e involucrada en este esfuerzo de ocultamiento y escamoteo. También debo señalar que recibí de algunos de ellos, de forma privada, apoyo para que continuara con las presiones que estaba ejerciendo. Quisiera además añadir que un rol clave en este ocultamiento, y en algunos casos intimidación y mala información, lo tuvo el representante en Ginebra, el embajador Gabriel Martínez”, afirmó. A continuación, un fragmento del testimonio de Van Boven.
La jornada continuó con los prolongados testimonios de los militares retirados Luis María Mendia, Antonio Vañek y Oscar Montes –ex vicealmirantes– , Salvio Menendez –contralmirante retirado–, Jesús Orlando Capellini y Aquilino Guerra –ambos brigadieres mayores retirados– quienes afirmaron no haber tenido conocimiento de las denuncias internacionales formuladas por ex guerrilleros detenidos por la Marina.
Tampoco pudieron recordar si se registraban por escrito los interrogatorios o se confeccionaban listas de personas detenidas o liberadas, aunque dijeron que semanalmente cada Fuerza de Tareas elevaba al Comando en Jefe y al Consejo de Seguridad Nacional un informe con todas las novedades operativas. A su vez, aseguraron que todos los allanamientos e interrogatorios se realizaron siempre de acuerdo con las prescripciones del Plan de Capacidades en Medio Interno de la Armada, PLACINTAR.
INCIDENTES EN LA AUDIENCIA
El abogado Jaime Prats Cardona, representante de Emilio Eduardo Massera, impugnó la declaración del ex director de las Naciones Unidas, aludiendo que éste leía y eso estaba prohibido. En respuesta, el juez León Arslanián explicó que los camaristas, que se encontraban frente al testigo, podían asegurar que sólo tenía un papel con referencias recordatorias.
Finalmente se resolvió que el secretario de actuación, Juan Carlos López, mostrara a los abogados el texto. El letrado Andrés Marutián, defensor de Roberto Viola, advirtió que estaba escrito en inglés y manifestó sus dudas acerca del origen, aludiendo a la posibilidad de que se tratara de las preguntas que le haría la Fiscalía. Tras cinco minutos, el juez Arslanián ordenó continuar con la audiencia.
LA ANÉCDOTA DEL DÍA
Mientras declaraba Van Boven, el doctor Enrique Munilla, defensor del general Leopoldo Galtieri, pidió la palabra para formular un pedido de impugnación “sobre la base del artículo 263 del Código de Justicia Militar y, más precisamente, el inciso tercero de ese artículo”. El juez Arslanián respondió sorprendido: “Doctor, el artículo 263 no tiene ningún inciso”. Entonces Munilla, asombrado, replicó: “¿Cómo que no? Entonces debo tener un código viejo”. Luego de la explosión de risa de los asistentes, el presidente de la Cámara dijo: “Doctor, tome este código, que es el nuevo”.