M, Diaz, N. Crego, M, Durazzo y P, Martínez Rossi

Creada y dirigida por Rodolfo Walsh, la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA) fue una red de recepción, elaboración y transmisión de información a partir de fuentes públicas originadas desde la militancia clandestina, que difundió en el país y en el exterior las noticias silenciadas por la dictadura.

Walsh empezó con el proyecto de ANCLA después de un viaje en 1974 al Líbano y Argelia, donde conoció la agencia de noticias de la Organización para la Liberación de Palestina.

Formaban parte de la agencia los periodistas Carlos Aznarez, Lucila Pagliai y Lila Pastoriza. A ellos se sumó Eduardo Suárez, secuestrado en agosto de 1976 por el grupo de tareas; el 1º de abril de 1977, días después de su desaparición, un cable de ANCLA denunciaba el secuestro de Walsh. En el siguiente video, Aznarez recuerda la metodología de trabajo de la agencia.

(Producción: Martina Durazzo y Nicolás Crego. Cámara: Patricio Martínez Rossi. Edición: Equipo TEA)

Cables clandestinos

En junio de 1976 salieron a la luz los primeros cables y, un mes después, ANCLA ya era perseguida por la Dirección de Inteligencia de la policía de la provincia de Buenos Aires.

Los cables de la Agencia cargaban información muchas veces omitida por los medios comerciales. Entre los que se recuperaron, sobresalen los que informan sobre los Hábeas Corpus presentados por personas detenidas, secuestradas o desaparecidas, así como también los que denunciaban los procesos ilegales llevados a cabo contra artistas o presos políticos. En el siguiente video el periodista Ricardo Ragendorfer lee algunos cables emblemáticos de la agencia ANCLA.

(Producción: 2°B TT – Cámara y edición: Equipo TEA)

Fuentes e inteligencia

Las fuentes de información sobre las cuales se basaban sus cables eran variadas. En primer lugar, procedían de una red pequeña de colaboradores, constituida por militantes de la organización que recababan información a partir de su inserción o de sus contactos personales en unidades militares, fábricas, universidades, colegios y barrios. También emanaban de la lectura minuciosa de los fragmentos de información y los indicios que ofrecía la prensa comercial y otro material público sobre la represión y la situación política.

Esta búsqueda, según relata Lucila Pagliai, integrante de ANCLA, comprendía además del examen de las noticias de prensa, la lectura atenta de discursos y boletines oficiales, actas de reuniones empresariales, guías de sociedades anónimas y de asociaciones intermedias, hechos judiciales, encuentros educativos y culturales, actividades de sociedad, avisos y hasta notas necrológicas. Por último, la agencia se nutría de las tareas de inteligencia –la intercepción y escucha de mensajes de las fuerzas represivas y el trabajo criptográfico para descifrar sus códigos–, en las que Walsh estaba especialmente entrenado. 

El final 

Tras el secuestro de Walsh, la continuidad de ANCLA se tornó difícil y peligrosa, por lo que el equipo se planteó la necesidad de instalarla fuera del país. Mientras que Pagliai y Aznarez se exiliaron, Pastoriza fue secuestrada el 15 de junio de 1977 y llevada al centro clandestino de detención (CCD) que funcionaba en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).

En agosto Horacio Verbitsky y Luis Guagnini se hicieron cargo de la agencia, que continuó en funcionamiento durante unos meses. En diciembre, Guagnini fue secuestrado por el grupo de El Atlético. La Agencia siguió informando hasta septiembre de 1977, período durante el cual emitió más de 200 cables informativos, a pesar de sus escasos recursos tanto humanos como materiales.