Ayer en el Senado y sus alrededores se vivió una jornada que será recordada por mucho tiempo. No precisamente por el resultado final de la votación, sino por la magnitud de lo acontecido en las calles durante todo el día.

Dentro del recinto, posiciones encontradas, en contra y a favor del proyecto de ley para la interrupción voluntaria del embarazo, constituyeron una demostración ejemplar del ejercicio democrático: el respeto y la paridad reinaron a lo largo de todo el debate en el Senado.

Afuera, a un lado y otro de la plaza, la “olas” celestes y verdes fueron marea desde las 10 de la mañana de ayer hasta cerca de las 3 de la madrugada de hoy, siempre en un ambiente de paz. Cabe destacar la masividad de ambos movimientos, sobre todo teniendo en cuenta que el tiempo propuso condiciones adversas, de frío y lluvias intensas, y que la tendencia del resultado de la votación -es decir, que se impondría el no- se perfilaba bastante claro desde hacía unos cuantos días.

Centenares de pañuelos verdes acompañaron una amplia variedad de actividades a favor del aborto legal, seguro y gratuito que, repartidas entre cuatro carpas y tres escenarios, no cesaron en todo el día. Y aunque la desilusión una vez conocido el resultado final fue palpable, la desconcentración resultó ordenada y solo un grupo reducido de personas se enfrentó con la Policía.

Por su parte, aquellos que están “a favor de las dos vidas” se juntaron, pañuelos celestes mediante, en las calles aledañas a Yrigoyen. Durante el día participaron de actividades organizadas en distintas carpas, y más entrada la noche celebraron una misa. Emoción y jolgorio fueron los sentimientos reinantes tras saberse la decisión final dentro de la Cámara.

La votación culminó tal cual se había anticipado en los últimos días: con 38 votos en contra, 31 a favor, 2 abstenciones y 1 ausencia, el Senado dio marcha atrás a la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que había llegado al recinto con la media sanción lograda en Diputados.