Por M. Alaniz y C. Niñe
Más de cuatro siglos han pasado desde la muerte de William Shakespeare (1564-1616), y sin embargo sus obras siguen vigentes en los teatros argentinos. Racismo, corrupción, mandatos sociales y femicidios son algunos de los principales temas que aborda el inglés, dejando entrever que si bien los tiempos han cambiado, los modos, el lenguaje y la centralidad de su arte tienen total vigencia en la actualidad. De allí que en la cartelera porteña se encuentren varias obras basadas en sus textos y con puestas que van desde el teatro clásico a técnicas más modernas.
Lucía Manrique, directora de Tragedia Inadaptada de Hamlet, y Gabriel Chame Buendía, director de Othelo, trabajan desde una mirada clownesca, mientras que Mariano Ruiz, actor y director de The Shakespearean Tour, lo hace fusionando diversas técnicas en un unipersonal que mezcla stand up, cabaret y teatro documental. Sin grandes escenografías, las propuestas consiguen abrir el imaginario y generar imágenes con objetos cotidianos, máquinas de humo, efectos de luces y música. En todos los casos los artistas respetan las ideas originales pero, según Manrique, “lo importante a la hora de hacer un clásico es reverlo desde la mirada actual y subjetiva de quienes lo producen”.
En la misma línea, Mariano Ruiz opina que “la idea es conservar las bases pero, a su vez, reírse de las historias y modernizarlas”. “Uso el humor para hablar de una historia que mucha gente no quiere oír, que es la de las personas a las que siempre se les dijo que no encajan y deben cambiar para ser aceptadas. Lo que básicamente Shakespeare proponía era romper con los mandatos sociales”, explica. Fue en esa línea que los tres artistas hicieron cambios estructurales, de personajes y textos, que incluyen chistes actuales y funcionales a lo que querían transmitir.
El teatro shakespeariano aún conserva su cualidad popular porque, además de contener tramas atractivas y cercanas, “indaga en temas que trascendieron completamente su época original”, dice Manrique. Ruiz complementa: “Acartonamos mucho el teatro shakespeariano y lo volvimos una idea solemne de cómo debe estar hecho”.
Los objetos tienen vida
En el libro Técnicas de Clown, Cristina Moreira define a este lenguaje artístico como el que nace y se desarrolla con los criterios de circo. Es, además, un disfraz que surge de la reconstrucción del yo en un personaje con códigos que van en contra de una lógica utilitaria. Lucía Manrique explica que la concepción del payaso como técnica teatral tiene que ver con el fracaso: “El clown es un ser trágico y la gente se ríe porque se identifica con lo que le está pasando”. Esta cualidad universal le permitió a Chame Buendía montar una misma obra en diferentes partes del mundo. “La gente es gente, lo cultural es cultural: todos se divierten de igual manera. Un niño, un viejo, un chino y un árabe lo entienden porque el clown hace que la gente se identifique con las mismas cosas”, cuenta.
Por su parte, Ruiz sostiene que “la risa es un medio para reflexionar, para relajarse, para que la gente vea a Shakespeare de otra manera”. Ese mismo humor le permitió traer a la vida personajes transformistas basados en las mujeres de los relatos shakespearianos. Si bien estas obras representan problemas cotidianos, Manrique y Buendía eligieron abordarlas desde el clown, mientras que Ruiz lo hizo desde la fusión de diferentes técnicas, siempre buscando reírse de las tragedias más grandes.
Floreros, autos, escaleras, maletas y cañones son objetos comunes que cumplen un rol importante dentro de este tipo de puestas renovadas y en el imaginario del espectador. En estas propuestas ya no se verán las escenografías tradicionales. “No me interesa montar una escenografía que intente representar la realidad de una habitación de un castillo o de una playa. Me gusta jugar con la evocación a través del objeto y que el público se imagine qué es”, dice Buendía, quien desde hace seis años ha recorrido varios países mostrando su trabajo.
Por su parte, Manrique usa temas musicales actuales aunque reversionados con letras alusivas a la historia. Así consigue la empatía del público y, a su vez, un hilo conductor con la obra. Chame Buendía elige conservar los rasgos de los personajes y hacer intervenciones de humor sin burlarse de ellos, como muchas veces hace el clown más tradicional. “Está tratado desde el lenguaje del clown, pero primero está el teatro y después el clown”, afirma el director de Othelo. “Yo no estoy de acuerdo con hacer Hamlet tal cual porque es teatro de otra época”, dice la directora de Tragedia Inadaptada de Hamlet, quien apostó a una obra disruptiva donde prevalece el humor.
Con un estilo más moderno, Ruiz propone interpretar a los personajes tradicionales como queers, “quitándoles esa sacralización que hace que se vean como un clásico intocable y reversionándolos”. “Hay un juego de roles que hoy nos asusta pero que viene desde la época de Shakespeare. La gente no se sentía asustada por eso”, explica.
Estas diferentes visiones quedan plasmadas en las obras: en Othelo y, en menor medida, en Tragedia Inadaptada de Hamlet prevalecen los textos originales, con toda su poesía y rima; en cambio, en The Shakespearen Tour lo que se ve es la esencia de la historia aunque totalmente transformada.
Dichas puestas han conseguido buenos resultados actualizando los clásicos y haciendo que el público volviera a sentirme más cerca de ellos. Las entradas accesibles y los 2×1 ayudaron a que teatros del circuito off, sin grandes inversiones publicitarias ni sponsors reconocidos, llenaran sus salas.