Por Chiara Risoleo
Por definición, la música es el arte de combinar los sonidos en una secuencia temporal atendiendo a las leyes de la armonía, la melodía y el ritmo. Sin embargo, al escuchar una canción o aprender una letra los seres humanos conectan con sus emociones. La ciencia afirma que escuchar música, además de favorecer el proceso de aprendizaje, la atención y la actividad motora, libera dopamina, una neurohormona que provoca placer como lo hacen la comida y el sexo.
A fin de cuentas, a lo largo de la historia la música se convirtió en una compañera omnipresente, y también en estos tiempos de pandemia. “Hemos visto más en profundidad la utilidad de la música, nos ha ayudado a ‘resistir’, se han creado canciones que nos han unido en ese nexo emocional que todos compartimos”, asegura el psicólogo especializado en interpretación musical Guillermo Dalia Cirujeda.
Para cada persona, una canción tiene diferentes significados y puede ser apreciada de diversas maneras. El bailarín y cantante Facundo Mazzei cuenta que la música significa encontrarse consigo mismo, poder volar y meterse en un mundo muy mágico: “Me hace bien, me sana, me transporta. La música, tanto para bailar como para cantar, es algo único que me hizo muy bien en algunos momentos feos de mi vida. Por eso la elijo, para ir sanándome”, confiesa.
Factores como la edad, la personalidad, la subjetividad y la singularidad de cada persona determinan los gustos musicales, según Martín Nuevo, musicoterapeuta de la Clínica Flores de Salud Mental. “Gracias a una canción, una letra o un artista, muchos se dieron cuenta de que no están solos, que algunas canciones tienen un mensaje y que ese mensaje puede ser útil para situaciones difíciles”, explica.
Pero no solo importa que las personas se sientan identificadas con el artista o la canción. También es crucial lo que cada artista busca transmitir. La cantante Sofía “Chule” Von Wernich sostiene: “Te estoy compartiendo a corazón abierto algo que me pasó, busco transmitir algo que pienso ya sea por una experiencia propia o por algo que haya vivido de cerca”. En esa misma línea opina Facundo Mazzei, cantante de “Locos” y “Te extrañé tanto”, para quien el objetivo de su música es generar una conexión.
Con la llegada del confinamiento, la mayoría de las personas utiliza la música como un recurso para desahogarse o entrar en un clima de paz y tranquilidad. Para Martín Nuevo, quien además es cantante y compositor, puede ayudar a que la cuarentena sea menos difícil de llevar. Ernesto Bertero, paciente ambulatorio de Nuevo en el Hospital de Día en la Clínica Flores, afirma: “En estos momentos de incertidumbre, la música funciona como un salvavidas que me permite no hundirme en la tristeza de no saber qué va a pasar”. Guillermo Cirujeda agrega: “La música nos ayuda a conectar nuestras emociones con algo externo; nos entra, nos sacude un poco y nos hace salir“.
Tanto Mazzei como Chule Von Wernich están utilizando este tiempo para organizarse y generar nuevos proyectos. “Hay que aprovechar el momento para que las personas descubran canciones nuevas y, a su vez, que escuchen algunas que tenía guardadas”, explica la cantante que vino a Buenos Aires desde Pehuajó hace cuatro años y que tiene en mente lanzar un disco con cinco temas propios dentro de poco.
La música se volvió una parte esencial en la vida de la sociedad: directa o indirectamente, está presente en cada momento, en cada vivencia personal. “Puede que escuchemos música para sentirnos mejor o peor, o para distraernos. La música es solo una asociación de vibraciones, pero a las personas parece hacerles bien, cambiarles el ánimo, la mirada, la vida. Dónde está el secreto exacto, la magia, no lo sé, pero sin duda existe”, concluye el músicoterapeuta, quien próximamente sacará su disco llamado “Salud, mental”.