Por M. Fernández Alric, A. Fuentes y S. Montanari

Adrián Marcenac se convirtió en militante de la lucha a favor del desarme de la sociedad civil tras el asesinato de su hijo Alfredo, el 6 de julio de 2006, por parte de Martín Ríos, un amante de las armas al que se conoce como “El Tirador de Belgrano”. “La portación de armas no es, de ninguna manera, el camino en la construcción de una sociedad más pacífica”, afirmó en diálogo con Diario Publicable. 

Después del asesinato de su hijo, Marcenac creó la Asociación Civil “Alfredo Marcenac”, que forma parte de la Red Argentina para el Desarme. Freddy Marcenac, de 18 años, había venido de Necochea a estudiar en Buenos Aires. Ríos hizo 13 disparos contra un grupo de personas, sobre la calle Cabildo, y además de asesinar al joven Marcenac, hirió a otras seis personas. El asesino fue detenido ocho días después de cometer el delito. Cuando le secuestraron el arma, se constató que la había utilizado en otras tres balaceras entre 2005 y 2006, con solo una víctima fatal. 

En primera instancia la Justicia absolvió a Ríos por considerarlo inimputable. En julio de 2014, se ratificó la decisión de internarlo en el pabellón neuropsiquiátrico del complejo penitenciario de Ezeiza, tras comprobarse que sufría de un cuadro psicótico-esquizofrénico. Por lo tanto, se concluyó que al momento de los hechos, Ríos no era capaz de razonar y comprender su conducta homicida. 

En contraposición a lo dictado en la causa, el padre de la víctima opinó: “Los enfermos raramente pueden acceder a un arma. Estamos totalmente seguros de que no se debió a ninguna patología. No es un psicótico, ni tuvo ningún brote, es un asesino calculador y psicópata”.

El motivo principal por el cual Marcenac forma parte de la Red Argentina para el Desarme es el de “aunar esfuerzos con otras organizaciones y personas en pos de lograr que existan menos armas en la sociedad” debido a que “portar un arma es dar inicio a cualquier tragedia”. En octubre de 2006, los familiares de Freddy Marcenac, junto con ciudadanos de diferentes edades de Necochea y Quequén, conformaron la asociación civil que lleva el nombre del joven asesinado en Buenos Aires. El lema de la agrupación es “Prevenir para no lamentar”

En la Argentina está vigente el Programa Nacional de Entrega Voluntaria de Armas de Fuego y Municiones desde 2007, cuyo objetivo es “reducir el circulante de armas en la sociedad mediante la entrega anónima de armas de fuego y municiones a cambio de un incentivo económico”. Hasta 2018 hubo 185 mil armas destruidas. 

“Tener un arma es tener un problema. Entregar un arma es desarmar un problema” es uno de los lemas de la Red Argentina para el Desarme (RAD). Marcenac explicó que nunca pensó “en tomar justicia por mano propia, estoy convencido de que ese no es el camino”

Las organizaciones reunidas en la red estiman que en el país hay cerca de cuatro millones de armas, entre las registradas legalmente y las ilegales. Hay 1.618.877 armas registradas en el país, en manos de 1.016.843 usuarios legales. En los últimos cuatro años, el 74 por ciento de los inscriptos en la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMAC) no han renovado sus licencias, un dato que agrava la situación de ilegalidad. Cerca de la mitad de los registrados en la ANMAC tienen más de un arma en su poder. Además, se calcula que hay una cifra similar de armas que nunca fueron declaradas, lo que hace que el número se acerque a los cuatro millones de armas en manos de civiles.

Ante esta preocupación, el 9 de enero pasado, Adrián Marcenac junto a otros integrantes de la Red Argentina para el Desarme participó en una reunión con la ministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic. La funcionaria manifestó su interés en apoyar el desarme como política pública en colaboración con el Ministerio de Justicia de la Nación. “Fue el primer acercamiento mutuo con el actual gobierno”, explicó Marcenac.

Las estadísticas demostraron que la tendencia a estar armado crece a través de los años. Para Marcenac, armarse es una decisión individual que va en el camino contrario“. “Si alguno de los que estaban en el momento del asesinato de mi hijo hubiese tenido un arma”, conjetura, “no habría salvado a Freddy, solo hubiera generado más heridos y muertos“.

(FOTO: Télam)