Por Julieta Scattini

La Cumbre Climática de las Juventudes Latinoamericanas sesionó durante tres días en Cartago, Costa Rica, para impulsar medidas urgentes de protección ambiental. Se aprobó una “Propuesta para la acción”, un decálogo de recomendaciones tanto para gobiernos nacionales como para emisoras globales (países y empresas). Las conferencias fueron transmitidas por Zoom y Youtube y contaron con la asistencia de más de 300 activistas de distintas organizaciones.

El documento de recomendaciones representó uno de los objetivos principales de la Cumbre ya que se buscará elevarlo –con el aval de 100 mil firmas- a la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que se realizará entre el 7 y el 18 de noviembre en Egipto. Federico Pellegrino, coordinador de política de Eco House Global, una de las cinco organizaciones que impulsan este evento, destacó la importancia de las conclusiones, ya que se logró “la declaración de la juventud, la unificación de voluntades de América Latina para intentar que el reclamo llegue lo más lejos posible“. “Esperemos que esto pueda ser considerado por los gobiernos y por los grandes emisores a nivel internacional”.

LAS RECOMENDACIONES

La lista de recomendaciones cubre aspectos muy diversos del impacto de la crisis climática. La primera es la búsqueda de la ratificación de Latinoamérica del acuerdo de Escazú, que busca garantizar el acceso a la información ambiental y a la Justicia en estos temas. Ese acuerdo ha sido ratificado en 13 países, entre ellos Argentina, pero falta ser refrendado por otras 12 naciones de la región. En este sentido, se impulsó la construcción de espacios de participación y acción para el empoderamiento climático de las juventudes en espacios locales.

Por otro lado, se impulsaron distintas iniciativas en relación al cuidado de los océanos, con la idea de alcanzar para el 2030 la protección del 40-50% de la superficie marina y el 60% para el 2040. Luego se hizo hincapié distintos temas como la búsqueda de una transición energética, la planificación territorial de ciudades verdes con transportes de bajas emisiones, la apertura de observatorios de pérdidas y daños ambientales y planes de acción de soberanía alimentaria y producción agroecológica.

En cuanto a las sugerencias a las grandes emisoras, las más importantes fueron el incentivo a una reformulación del financiamiento climático para disminuir la desigualdad en el acceso y la incorrecta asignación del capital disponible que sufre América Latina, impuestos verdes acorde al daño generado, inversión en desarrollo tecnológico e investigación, transparencia en su accionar y una comunicación accesible y de fácil comprensión.

Una propuesta destacada fue la transición hacia una economía circular y sustentable hacia 2030. Agustina Legasa, economista especializada en temas ambientales, destacó la importancia de algunas de las recomendaciones. En relación al acceso transparente a la información sobre la crisis climática, sostuvo: “Generalmente, se cuentan las cosas positivas para motivar y se termina escondiendo lo que falta por hacer. Eso es lo más importante a comunicar, lo que más en claro tenemos que tener para saber cómo seguir y dónde apuntar”.

Agustina Legasa

La especialista señaló la importancia de la transición hacia una economía circular: “Es el gran desafío de esta generación. Significa un cambio de paradigma absoluto respecto al sistema económico actual, cuyo principal motor es el consumo desmedido que considera los impactos ambientales como ‘externalidades’ de las que ni siquiera se encarga de prevenir”. Explicó que “una economía circular plantea modificar el sistema de producción entendiendo que para que la humanidad pueda seguir disfrutando una vida amena sobre la Tierra y mantener el estilo de vida moderno, muchas cosas tienen que ser distintas, principalmente desacoplar la producción y consumo del uso de recursos o materiales; es decir, producir utilizando la menor cantidad de recursos posibles, dando así lugar a la preservación y/o regeneración de los recursos disponibles”.

“UNA SOCIEDAD MÁS JUSTA”

Como conclusión de la conferencia, Guido Paparello, representante de Argentina por la organización Correntinos Contra el Cambio Climático, destacó que espacios como el de la Cumbre de las Juventudes permiten ver las diferentes realidades y problemáticas de los países, pero “todos tienen las mismas ganas de generar un cambio y una sociedad más justa”. Resaltó que “este tipo de espacios permite salir del enfoque en el que uno se encuadra al estar en un país y ayuda a entender la situación real de toda Latinoamérica”.

La declaración final fue leída ante la directora de Cambio Climático de Argentina, Florencia Mitchell, y la viceministra de Juventud de Costa Rica, Kristel Ward. “El Sur Global debe exigirle al Norte responsabilidades financieras por ser el bloque más contaminante del planeta” fue la frase que más resonó entre los jóvenes y los invitados especiales. “Los impactos de la crisis climática amenazan todos los derechos humanos, pero no nos afectan a todos por igual. El 1% de la población mundial ha generado el 50% de los gases de efecto invernadero”, dijo la representante de la fundación alemana Heinrich Böll (HBS) de Centroamérica, Ingrid Hausinger, para alentar la participación de los jóvenes en las políticas públicas.

“Es necesario volcar la agenda y empezar a hablar de daños y pérdidas, porque la adaptación y la mitigación ya quedaron atrás. Sí, nos vamos a adaptar y transformar las sociedades y los sistemas económicos, pero la ciencia nos ha dicho que los daños y pérdidas son inevitables. Por lo tanto, es urgente hablar de quién va a asumir los costos de los daños y pérdidas que se generan en Latinoamérica”, sostuvo Ingrid Hausinger. Por su parte, la Coordinadora de VolunTEC, Desireé Mora, destacó que “América Latina resulta el lugar más peligroso para ser activista ambiental”.

LA PALABRA DE MUJICA

Uno de los momentos más emotivos fue protagonizado por el ex presidente de Uruguay Pepe Mujica, quien envió un mensaje a los jóvenes: “De seguir como estamos, caminamos a un holocausto ecológico, pero el problema ecológico tiene una base: el tipo de civilización depredadora que hemos desarrollado, donde los valores económicos están por encima de todo. No es que no existan medios para vivir, tenemos que cambiar los parámetros de nuestra civilización”.

El uruguayo agregó: “Queridos jóvenes, hay que revisar nuestra cultura, la obsolescencia programada. Parece que lo elemental no es la felicidad humana o la vida humana, sino la acumulación. Esto hay que discutirlo. La esperanza que queda está en que ustedes tengan la capacidad de llamar a la realidad a los gobiernos, porque en el fondo la crisis ecológica existe por debilidad política, y solo las decisiones políticas pueden cambiar la realidad”. Por último, advirtió que “tienen que tener el coraje de enfrentar intereses económicos y también amparar un cambio cultural en el cual estamos inmersos”.

Edición: Candela Contreras y Sofía Barragán