Por Martina Basilio y Martina Rayón

Más de 300 integrantes del Equipo Técnico de Acción ante Catástrofes (Etac), Gestión Integral de Manejo del Fuego, Protección Civil y policías trabajan en Traslasierra, al oeste de la ciudad de Córdoba, para combatir los incendios que comenzaron en julio y se expanden hacia otras localidades del sur de la provincia. Mientras, continúan surgiendo nuevos focos, a pesar de que se pudo controlar el fuego que afectó a Las Tapias, General Deheza y Achiras. Se estima que se quemaron más de 10 mil hectáreas.

Mina Clavero y Villa Cura Brochero son las localidades que actualmente presentan focos activos y en donde las ráfagas de viento llegan hasta los 90 kilómetros por hora y complican las tareas de contención del fuego. Si bien todavía no están esclarecidas las causas de los incendios, ya hay cinco personas detenidas como sospechosas de haber provocado los siniestros y están en proceso de investigación.

Sin embargo, el factor agrícola y climático no pasa desapercibido. Todos los campos del sur de Córdoba terminan su cosecha en marzo, por lo que agosto y septiembre son los meses más duros en cuanto a la sequía y, en esas circunstancias, cualquier mínima chispa de un cable es capaz de quemar miles de hectáreas.

Los equipos que combaten los incendios no dan abasto y los fuertes vientos complican las maniobras de salvataje.

Un ejemplo de esto fue el incendio que se registró ayer en un campo de General Levalle, a 150 kilómetros de Río Cuarto. La mayoría de los incendios son provocados por la electrificación rural, por plantas que tocan los cables o algún cortocircuito y saltan los fusibles aéreos y caen rendidos al piso”, explicó Fernando Bari, subjefe del cuartel regional Nº 3 de esa localidad.

Los bomberos ayer estuvieron trabajando en el lugar desde las 16 hasta las 22.30, cuando pudieron controlar la situación, y después de una investigación determinaron que el causante fue un cable cortado. Afortunadamente, no fue necesario evacuar a la población, que no fue afectada por el humo.

Según datos oficiales del Plan Provincial de Manejo de Fuego, la provincia tuvo su peor época en 2020, cuando se registró el récord más alto de territorios afectados en los últimos 33 años: llegaron a incendiarse 341 mil hectáreas. En 2021, el número bajó a 66 mil, pero la cantidad de viviendas quemadas y de muertes como consecuencia de incendios llegó a su pico.

Edición: Candela Contreras y Sofía Barragán