Por Ezequiel Perteagudo
Según la ONU y la comunidad científica internacional, la vida de los océanos está en peligro: para 2040 se verterían anualmente entre 23 y 37 millones de toneladas métricas de plástico al océano, un equivalente a 50 kilos por metro de costa en todo el planeta. Esta cantidad de desechos produciría cambios irreversibles en ecosistemas naturales irremplazables, con implicancias nocivas para la vida humana.
El bioquímico, investigador y docente Andrés Arias (Bahía Blanca, 1977) estudia hace varios años el impacto del plástico en el ecosistema marino argentino. Con un nutrido grupo de científicos creó, en 2009, el Laboratorio de Contaminantes Orgánicos Persistentes, un órgano dependiente de la sección de Química Marina del Instituto Argentino de Oceanografía que busca esclarecer el impacto de los diversos compuestos orgánicos (sintéticos y naturales) que tienden a acumularse en organismos vivos y persistir en el ambiente.
La destacada labor del bahiense lo llevó a ser elegido por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación para representar al país en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la principal autoridad mundial en materia ambiental. A mediados de 2018, se conformaron diversos grupos interdisciplinarios que abordaron la problemática del plástico a nivel mundial y ensayaron posibles soluciones al respecto.
-Fue el único argentino del Scientific Advisory Committee de la PNUMA y participó en la redacción del documento final del encuentro, denominado “De la contaminación a la solución: una evaluación global de la basura marina y la contaminación por plásticos”. ¿En qué medida esta instancia fue un avance para una solución global para el problema de la basura plástica marina?
-El documento final vio la luz en 2021, tras tres años de debate. Científicos de todo el mundo de forma remota y presencial nos reunimos para establecer un tratado internacional vinculante para el desarrollo de políticas de mitigación de la contaminación plástica en todo su ciclo de vida. No solo la contaminación plástica marina, sino la contaminación plástica en todo el ciclo de vida del plástico. Cuando hablamos de esta problemática hay algo que quisiera dejar claro: no es un problema solo de gestión de residuos, es un problema de producción e ingeniería a la hora de confeccionar el plástico. El ecosistema natural del planeta tarda en degradar un plástico entre doscientos y cuatrocientos años en promedio.
-La ONU y la comunidad científica demuestran interés y preocupación en el tema. Sin embargo, según el último informe de Plastics Europe, entidad que agrupa a los principales productores de plásticos de Europa, la producción mundial de plásticos alcanzó en 2021 unas 390 millones de toneladas, un 4,04 por ciento más que en 2020, y se proyecta que seguirá aumentando. En su gran mayoría, estos plásticos son de origen fósil y no son biodegradables.
-La salida de esta crisis es dejar de producir plásticos, al menos de la manera y a la tasa en que lo estamos haciendo. Desde nuestra mirada ya no necesitamos producir más plástico, tendríamos que manejarnos con las 9.600 millones de toneladas que se han producido desde la década del 50 hasta hoy, de las cuales solo un 32 por ciento sigue siendo utilizada. Millones y millones de toneladas de plástico virgen se producen en la actualidad para un solo uso, luego se descarta y termina afectando el medio ambiente. A estos plásticos los denominamos “evitables”: son plásticos que podríamos no utilizar, que existen por cuestiones estéticas, de marketing o de moda. Debemos comenzar a disminuir la producción y tender a una producción plástico cero para que podamos suplir la demanda con un verdadero plástico reciclado.
–¿Cuál es el impacto del plástico en la vida marina?
–En el océano todas las especies se ven impactadas por la basura plástica. El grado de afección varía de acuerdo a cada caso y a cada circunstancia. La posición trófica del organismo, el tamaño de basura a la que se vio expuesto y la reacción de la biología del espécimen son solo algunas de las variables a analizar. Hay pequeños organismos que pueden ingerir pequeñas partículas que llamamos “microplásticos” (miden entre un micrón a cinco milímetros) que generan normalmente atascamiento, una ingestión que desemboca en la muerte del espécimen.
-¿Y con los organismos más grandes?
-Cuando los organismos son más grandes pueden ingerir estas partículas, que obviamente, al no poder digerirlas, pueden provocar estreñimiento de la digestión, cambios del comportamiento o sensación de saciedad al alimentarse. Al tener una alimentación defectuosa, puede dar lugar a una población debilitada. Cuando los animales son aún más grandes, las partículas pequeñas parecerían no tener efectos nocivos más allá de una transferencia de componentes químicos a su organismo. Lo que sí vemos con asiduidad son sometimientos a efectos físicos a través de piezas mayores, tipo redes fantasmas o bolsas, que generan enredamiento, sofocación o ahogamiento.
–Investigadores de la Universidad Libre de Ámsterdam, en Países Bajos, publicaron recientemente un estudio que encontró partículas plásticas en el torrente sanguíneo de varios pacientes. Es la primera vez en la historia de la humanidad que se encuentran muestras de este tipo. ¿El plástico podría, también, poner en peligro la salud de los seres humanos?
-Si bien la clínica humana respecto de la exposición a plásticos y microplásticos está en desarrollo, podemos afirmar que el ingreso de plástico al organismo tiene dos vías: la respiratoria y la dieta. En el caso de la primera, el aire presenta pequeñas partículas suspendidas de desechos capaces de ingresar hasta las vías respiratorias inferiores y luego, desde allí, se hipotetiza que pueden ser ingeridas por las células de defensa o directamente filtrarse entre las células e ingresar al torrente sanguíneo. Desde allí se transportan a todos los órganos del cuerpo. De hecho, ya hay reportes científicos que han encontrado muestras de plástico en suero, leche materna y placentas. De todas maneras, repito: hay hipótesis de los efectos que puede estar causando el plástico en los seres humanos, pero faltan muchos más datos para tener conclusiones científicas.