Por Imanol Lostra Kolb

“Con su arte, Gardel puso a la Argentina en el mapa del mundo”, explica Walter Santoro, presidente de la Fundación Internacional Carlos Gardel. En tiempos en que el país era conocido casi exclusivamente por ser el “granero del mundo”, y una especie de tierra prometida para miles de inmigrantes europeos, el tango con la voz del Zorzal Criollo triunfó en París, la vidriera cultural del mundo, y en Argentina unió a las clases sociales al afianzar la identidad nacional.

En 1893, un muy joven Carlos Gardel llegó junto con su madre, Berthe Gardes, a Buenos Aires. Como la mayoría de los inmigrantes, su situación económica no era buena, así que desde chico empezó a buscarse la vida de distintas maneras. A medida que crecía, comenzó a asistir a los bares y teatros de la zona del Abasto, La Boca, Avellaneda y Constitución, y de esta manera se fue haciendo de un nombre. En el barrio del Abasto, en bares como O’Rondeman, Chanta Cuatro, El Pajarito y La Universal “empezó a cantar para comer”, como explica Santoro, dueño de los derechos sucesorios del cantor. A fines de 1913, su carrera se empieza a consolidar cuando conoce a José Razzano y crean el dúo criollo Gardel-Razzano. Desde el comienzo lograron llamar la atención no sólo por su calidad interpretativa sino también por su repertorio, canciones gauchescas a las que le agregaban su propia impronta y melodía. Esto llevó al dúo a realizar en 1915 una gira por Uruguay y Brasil, donde también lograron un gran éxito.

En 1917, Gardel interpreta su primer tango, “Mi noche triste”, la historia de la pérdida de un amor, tema también de muchos tangos posteriores. Esta canción fue publicada en el mismo momento en el que el dúo comenzó a grabar discos con el sello Odeón, una nueva tecnología que permitió la difusión masiva de sus canciones.

Para 1920, y en busca de nuevos horizontes, Gardel comienza el trámite de residencia en Argentina. En 1923 consigue sus primeros documentos como argentino naturalizado. Pocos días después emprende junto con Razzano su primer viaje a Europa, más precisamente a España, donde realizaron sus primeras presentaciones. En 1925, el dúo que tanto éxito cosechaba adonde fuera que iba se disolvió debido a problemas en la voz de Razzano, que sin embargo siguió ligado a Gardel como albacea y representante. De esta manera, Gardel comenzó su carrera como solista.

LA CONQUISTA DE FRANCIA Y LA LLEGADA AL CINE

Luego de tres años como solista, Gardel continuaba con una carrera en pleno ascenso. Tal es así que en septiembre de 1928 debutó en uno de los teatros más importantes del mundo, el Empire de París. El tango ya era conocido en Francia como danza, pero no tenía voz, sólo era interpretado por orquestas para que la gente bailara. Después de las presentaciones de Gardel esta ecuación cambió, como explica Santoro.

Luego de esa gira consagratoria, las clases altas porteñas, que viajaban a París asiduamente en busca de cultura y diversión, comenzaron a escuchar tango y de esta manera se fue gestando una cultura común en el pueblo argentino.

Con el correr de los años, Gardel comenzó a incorporar nuevas tecnologías a su forma de hacer música. El cine sonoro brindaba una nueva oportunidad que también Gardel usaba como plataforma para mostrar sus habilidades como actor. Es así que a finales de 1930 filmó 15 cortometrajes, en Buenos Aires. La BBC lanzó la primera transmisión televisiva de su historia, después de la norteamericana, con uno de los cortos filmados por Gardel, “El carretero”.

“En 1931, Charles Chaplin, luego de terminar de filmar ´Luces de la ciudad´, decidió tomarse unos días en la Costa Azul, Francia, donde se encontraba su hermano Sydney y a su amigo Frank Jay Gould, propietario de los Majéstic Hotel y del Casino de Niza, donde Gardel tenía contrato para actuar”, escribe Walter Santoro en Sucesos Gardelianos. Ese mismo año, Gardel se encontraba en Niza para cumplir contratos y visitar algunos amigos, como el matrimonio Wakefield, quienes habían contribuido al posicionamiento social del cantor en Europa. El 4 de abril, el empresario Jay Gould organizó una cena en su casino Juan Les Pines, al que asistieron Gardel y Chaplin. Se los vio juntos e inclusive existe el rumor de que Chaplin invitó a Gardel a su mesa y compartieron una botella de champagne.

Días después, la amiga de Gardel Sadie Wakefield realizó un evento con alrededor de cuarenta invitados para festejar el cumpleaños de Chaplin. Al parecer, allí, el cantor argentino acompañado por un guitarrista, cantó en honor al actor inglés y se conocieron mejor. En algunas fotos se los ve muy cercanos. Según algunos presentes, también Chaplin improvisó algunos sketches cómicos. Se desconoce si los eventos en los que se vio juntos a los artistas pudieron haber contribuido a que, tan sólo diez días después, Gardel haya firmado contrato con la Paramount francesa.

“Chaplin era el actor más famoso de la época y producía sus propias películas en su propia compañía, United Artists, que era competencia de la Paramount. Por aquellos años, el mercado latinoamericano de películas estaba liderado por las películas norteamericanas y Gardel era el mejor prospecto para esta empresa que buscaba filmaciones en habla hispana”, dice Walter Santoro en su libro. Y agrega: seguramente, entre los directivos de Paramount existió la idea de que podrían llegar a perder a El Zorzal o simplemente la cercanía que se puede observar en las fotos tomadas en las fiestas de Gardel junto Chaplin influyeron en ellos, que supusieron que Gardel podría firmar con Chaplin.

El 1 de mayo del año 1931 Gardel firmó su contrato para la producción de su primer largometraje, “Las Luces de Buenos Aires”. En 1932, tras haberle dado un rol secundario en su primera película, Paramount le dio el papel protagónico de tres films: “Espérame”, “La casa es seria” y “Melodía de Arrabal”.

De esta manera, Gardel comenzó a convertirse en una figura mundial, cantando en los mejores escenarios del mundo y con una carrera actoral en pleno ascenso. A pesar de dedicarle muchas horas a la actuación, “El Morocho del Abasto” continuó grabando sus tangos. “Si hoy alguien quisiera igualar a Gardel grabando discos tendría que sacar un disco de 10 temas cada 45 días”, explica Santoro. 

En diciembre de 1933, Gardel viajó a Nueva York, contratado por la emisora radial NBC, para realizar una serie de audiciones que causaron gran impresión en el público norteamericano. En 1934, ya instalado en Nueva York, el cantor comenzó a negociar con distintas productoras cinematográficas sus nuevos proyectos. “Rechazó la primera propuesta realizada por FOX, por considerarla muy baja. Finalmente firmó contrato con la ya conocida empresa cinematográfica Paramount, pero ya como productor con su propia productora, `Éxito Productions´, lo que le permitía tener control total de la producción. Formó un equipo de profesionales con Alfredo Le Pera como guionista, Terig Tucci en la composición de los nuevos temas y Alberto Castellanos, como director musical de las películas. Pocos meses después ya estaba lista ´Cuesta abajo´, su primera película en los Estados Unidos. Casi en forma simultánea filma también ´El tango en Broadway´; películas que tuvieron un éxito extraordinario en toda América, así como en varios países de Europa”, explica Santoro. Y agrega:Estos éxitos salvaron a la Paramount de la quiebra, que en ese entonces, por inversiones equivocadas de la administración y los efectos de la Gran Depresión, se encontraba en una delicada situación financiera, llegando a cerrar a fines de 1933 los estudios en Saint Maurice (Francia), donde Gardel había filmado sus primeras cuatro películas”.

A fines de 1934, Gardel filmó un sketch para el film promocional de la Paramount “Cazadores de estrellas”. Santoro cuenta que “en 1935 se filman ´El día que me quieras´ y ´Tango bar´, las que serían sus últimas películas. Estas cosecharon buena repercusión y hoy están consideradas de los éxitos más importantes de la historia del cine”.

De esta manera, en pocos años, el primer cantante de tango se convirtió también en uno de los actores más reconocidos a nivel internacional. El talento de Gardel trascendió fronteras, no sólo geográficas sino también artísticas. Con su voz sentó las bases del nuevo género, con un estilo de interpretación único, que además allanó el camino para todos los que vinieron después.