Por Malena Telias

El talento argentino aún brilla en la industria del entretenimiento, a pesar de la lucha cultural que se vive en el país. Un nombre que podría emerger con fuerza próximamente es el de Joaquín Acebo, gracias a su reciente incursión en el cine como parte del elenco de El viento que arrasa y su participación en la muy esperada serie El Eternauta, que prevé su estreno para el año que viene en la plataforma Netflix. Acebo es un actor versátil y prometedor en la escena artística. Me gustan los papeles dramáticos que me involucran demasiado emocionalmente y me requieren un esfuerzo diferente”, expresa.

Joaco Acebo en el rodaje de “El viento que arrasa”.

TRASCENDER LA PARÁLISIS FACIAL

Joaquín Acebo no es solo un actor más que intenta adentrarse en el mundo del cine. Tiene una particularidad: de chico sufrió un accidente que le causó una parálisis facial. Además de luchar con su genio y su forma de perfeccionar su actuación, tiene una lucha con su imagen“Quiero y amo actuar. Por un lado estoy yo, Joaquín, que está todo el tiempo revisando su propia imagen y prejuzgando. Por otro lado está mi personaje. Ahí logro separarme completamente: cuando estoy actuando me olvido de cómo me veo, afirma.

“Es un proceso que nunca voy a terminar de cerrar, pero está bueno tenerlo presente para aprovecharlo y explotarlo”, admite. Él quiere que lo busquen no solo por cómo actúa, sino también por la profundidad de su interpretación. Comprende que su característica facial puede ser llamativa e interesante, pero desea que la decisión final de elegirlo se base en el asombro y su capacidad de transmitir y generar emociones.

Es así como en El viento que arrasa se adaptó el guion a su parálisis facial y se llevó la trama hacia un lugar más interesante. Los guionistas tomaron su personaje, Tapioca, y lograron extraerle lo más puro de su esencia como humano. El único personaje femenino de la película ve la religión de forma opresiva y patriarcal debido a que toda su vida vivió bajo la sombra de su padre, el reverendo Pearson. Para Tapioca, en cambio, la religión es una salida y la forma de buscar un lugar en el mundo por fuera de la chacra de su padre. 

Acebo con el resto de los protagonistas de El viento que arrasa.

Las dos parejas protagónicas de la adaptación de la novela homónima de Selva Almada, a cargo de la directora Paula Hernández, (Tapioca y su padre, Gringo; y Leni y el suyo) tienen una gestualidad expresiva que hace que las palabras sobren. La incomodidad está presente en buena parte de las escenas. Tuve que laburar mucho internamente porque existe una dualidad en mi personaje, que era muy ajeno a mí por su historia y el lugar donde vive. Yo soy un chico urbano y me gusta hablar y él es todo lo contrario, por lo que fue muy interesante adentrarme en un personaje más que nada tímido”, dice Acebo.

Cuando compara su primera película con la serie El Eternauta, que aún no tiene fecha de estreno, destaca la diversidad de ambas experiencias. El rodaje fue una locura, fueron experiencias muy distintas. Fue muy divertido y enriquecedor todo”, afirma. El actor adelanta que la serie tendrá un uso extensivo de pantalla azul para la creación de efectos especiales y de la espectacular puesta en escena con la nieve.