Por Lautaro Waisgold, Arturo Idoyaga y Heberth Ochoa
José Campusano, director, guionista y creador de la productora Cinebruto, estrenó su nueva película, Territorio, en el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (Bafici). Allí narra la vida de Román, un protector de caudillos políticos y entrenador de boxeadores que es hostigado por un dúo de representantes contratados como fuerza de choque por el partido político contrario. Es la clásica pelea entre peronistas y radicales por la intendencia de un partido en la provincia de Buenos Aires. Fiel a su estilo hiperrealista, el ganador del premio a Mejor director en el Festival de Mar del Plata de 2012 cuenta detalles de su nuevo trabajo y analiza la situación actual del cine independiente argentino.
–¿En qué te inspiraste para realizar la película?
–Territorio es una película muy fidedigna en lo que respecta a las fuentes de información y en la que mi hermano menor fue el mayor aportante. Los sucesos que narra sucedieron en un lapso de años, pero acá está condensado en un período mucho más corto. Después, hay toda una cuestión de observación de los comportamientos, los diálogos, las réplicas: todo eso es calcado de la vida real.
–¿Solo te basaste en el testimonio de tu hermano o realizaste una investigación de campo?
–Mayormente en mi hermano y en mi vida en sí.
–¿Dónde transcurre la película?
–En Norberto de la Riestra, una localidad ubicada a doscientos kilómetros de Buenos Aires que pertenece al partido de 24 de Mayo.
–En tu amplio repertorio de películas, que son alrededor de treinta, siempre retratás aspectos menos estigmatizantes y más realistas. ¿Ya habías trabajado con temas cercanos a tu familia? ¿Te presenta ventajas o dificultades?
–Esta vez fue más fácil. Este es mi método para realizar películas y me da mucho placer. Me da un gusto enorme componer en base a él. Muchas veces los aportantes son otras personas, pero también influye mucho mi pasado y hay ahí aportes que vienen de mi observación, de mi experiencia y del dolor individual transmitido hacia mí.
–¿Por qué en muchas de tus películas contratás a actores que no tienen experiencia?
–Es una decisión política que tiene que ver con favorecer a los estratos que lo necesitan y dejar un documento de época que esté totalmente embebido de la energía del presente y de la vida de personas de verdad, no de argentinos hipotéticos. Si vos te fijás, en cierto cine argentino palermitano o de Colegiales encontrás gente de ojos claros, piel blanca y con problemas de clase media que a mí no me representan. Yo creo que en realidad el 70 por ciento de la población desciende de los pueblos originarios. Tenemos una enorme cantidad de estereotipos, y todo eso de remitir a un concepto netamente publicitario de puesta en escena y de elección de actores me parece nefasto. Quiero que mis actores sepan de lo que están hablando.
–¿Tenés en mente mandar la película a otros festivales?
–Sí, obvio, pero es un tiempo en el que cuesta mucho entrar a festivales. A todo el mundo le cuesta, salvo que estés dedicado a los lobbies. Si vivís entre los lobbies es otra cosa, pero yo vivo en el terreno de la realización.
–¿Cómo fue la financiación?
–Fue una película de audiencias medias del INCAA, pero justo nos agarró este gobierno nefasto. Pusimos muchísimo dinero de ahorros para que pudiera llegar al Bafici, y ahora estamos muy mal posicionados y con muchas deudas.
–Teniendo en cuenta el contexto actual, ¿cómo describirías la importancia del festival para la exhibición de las películas independientes?
–Estamos teniendo un tema muy grave, y es que nos vienen expulsando sistemáticamente hace bastante. Nos expulsaron de los canales de aire, después de las salas de estreno, porque son “gringas”, y ahora de muchos festivales de autor a los que hoy no entrás si no es por lobby. De repente, el sector más sufrido del cine mundial, que es el independiente y cooperativista, sustenta la estructura de un festival que lo expulsa. Nos van relegando a lugares muy alejados de la circulación humana y lo único que nos queda son los festivales de autor. Mínimamente pido que no pase eso con festivales como el Bafici, que de improviso desembarquen las multinacionales del entretenimiento e instalen su agenda, devastando el entorno cultural.
–¿Cómo viste al Bafici en comparación con años anteriores, en términos de financiación y propaganda? ¿Hay recortes?
–La verdad es que los presupuestos son cada vez más exiguos, realmente son miserables. Van acortando año tras año, sistemáticamente, desde hace veinte años. Lo que aplica este maldito gobierno es una política de devastación total, no hay disimulo.