Por Micaela Rafaniello y Carmela Melón Gil
En el diverso mundo de la moda, emergen constantemente talentos que redefinen las tendencias y establecen nuevos estándares. Entre estos innovadores se encuentra Delfina Agrelo, la mente creativa detrás de la marca de ropa Nanu Night. Con su estilo autodidacta, logró materializar sus ideales en prendas de ropa hechas con sus propias manos, transformando su marca en sinónimo de sensualidad y accesibilidad. Desde sus inicios, Nanu Night se destacó por su compromiso con las prácticas de producción responsables, algo altamente valorable ante el aluvión de “fast fashion” que abunda en los comercios textiles.
–¿Qué te inspiró para fundar Nanu Night? ¿Cómo cambió tu visión desde que comenzaste?
–La fundamos con mi madre. Ella tenía un trabajo y yo acababa de renunciar al mío porque no estaba conforme con mi labor ni con el trato. Empezamos con un Instagram y muy de a poco, porque yo no sabía nada de ropa ni de costura y solo hacía cosas a mano de manera autodidacta que me parecían lindas y que no eran muy comunes en la Argentina. Mi idea era que las prendas fueran accesibles en un contexto donde comprar ropa es muy caro, así que me inspiré más en la ropa que a mí me gustaba.
–¿Tus experiencias se reflejan en los diseños que creás?
–Sí, siempre tuve muy marcado eso. Siempre me gustó lo mismo y fui por un mismo lado: el animal print, lo rosa, lo apretado, la transparencia, los brillos. Siempre traté de buscar experiencias en esos sentidos e ir a lugares que capten y reflejen eso: la noche, la sensualidad y la comodidad.
–Vestiste a artistas como Tini, María Becerra y Ángela Torres. ¿Cómo influye la colaboración con estas figuras públicas en la identidad y el crecimiento de tu marca?
–Vestir a artistas mainstream siempre tiene un impacto en la marca porque es lo que el público consume, lo que le gusta y lo que vende. Tuvo un impacto positivo, obviamente. La gente quiere usar lo que usan sus modelos a seguir, así que nos favoreció en términos de ventas. También es lindo ver que lo que una crea llega a lugares artísticos interesantes como un videoclip, la portada de un álbum o una revista. Me gusta que suceda eso. No sé si es mi meta, pero cuando sucede me encanta y lo disfruto más desde el orgullo que desde pensar en vender y hacer plata con eso. No exploto tanto ese material como lo haría alguien que sabe marketing. Pero sí, me gusta vestir a mujeres de la escena mainstream o under y espero que siga sucediendo.
–¿Cuáles fueron los mayores desafíos que enfrentaste como emprendedora en un mundo competitivo como la moda?
–Los desafíos van variando. El contexto económico del país es difícil (siempre lo fue para los emprendedores) y nunca estuve relajada. Al principio era muy inexperta, no tenía tanta cancha con lo que hacía y no le ponía valor a mi tiempo ni a mi trabajo. Me dejaba pasar bastante por arriba, pero con los años y la experiencia fui entendiendo y aprendiendo. Esto es prueba y error. Ahora ya sé cómo manejarme, pero me costó porque no quería desaprovechar ninguna oportunidad y tenía el sí fácil. Ahora estoy un poco más en tema y pongo límites.
–¿Cuáles son tus objetivos a largo plazo para Nanu Night? ¿Cómo planeás seguir innovando y expandiendo la marca en un mercado tan dinámico?
–Mi objetivo es seguir vistiendo a mujeres y que se sientan bien cuando usan mi ropa, aunque sea un momento. Puede que una prenda no te cambie el día, pero me parece increíble ese pequeño momento en el que te ponés algo que te gusta y te sentís linda y cómoda. Si puedo hacerle sentir eso a alguien, ya estoy satisfecha. En un futuro me gustaría que una abuela le herede a su nieta una de mis prendas como un acto de amor de mujer a mujer de diferentes generaciones. Cuando veo mis prendas, noto que hubo una idea, un pensamiento, un proceso. Trato de que las prendas sean de la mejor calidad para que perduren en el tiempo, es ropa pensada para que dure y sea pasada de mano en mano.
–¿Qué legado esperás dejar a través de Nanu Night? ¿Cómo esperás que tu marca influya en la industria de la moda y en la vida de tus clientas?
–Me gustaría expandirme al exterior y vender mi ropa afuera. Me encantaría tener un local en Brasil, país que amo. Si vamos a soñar a lo grande, me gustaría tener locales en varias partes del mundo, poder vivir viajando y haciendo ropa que llegue a otros lugares. Eso me haría muy feliz.