Por Francisco Declich, Juan Mango y Gastón Zylbering
El nuevo under del trap argentino se ha forjado con artistas como Félix Carrasco, de 17 años, mejor conocido como Turrobaby. Irreverente, gracioso y con fuertes influencias de internet, en los últimos meses le tocó ser tendencia en X y TikTok por sus letras y su sonido, que causaron indignación en algunos y fascinación en otros, pero nunca indiferencia.
-¿Qué parte de lo que decís es con cierta ironía y qué parte es en un intento de representar?
-Creo que ironía y representatividad no se contraponen. Se piensa que no se puede representar desde el chiste o la sátira, pero me parece que es desde ahí donde se va a sentir más representada la gente. Para eso me hubiese hecho político. Es gracioso, porque hoy no hace falta ser serio para ser político y la música es cada vez más solemne. Es una contradicción importante, habría que volver a lo natural.
-¿Sentís que sos parecido a alguien de la escena trapera?
-Me dicen mucho que me parezco a Dillom en su época trap, cuando yo tenía como doce años y era re fan. Después me alejé un poco de esa onda, como muchos de mi generación. Siempre dije que si hubiera tenido 17 años cuando estaba Duki o Dillom, hubiera sido uno de ellos. Ahora tengo esa edad, al igual que los Swaggerboyz, y estamos haciendo lo que siempre quisimos hacer.
– ¿Con los Swaggerboyz tenés algo en común?
-Tenemos muchísimo en común, a pesar de que algunos puedan creer que no. Tenemos estéticas diferentes, pero sé que hacen el mismo proceso que yo para hacer un tema. Y todo con honestidad, queriendo representar de verdad. Además, tener la misma edad nos acerca mucho, sobre todo en las referencias, porque nuestra música es muy referencial al consumo de internet y muy nostálgica.
-¿Cómo encarás la estética de la ropa?
–Me visto todos los días como salgo en los videos. Tampoco es que me visto muy raro, porque la mayoría de mis amigos se viste así. Volviendo a los Swaggerboyz, ellos también usan esa ropa todos los días y hacen tanta exaltación de su vestimenta para crear algo identitario. Después, cuando ven a uno que se viste así, ya saben que está a favor suyo. A mí me pasa lo mismo. Es como las tribus urbanas, algo que un poco volvió en este revival del under del trap.
-¿Ahora qué sonido estás buscando?
-Yo no busco un sonido, hago lo que me parece en el momento. Por suerte, como soy mi productor, me grabo, mezclo, masterizo y produzco yo, así que todos los días puedo hacer lo que quiera.
-¿Cuál es tu formación musical?
-En marzo del año pasado aprendí a producir y compré mi primer teclado. Hasta ese momento no sabía tocar ningún instrumento, y después lo aprendí todo por YouTube. Algo lindo del disco es que se ven cosas que surgían mientras iba aprendiendo, como la melodía de prrr, que terminó quedando muy natural y muy distinta porque fue de las primeras que hice.
-¿Tu disco es conceptual?
-Es difícil. No es un rejunte de canciones ni es una historia, algo que me parecería un bodrio. El problema que encuentro en los discos conceptuales es que normalmente se pierde la oportunidad de que el oyente imagine lo que él quiere. Acá hay algunos hilos, pero no es todo tan lineal.
-¿En tu escuela sos una celebridad?
-Por suerte no. Es de los pocos lugares donde la gente me trata normal. Si no viniera, capaz que me la re creo y no es la vida así. Hice el disco siendo un tipo normal, y por eso salió tan lindo. Si ahora me la empezase a creer, ¿a quién voy a representar, si vivo una que no vive nadie?