Por Bianca Salvatore, Lorenzo Santilli y Martina Suárez

El Ateneo Grand Splendid es considerada como “la mejor librería de Sudamérica”. El edificio de Avenida Santa Fe 1860 donde funciona, en pleno barrio de Recoleta, era originalmente sede del cine-teatro Grand Splendid, que abrió sus puertas en 1919 y presentó a grandes artistas, entre ellos a un símbolo de Buenos Aires: Carlos Gardel.

Inaugurada a fines de 2000, la librería no sólo conserva el nombre del antiguo teatro, sino que mantiene la misma estructura, aunque adaptada a la exposición y venta de libros. El lugar tiene dos mil metros cuadrados distribuidos en cuatro pisos y un subsuelo, y en el espacio que solía ser el escenario hoy funciona una cafetería.

Este edificio fue parte de un hito histórico: en 1923, LR4 Radio Splendid hizo en el teatro su primera transmisión, gracias a la iniciativa de Benjamín Gaché y Antonio Devoto. La emisora, que hoy se llama Splendid AM 990, ponía al aire audiciones periódicas de música clásica y música bailable con la presencia de conjuntos en vivo y la asistencia de público, como era habitual en esos tiempos.

El cine-teatro Grand Splendid abrió en 1919.

El ambiente cálido, las luces suaves, los detalles de la arquitectura, la cúpula de la paz -pintada como una alegoría por el fin de la Primera Guerra Mundial-, el antiguo escenario y el histórico telón sedujeron a la National Geographic, una entidad sin ánimo de lucro que funciona como el órgano de expresión oficial de la National Geographic Society de Estados Unidos, que destacó al Ateneo Grand Splendid como “un templo de libros”. A su vez, el diario británico The Guardian lo eligió en 2008 como la segunda librería más linda del mundo.

La imponente fachada grecorromana invita a los visitantes a adentrarse en una cápsula del tiempo a través de las columnas corintias y las estructuras típicas y majestuosas de los primeros teatros, desde las simbologías de deidades antiguas hasta la elegancia y el star system de mediados de siglo XIX. Es un lugar de ensueño, paz y sosiego en medio de una de las zonas más transitadas de la Ciudad de Buenos Aires. Como diría Luis Alberto Spinetta, aquí están a resguardo “los libros de la buena memoria”.