Por Máximo Cajaraville
Las raves underground y las fiestas en lugares poco convencionales siempre fueron de la mano de la escena musical porteña. Con la reaparición de festivales como la Creamfields, que se realizará el 16 y 17 de noviembre en el autódromo, el techno volvió a ganar visibilidad tanto en la ciudad de Buenos Aires como en otras zonas de la Argentina. Desde 2021, luego de la pandemia, hubo un 30 por ciento más de fiestas electrónicas en la región metropolitana, según la Asociación Argentina de Productores de la Industria de Eventos, Espectáculos y Entretenimiento (ASAP).
Los boliches y clubes retoman el ritmo que sonaba fuerte a finales de los 90 y principios de los 2000. Según el DJ argentino Nicolás Salgado, “en esa época era mucho más extraño y menos visible, lo que le daba cierta mística”. El techno evolucionó en múltiples subgéneros, como el melodic techno, el tech house y el hard techno. Este último fue siempre un sonido asociado al mundo underground de las ciudades más importantes del planeta. Las raves, con su atmósfera clandestina, encuentran su esencia en la energía visceral del bombo resonando en la oscuridad, que genera una conexión única entre el DJ y el público.
A finales de los 90, las raves comenzaron a popularizarse en todo el mundo, y la Argentina no fue la excepción. Las primeras raves porteñas se caracterizaban por realizarse en espacios no convencionales, como fábricas abandonadas, galpones y zonas alejadas del centro de la ciudad. Eran fiestas donde la vestimenta negra de cuero, arneses y demás prendas poco habituales marcaban un estilo único que contrastaba con la moda cotidiana. Esta estética rebelde y futurista fue el símbolo de una subcultura que buscaba romper con las convenciones. “El público de estas fiestas también ha evolucionado. En los inicios el perfil era el de un joven rebelde y alternativo, pero hoy la escena es mucho más diversa, con personas de todas las edades y estilos de vida compartiendo la pista”, asegura Salgado.
En 2024, las raves resurgieron con más fuerza y exposición, con la misma esencia de lo que fueron dos décadas atrás, pero adaptadas a una nueva era tecnológica y de redes sociales. Estos eventos ganan cada vez más adeptos en ciudades como Buenos Aires y Córdoba, al tiempo que los DJ argentinos se consolidan en la escena internacional. Entre ellos están Nicolás Salgado, Pablo Alonso y los históricos Hernán Cattaneo o Dj Dero, muchos de los cuales remezclan canciones o utilizan samples que recuerdan las viejas raves de principios de los 2000.