Por Julieta Santoro Mazzini
La década del 2000 es una de las más recordadas cuando se trata de música. Durante los últimos años, muchos artistas rescataron el estilo y los sonidos de aquella época marcada por la diversidad de géneros musicales y figuras que luego se convirtieron en íconos de la cultura pop, como Britney Spears, Beyoncé, Rihanna y muchos más.
Gran parte de lo que se escucha hoy está influenciado o nació de algún género popularizado durante los 2000. El musicalizador de la radio Blackie FM y asesor de medios de comunicación Chris Raimundi afirma que el pop, la música electrónica, el R&B y el hip hop son los géneros recuperados más cercanos a los ritmos modernos, mientras que el rock es uno de los que menos cambios atravesó: “Hay un rock nacional actual, pero no es un sonido distinto al de los 2000, como sí es el caso del trap, que tiene una hermandad más cercana con el hip hop y el R&B”, dice.
BUSCAR PARA CAMBIAR
La música se mantiene en contacto con el pasado sin por eso dejar de evolucionar. Gustavo Álvarez Núñez, periodista y exdirector editorial de la revista Los Inrockuptibles, afirma que “lo genial es que trabaja siempre con el pasado, lo reescribe y muchas veces lo vuelve hasta mágico”. “Cualquier cambio de perspectiva, ya sea en el pop, el rock, electrónica o el hip hop, tiene de por medio una revisión del pasado. Es un diálogo con sonidos de otra época”, agrega.
Muchos artistas nacionales e internacionales fusionan su obra con géneros populares de otros períodos. Por ejemplo, en su segundo álbum de estudio, Future Nostalgia, Dua Lipa revivió la música disco de los 80, pero la mezcló con sonidos y recursos musicales modernos. “Reutilizar, inspirarse e incorporar formas de expresión del pasado es un medio para conectar con ese tiempo, con ese mensaje y con esas personas que tanto influenciaron”, sostiene el compositor y productor musical Emiliano Brunetti.
ENTRE LA NOSTALGIA Y LA INFLUENCIA
Álvarez Núñez considera que muchas veces se recurre a sonidos y música de otras épocas debido a la nostalgia, y que detrás de eso se esconde un designio de “felicidad perdida”. Además, agrega, puede suceder que cuando un artista propone una idea novedosa, el público no conecte al 100 por ciento por la falta de un factor conocido. El periodista asegura que la nostalgia, al transmitir familiaridad, puede producir comodidad en el oyente y que no se sienta tan fuera de lugar. Asimismo, sugiere que la nostalgia tiene dos pilares: por un lado, la capacidad de ayudar a formar comunidades entre personas que se identifican con la canción o comparten recuerdos similares. Por otro, la posibilidad de que el acercamiento del público a la música sea más rápido y menos costoso, ya que la nostalgia abraza la fluidez de la comunicación.
Daniel García, productor musical y líder del grupo de tango fusión Tangoloco, ejemplifica cómo la nostalgia puede ayudar al éxito de un proyecto. “Sacamos un álbum en 2003, llamado Tangos de Liverpool, y recreamos las melodías de The Beatles en forma instrumental, con un toque de tango, milonga y candombe. Tuvimos la suerte de tocarlo en varios lugares del mundo, incluso en un espectáculo en el Teatro Ópera que cerraba Charly García. Todo eso se logró gracias a recrear música que generaba admiración y nostalgia. Tiene que ver con la pasión que uno sintió de chico al escuchar estos estilos”.
Por otro lado, la música del pasado puede ser una influencia para los artistas de hoy. Sin importar que no hayan vivido una época, la familia juega un rol importante en la identidad musical. “Hay chicos que hoy tienen 20 años y que nacieron después de los 2000, pero sus padres vivieron la música de los 90 y escuchaban a Madonna, Britney Spears o Michael Jackson. Creo que viene desde ahí la renovación de la música; es decir, renuevan, pero al mismo tiempo tienen la influencia de la generaciones anteriores”, asegura Raimundi.
Sin embargo, remarca que el uso excesivo de la nostalgia y el sampleo de canciones viejas no dejan suficiente espacio para la innovación. “Siento que hoy hay menos creatividad en lo musical. Todo suena muy parecido y, si no fuera por los recursos de ir a músicas viejas o samplers, todos tienen un camino muy similar, ya sea en el efecto de voz, el groove o la base. No veo un momento creativo de la música actual y los artistas que generan cosas nuevas ya no se diferencian como antes”.
DE AYER A HOY
El 3 de noviembre de 2023, la cantante Emilia Mernes publicó su segundo álbum de estudio, .mp3, que tiene un concepto estético y musical completamente basado en los 2000. En sus canciones mezcló el pop, el R&B y el hip hop de aquel momento con géneros actuales como el reggaetón, y creó uno de los discos más exitosos de su carrera.
La manera de producir música tuvo muchos cambios en lo que va del siglo debido a factores como la evolución de los dispositivos de escucha. “El soporte incidió mucho porque la manera en que se piensa que se va a escuchar hace que el productor piense cómo trabajar”, define Álvarez Núñez. La aparición de nuevos elementos de producción y mezcla también ayudaron a la reproducción de sonidos de antes: “Se pueden recrear con plugins, sintetizadores virtuales y pianos virtuales, o grabar los instrumentos reales y después producirlos y mejorarlos en el estudio”, dice García.
Sin embargo, para Brunetti, la producción actual de música atraviesa un momento de saturación: “Lo que veo en comparación con los sonidos de los 2000 es que hoy se intenta agregar la mayor cantidad de elementos posibles, lo que genera estímulos constantes, fuertes e ininterrumpidos durante el tiempo que dura una canción, que actualmente es más corto. Esto es algo propio de nuestra generación de artistas. Por eso creo que el silencio es el nuevo lujo”.