Por Mía Yelpez y Juana García Cassataro
Existe un grupo de casi ocho mil exsoldados de la guerra de Malvinas que aun hoy, 43 años después, no tiene el reconocimiento oficial del Estado argentino. Intervinieron en el conflicto del Atlántico Sur, pero no en las bases localizadas en las islas. “Yo no estuve en el frente, pero me encargué junto al resto del área de Logística de cargar aviones y camiones. Sin nosotros, los del frente no hubiesen podido comer ni tirar nada”, cuenta Roberto Eduardo, de la clase 62 de la base aeronaval de Ezeiza.
Horas antes de la marcha de jubilados frente al Congreso del 12 de marzo, los soldados continentales volvieron a organizarse para reclamar un reconocimiento, luego de que el Gobierno los convocara a una reunión para dialogar sobre su situación. Entre ellos estaba el jujeño Hugo Sumbaino, que explicó: “Queremos ser reconocidos por la edad que tenemos y por lo que hemos pasado, es algo que hace rato tendría que haber pasado”.
“Ningún gobierno nos supo escuchar, todos hicieron oídos sordos. Hoy este gobierno nos abrió las puertas“, agregó. El conflicto, que se arrastra desde la recuperación de la democracia, impidió que muchos de ellos participaran del desfile militar del último 9 de Julio. A su vez, la entidad que los agrupa busca sensibilizar e interesar a la vicepresidenta Victoria Villarruel, a quien sienten cercana por haberse autoproclamado “malvinera”.
“Nos estamos muriendo todos“, destacó Eduardo, y agregó que ni él ni sus compañeros tienen una jubilación, una obra social o una pensión por su desempeño en la guerra. Su situación lo llevó a usar los aparatos de sus padres para tratarse la diabetes, ya que no puede comprar unos nuevos.
“Los soldados movilizados de las tres armas tienen derecho a un reconocimiento, pero no a ser nombrados veteranos o excombatientes. Si nosotros no entramos en guerra, fue porque duró 74 días”, dijo Carlos Ramos, quien reconoció, sin embargo, que todos están bajo la misma bandera, “la celeste y blanca”.
Debido a las movilizaciones ocurridas en el Congreso y a la apretada agenda parlamentaria, los exsoldados continentales siguen aguardando un nuevo encuentro con el Gobierno. Ellos envían representantes a cada llamado y no pierden la esperanza de conseguir el reconocimiento.