Por Pedro Maldonado
Vanina Biasi entra risueña al café Monday. Viene coleccionando miradas de apoyo y saludos varios. Sus rulos y su paso firme son pequeñas instantáneas de una película que se caracteriza por la fuerza de sus convicciones. Es diputada por el Frente de Izquierda y dirigente del Partido Obrero. Todos los miércoles, como el día de la entrevista, reclama junto a los jubilados en el Congreso: “Tengo unos balazos en la pierna que todavía me duelen”, cuenta, y explica que, discutiendo con un agente de Prefectura, también se peleó con una mujer que halagaba a las fuerzas de seguridad. No es una persona que da vueltas ni que busca rellenar espacios vacíos en un discurso armado por sus asesores; cada cosa que dice tiene una justificación y un dato. La entrevista se vio interrumpe varias veces por algunos manifestantes que se acercan a saludarla, ella les ofrece una sonrisa gigantesca a cambio.
Biasi es parte de la historia de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, donde lleva 29 años trabajando. Desde ese espacio, construyó su militancia sindical. Además, es una referente feminista agrupada principalmente en el Plenario de Trabajadoras, que tiene un rol central en el debate y la acción de las mujeres y disidencias. Es diputada por el sistema de bancas rotatorias que aplica el FIT. También fue legisladora y candidata a jefa de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en 2023. En esa elección, enfrentó en un debate al actual jefe de gobierno, Jorge Macri, al legislador Ramiro Marra y al actual candidato Leandro Santoro. Ahora integra el puesto número uno en la lista del frente de cara a las elecciones legislativas porteñas del 18 de mayo.
–Según una encuesta realizada por El Destape, la lista de Leandro Santoro tendría una intención de voto del 24%. En una entrevista con Alejandro Bercovich en Radio con Vos, contaste que Claudia Negri, segunda en esa lista, es la representante de un presunto negociado de la salud en la Ciudad. ¿Significa esto que, de ganar, Buenos Aires experimentará algún cambio significativo dentro de la política porteña?
-Definitivamente, estos sectores continuarán con la ciudad de la especulación inmobiliaria. Santoro es el candidato de Juan Manuel Olmos, el operador del peronismo en la Ciudad de Buenos Aires, y tiene dos de los cinco integrantes del Tribunal Superior de Justicia. Se han repartido el poder en la ciudad con el PRO, no hubo un choque de orientaciones. Me asombra que lleve como segunda candidata a Claudia Negri, una representante de la Asociación de Médicos Municipales de Carlos Rojas, el principal operador de la salud en CABA, que es el negociado más grande que tiene esta ciudad. Ahí te das cuenta de que Santoro quiere una ciudad bastante parecida a la de Rodríguez Larreta. Ahora se disfrazó de municipalista. Hacete cargo: sos Olmos, sos el PJ, sos Víctor Santa María, sos Mariano Recalde y el kirchnerismo. Quiere deshacerse de Cristina Kirchner para ver si se disfraza de otra cosa.

-Santoro llegó al ballotage en la última elección para Jefe de Gobierno, en 2023, pero se bajó un par de días después de conocerse el resultado. ¿Por qué creés que se bajó?
-Porque la unidad de aquellos que se presentan atomizados en esta elección es la que hace contrapeso para que no gane finalmente el peronismo en un ballotage. Así, la victoria del peronismo es un verso atómico. El 24% de los votos no puede considerarse un triunfo. Finalmente, el peronismo meterá más legisladores. ¿Va a terminar la ciudad de la especulación inmobiliaria? No. Ellos gobernaron con Inversiones y Representaciones Sociedad Anónima y fueron, en gran medida, los primeros en darle el poder a Eduardo Elsztain (presidente de IRSA). En 2023 me tocó debatir con ellos y era impresionante: cuando hablamos sobre los alquileres y la especulación inmobiliaria, Santoro le dijo a cada uno lo que quería escuchar. A Inquilinos Agrupados les dijo que iba a defender la Ley de Alquileres, pero dentro del Congreso de la Nación no hicieron nada para que derogar el Decreto 70/23, que terminó con la Ley de Alquileres. Y, finalmente, cuando fue a la Cámara Inmobiliaria, les dijo a los empresarios que la ley estaba mal.
–Horacio Rodríguez Larreta volvió con la promesa de recuperar el supuesto esplendor de la Ciudad cuando gobernaba. Para algunos votantes, en este contexto, el exjefe de Gobierno parece una opción sobria y seria que se contrapone a la gestión de Jorge Macri. ¿La gestión anterior fue mejor que esta?
-Larreta repartió cargos a lo pavote entre propios y opositores que buscaban seguir manteniendo sus puestos. Bajo el larretismo, por ejemplo, Yamil Santoro ocupaba un lugar en un organismo de esos que no le importan absolutamente a nadie más que a un par de empresarios. Así vas a encontrar de todo, porque en la Ciudad se rifan carguitos del observatorio de no sé qué, de la dirección de no sé cuánto, etcétera. Que no se vengan a hacer los opositores cuando se la pasaron teniendo una anuencia muy grande con la política que siguen todos: especulación inmobiliaria, privatización de la educación y de la salud. La ciudad de Larreta tenía especulación inmobiliaria, no tenía línea F ni más líneas de subte y estaba sucia. Yo discutí, por ejemplo, la concesión de la empresa contratada en la comuna, que es una de las más antiguas contratadas por la Ciudad. Se llenaron de guita con Macri, con Larreta y con el nuevo Macri, pero nunca limpiaron adecuadamente. Esa es la orientación de las políticas en la Ciudad de Buenos Aires. Y han sido tanto las de los que gobernaron como de la oposición, que siempre fue funcional. El peronismo siempre encontró al par que necesitaba para los votos que necesitaba el macrismo para concretar algún negociado.