Por Faustina Ganin

Paula Guardia Bourdin tiene 27 años, lo que revela que el mundo digital no es una tierra desconocida para ella. Por esto, y porque tiene más de 140 mil seguidores en su cuenta de Tik Tok @revistapola, puede resultar una sorpresa que considere a internet “un lugar espeluznante”. “Si no hiciera dinero de las cosas que publico en redes, estaría perdida en una isla”, admite la periodista de Infobae en entrevista con Diario Publicable. 

Aunque Bourdin tiene dos títulos en negocios, está en contra de que en los tiempos que corren todo se pueda medir, y no le interesa saber si las notas que escribe para medios como L’Officiel, Marie Claire o Maleva tienen mayor alcance que los videos sobre moda y cultura que publica en Instagram. Tampoco le importa planear una estrategia de contenido, el componente emocional es lo que le parece esencial.

Rústica, terrible y eterna escéptica, una auténtica liberal (pero intervencionista en cuestiones del poder), crítica de los mundos en los que habita, completamente pretenciosa y sobrepolitizada. Así se define Bourdin, que también ejerce la docencia y se encarga de la prensa y comunicación de la Fundación del Teatro Colón. “No he tenido la suerte de creer en nada más que en mí misma”, dice, para explicar su pesimismo frente a la presente realidad hiperdigitalizada. 

–Escribís para medios especializados pero también tenés una gran comunidad que te sigue en redes sociales. ¿Qué diferencias encontrás entre la manera en que se comunica en un formato y en el otro?
–Aunque los medios son más sanguinarios en muchos sentidos, hay una cuestión comunitaria y una búsqueda desde el plano de la no relativización de algunos aspectos que en redes no lo encuentro tanto. Mucha de la gente que comunica en redes arma un chorizo de información, lo empaqueta y lo tira al mercado, pero no hay ningún proceso de pensamiento en el medio ni ningún compromiso real con ese contenido. La gente se siente satisfecha, pero no aprendió a pensar, aprendió un dato, y para mí eso no es periodismo.

–Pero, ¿hay algo en redes que represente un avance con respecto a los medios tradicionales? ¿Democratizan la información?
–Las redes son herramientas del poder, no una cosa idílica en donde todos tenemos voz y voto. En los medios tenés que tener un poquitito de viveza y ya sabés quién está financiando qué cosa, pero en las redes no, parece orgánico, por eso es mucho más peligroso. Creo que tiene que haber una regulación que permita establecer puntos de responsabilidad para no comunicar determinados temas con ligereza o desde la ignorancia. El día que pase eso en redes, para mí van a ser la opción superadora sin lugar a  dudas.

–¿Hoy el periodista debe adaptarse a estas nuevas modalidades de la comunicación?
–¿Por qué le vas a pedir a una persona a la que le resulta el sueño de una vida hacer gráfica que se ponga a hacer un video de treinta segundos para las redes? Es un loco absoluto. Y te lo digo yo que puedo hacer ambas cosas. El formato de las redes nunca va a poder llenar lo que implica un texto con un uso correcto o interesante del idioma. La lectura genera otro intercambio y otros marcos para el pensamiento. La formalidad es lo único que tiene un gesto único, individual y personal, porque el contenido te lo hace ChatGPT. Creo que ahí, en la formalidad, puede haber algo, una búsqueda que demande otra temporalidad y otra inversión.

–¿Utilizás inteligencia artificial (IA) en tu día a día? ¿Es una herramienta útil o una amenaza al trabajo de los periodistas?
–Hago uso y abuso de la inteligencia artificial. Me parece una herramienta fantástica porque me ahorra tiempo. Considero que debería usarse la inteligencia artificial para bajar la información neta y que el periodista pueda dedicar su tiempo a escribir piezas de investigación, de desarrollo, a hacer entrevistas, porque ese contenido que tiene un agregado de valor mucho más grande no lo va a reemplazar nadie. Para un periodista usar la IA es un acto político. Si el mundo fuera un lugar feliz esto podría darnos la oportunidad de producir un material de mayor calidad y llenar los vacíos con inteligencia artificial, pero del dicho al hecho hay un largo trecho. 

–Hoy no existen esas regulaciones que planteás, tanto en redes como con respecto a la IA, así que, en el mientras tanto, ¿qué camino debe seguir el periodismo de cara al futuro? 
–Creo que el camino inevitable para el periodismo es ser ético pero no ser purista y empezar a amigarse con algunas cuestiones. No creo que el periodismo se dirija a, pero tiene que volverse cada vez más unificado en sus luchas para poder enfrentar el mundo que se viene, yendo al lado de lo corporativo y de usar a nuestro favor el mercado y sus herramientas para mejorar nuestro trabajo, nuestra calidad de vida. No creo que haya que bajar el nivel de la comunicación en absoluto. El problema principal y fundamental es la cuestión económica. No hay mejora ni libertad posible para un periodista si no se contempla que no tiene un ingreso digno que le permita comunicar con responsabilidad y valor por la información y por el bien público.