Por C. Salvadó y L. Trotta
El impacto social de Star Wars es innegable: desde convenciones multitudinarias hasta una generación entera de chicos y chicas nombrados Luke, Leia o Ben en honor a los protagonistas, la franquicia de películas ha calado en la población mundial mucho más allá de la pantalla grande.
Dos series animadas, 82 videojuegos patentados, 86 libros publicados y más de 150 cómics en su inventario, Star Wars es una de las marcas más grandes que haya nacido de la industria del cine. Frases como “Yo soy tu padre” o “Únete al lado oscuro” han sido referidas en infinidad de series y películas, se han parodiado sus personajes en más de 10 idiomas, se estampan remeras a diario con la cara de Darth Vader, entre otras tantos guiños escondidos en la vida cotidiana.
Después de que Disney comprara la compañía Lucas Films, dueña exclusiva de todos los derechos de Star Wars, la campaña publicitaria no hizo más que crecer: muñecos, camisetas, llaveros, incluso una espectacular puesta en escena en su parque temático en Orlando, todos testimonios de la vigencia de esta franquicia que comenzó hace 40 años. Desde 1977, cuando Star Wars apareció por primera vez en las carteleras de los cines internacionales, el merchandising creció y se adaptó a las épocas.
Previo al lanzamiento de la primera película, Star Wars revolucionó el mercado: cuando George Lucas y la 20th Century Fox se sentaron a negociar el marketing, consensuaron una estrategia según la cual inundarían el mercado con productos de todos los rubros: luncheras, sábanas, pósters y, por supuesto, juguetes, son productos codiciados por fanáticos de todas las edades fascinados por la idea de los viajes interestelares y la lucha del Bien contra el Mal.
Media década de vigencia en la cultura popular le permitió a Lucas superarse con la segunda entrega de la película: una trama atrapante, más acción y un conflicto que alcanza su auge fueron los ingredientes necesarios para hacer de “El imperio contraataca” un éxito de cartelera instantáneo. Este prestigio acompañó las ventas de nueva mercadería publicitaria y las licencias fueron más codiciadas que nunca. Para 1982, Star Wars era la saga cinematográfica más reconocida por el público, aunque la crítica aún se mantenía escéptica.
Sin embargo, tras las proyección de Episodio VI, no cupieron dudas: con una recaudación total de más de 570 millones de dólares y nominaciones a los premios Oscar, la saga se había ganado un lugar en el corazón de todos sus fanáticos. Casi 20 años más tarde, la compañía de Lucas volvió a las andadas con tres películas que precedían la original. Aunque las opiniones sobre esta trilogía están divididas, la omnipresencia de Star Wars en la cultura pop y la vida cotidiana se mantuvo tan firme como siempre. A comienzos del nuevo milenio, los videojuegos cumplieron un rol fundamental en la propagación de las historias de Luke, Leia, Han y Chewbacca, e incluso capitalizaron la popularidad de sus villanos como Darth Vader, el Emperador o Darth Maul para comenzar la publicación de cómics a cargo de la compañía Marvel.
En 2015, tres años después de que Lucas Films fuera absorbida por los estudios Disney, comenzó una nueva trilogía. La cantidad de eventos internacionales, los récords de ventas y las salas repletas de espectadores, nuevos y viejos, reconfirmaron las teorías acerca del fenómeno social más grande de la historia: toda persona que alguna vez haya visitado una ciudad, ha visto u oído al menos una referencia a La guerra de las galaxias.